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jueves, 19 de julio de 2007

Aún hay tiempo de rectificar errores

La revista Pukara, que obedece a la línea de Felipe Quispe, acaba de editorializar en su número 21:

Se debería dar calurosa bienvenida a la prolongación de sesiones de la Asamblea Constituyente
La Asamblea Constituyente será prolongada por varios meses más. Decisión inevitable, tomando en cuenta la pérdida de tiempo en discusiones bizantinas, los retrocesos y confusiones de la mayoría masista y la contundencia de las arremetidas de la oposición.
Esta decisión es, por supuesto, un golpe a la propaganda gubernamental que quiere difundir una imagen triunfadora y cumplidora de esta gestión. Sin embargo, se la debería dar calurosa bienvenida, pues significa un tiempo de respiro y nuevos plazos en los cuales la mayoría masista puede enmendar errores que, de otra manera, pueden conducir al conjunto de la sociedad boliviana al caos y la desintegración.
Las principales tesis del MAS en la Asamblea Constituyente adolecen, en nuestra opinión, de graves deficiencias y son portadoras de contenidos que en el futuro pueden contradecir los postulados del actual gobierno y conducir a las poblaciones que dice representar -las mayorías indígenas y las clases populares- a un callejón sin salido, sino a su más desastrosa derrota histórica.
La propuesta masista es un conglomerado de conceptos sin relación coherente y con desconocimiento del justo valor de éstos. Parece que se quiere juntar definiciones para contentar a todos. No es con la mezcolanza que se logra la unidad ni se consolidan proyectos nuevos. Así, definir a Bolivia como «un Estado Unitario, Plurinacional, Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, social», etc., etc., no pasa de ser una juntucha de palabras esperando que, por milagro, salga de ellas una nueva realidad.
Lo peligroso del enfoque masista es la manipulación del proyecto histórico indígena. El documento del «Pacto de Unidad» propone que la nueva Constitución reconozca a las naciones y pueblos indígenas garantizando su libre determinación «que se expresa en la voluntad de conformar y ser parte del Estado Unitario Plurinacional». Si se acepta la «libre determinación», que no es otra cosa que la «autodeterminación», ¿no es un abuso -o una ingenuidad- creer que ésta se va a definir aceptando ser parte de un Estado unitario que, a todas luces, será continuación del Estado colonial que oprime a estas naciones?
En el MAS parece dominar una visión indigenista. La solución no es desperdigar decenas de supuestas autonomías, sino de qué manera se logra la descolonización, que no es otra cosa que la liberación nacional. El autonomismo masista busca ahogar esa necesidad en el marco de supuestas autonomías: que los indios «controlen» microregiones, mientras el Estado sigue manejado por los mismos.
La prolongación de sesiones de la Constituyente da tiempo para enmendar esos errores. Se debería empezar despidiendo a los asesores españoles y contratar a luchadores y pensadores indígenas y de organizaciones populares para que orienten a los constituyentes de la mayoría masista.