Ese incidente con Paraguay no puede ser desconocido ahora que se encuentra en la cresta de la ola el caso de Mario Cossío, el gobernador de Tarija derrocado y perseguido por el Gobierno del MAS y que acaba de huir a Asunción, donde ya solicitó el asilo político, pedido que por cierto, ha gozado de amplia aceptación en el pleno de la institucionalidad democrática paraguaya y que anticipa una decisión afirmativa de la Comisión Nacional de Refugiados (Conare).
La reacción del Gobierno boliviano ha sido abusiva y prepotente, como ha ocurrido siempre en este tipo de casos. La guerra verbal desde La Paz ha sido dura, con posiciones radicales y fundamentalistas típicas de un régimen autocrático. “Quisiera que las instituciones de Paraguay no sean protectoras de la corrupción”, dijo el presidente Morales, provocación que el mandatario paraguayo, Fernando Lugo, supo responder con gran altura diplomática: “Paraguay tiene una larga tradición de solidaridad y protección a refugiados políticos”, lo que a entender de las autoridades nacionales fue una confirmación de la opción favorable a Mario Cossío.
Para reafirmar la conducta desmedida y arbitraria, el Gobierno boliviano ha enviado a Paraguay grupos de manifestantes para gritar y despotricar en contra de Mario Cossío frente al Congreso del país vecino y paralelo a ello, a una comisión del Poder Ejecutivo, a la cabeza de la ministra de Transparencia, Nardi Suxo, ha cumplido una gira vergonzante en Asunción, tratando de presionar a las autoridades democráticas de ese país para que le niegue el asilo al gobernador tarijeño, al que insisten en calificar como un delincuente. Numerosos senadores y diputados paraguayos han protestado por semejante acto de interferencia en asuntos internos y otros como la diputada Aida Robles y la senadora Zulma Gómez han revelado que la reunión con la dignataria boliviana fue “bastante incómoda” porque “la emisaria de Evo trató de increparlas, darles instrucciones de lo que debía hacer la Conare y acusó a la prensa paraguaya de estar comprada por el gobernador electo de Tarija”, según informa el diario ABC. Obviamente, ya todos en Paraguay tienen una idea cabal de lo que ocurre en Bolivia y de las razones que llevaron a Cossío a refugiarse.Para reafirmar la conducta desmedida y arbitraria, el Gobierno boliviano ha enviado a Paraguay grupos de manifestantes para gritar y despotricar en contra de Mario Cossío frente al Congreso del país vecino y paralelo a ello, a una comisión.