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viernes, 7 de enero de 2011

toma de tu propia medicina Evo. Antes hicieron huir de Bolivia a dos asesinos cuando Paraguay los reclamó, ahora es otro cantar!!! El Dia



Prepotencia masista en Paraguay

En el año 2004, Cecilia Cubas Gusinky, la hija del ex presidente paraguayo Raúl Cubas, fue secuestrada y asesinada por un comando ligado a las narcoguerrillas de las FARC. Dos de los responsables del crimen, Ángel Acosta Centurión y Blas Concepción Franco Aquino, militantes izquierdistas ligados al Foro de Sao Paulo, huyeron a Bolivia, donde fueron detenidos por la Interpol en mayo de 2006, atendiendo a un pedido de captura internacional. Durante meses, la madre de la malograda joven, que murió asfixiada durante su cautiverio, hizo todos los esfuerzos legales necesarios para conseguir la extradición de los culpables. El Gobierno del MAS, cuya interferencia en los asuntos judiciales empezó el día en que asumió Evo Morales, no sólo ordenó la liberación de los extremistas, sino que además, les otorgó el beneficio de refugiados políticos y más tarde, cuando había prosperado la orden de entrega a las autoridades paraguayas, los secuestradores desaparecieron como por arte de magia con la ayuda de un viceministro que tuvo que dejar el cargo, para evitar que se propague un escándalo de grandes magnitudes.

Ese incidente con Paraguay no puede ser desconocido ahora que se encuentra en la cresta de la ola el caso de Mario Cossío, el gobernador de Tarija derrocado y perseguido por el Gobierno del MAS y que acaba de huir a Asunción, donde ya solicitó el asilo político, pedido que por cierto, ha gozado de amplia aceptación en el pleno de la institucionalidad democrática paraguaya y que anticipa una decisión afirmativa de la Comisión Nacional de Refugiados (Conare).

La reacción del Gobierno boliviano ha sido abusiva y prepotente, como ha ocurrido siempre en este tipo de casos. La guerra verbal desde La Paz ha sido dura, con posiciones radicales y fundamentalistas típicas de un régimen autocrático. “Quisiera que las instituciones de Paraguay no sean protectoras de la corrupción”, dijo el presidente Morales, provocación que el mandatario paraguayo, Fernando Lugo, supo responder con gran altura diplomática: “Paraguay tiene una larga tradición de solidaridad y protección a refugiados políticos”, lo que a entender de las autoridades nacionales fue una confirmación de la opción favorable a Mario Cossío.

Para reafirmar la conducta desmedida y arbitraria, el Gobierno boliviano ha enviado a Paraguay grupos de manifestantes para gritar y despotricar en contra de Mario Cossío frente al Congreso del país vecino y paralelo a ello, a una comisión del Poder Ejecutivo, a la cabeza de la ministra de Transparencia, Nardi Suxo, ha cumplido una gira vergonzante en Asunción, tratando de presionar a las autoridades democráticas de ese país para que le niegue el asilo al gobernador tarijeño, al que insisten en calificar como un delincuente. Numerosos senadores y diputados paraguayos han protestado por semejante acto de interferencia en asuntos internos y otros como la diputada Aida Robles y la senadora Zulma Gómez han revelado que la reunión con la dignataria boliviana fue “bastante incómoda” porque “la emisaria de Evo trató de increparlas, darles instrucciones de lo que debía hacer la Conare y acusó a la prensa paraguaya de estar comprada por el gobernador electo de Tarija”, según informa el diario ABC. Obviamente, ya todos en Paraguay tienen una idea cabal de lo que ocurre en Bolivia y de las razones que llevaron a Cossío a refugiarse.Para reafirmar la conducta desmedida y arbitraria, el Gobierno boliviano ha enviado a Paraguay grupos de manifestantes para gritar y despotricar en contra de Mario Cossío frente al Congreso del país vecino y paralelo a ello, a una comisión.

miércoles, 5 de enero de 2011

Ministra Suxo comete garrafales errores ante legisladores de Asunción. quiere imponer rechazo a solicitud de asilo de Cossío en Paraguay


Mario Cossío, gobernador de Tarija destituido por el gobierno de Evo Morales, lamentó la soberbia y mala educación de la ministra Nardy Suxo.
“Siento vergüenza ajena porque una representante de Bolivia faltó al respeto al Paraguay”, expresó el político tarijeño. Agregó que Nardy Suxo llegó a Asunción en procura de torcer la voluntad soberana de la República del Paraguay de otorgar el refugio político. “El Congreso paraguayo tomó una decisión en torno a mi pedido de refugio y Suxo viene a pedir que cambie su postura. La ministra de Evo Morales olvida que no está en La Paz, sino en Asunción”, dijo Cossío. No olvidó comentar los cuestionamientos a la prensa paraguaya: “Llegó a Paraguay para insultar a los medios de comunicación. La prensa paraguaya merece el más absoluto respeto, pero aquí vino la ministra Suxo a ofender”. Cossío trajo a colación los constantes roces entre funcionarios del gobierno de Evo Morales y la prensa boliviana. “Ahora la opinión pública paraguaya puede conocer de primera mano el comportamiento del régimen de Evo Morales hacia la prensa. Tuvieron oportunidad de conocer las expresiones soberbias de una secretaria de Estado. Esta situación la vivimos todos los días en Bolivia”. Preguntas para la ministra Suxo En opinión de Mario Cossío, la presencia de los enviados de Evo Morales, la ministra de Transparencia Institucional de Bolivia, Nardy Suxo, y el director general de Recuperación de Bienes, Ricardo Céspedes, confirma que es un perseguido político. “El gobierno de Evo Morales viola tratados internacionales de derechos humanos y desconoce la voluntad soberana del Paraguay de otorgar refugio político”, expresó. Sostiene que “llegaron desde La Paz para interferir en el pedido de refugio que solicité al Paraguay; esta solicitud solo corresponde estudiar al Gobierno paraguayo”. Aseguró que para cumplir esta misión, la ministra Nardy Suxo debe responder primero a tres preguntas: “1) -¿Por qué derrocaron a Mario Cossío, utilizando el mandato de una ley que es contraria a la Constitución Política del Estado?” “2) -¿Si es verdad que la Constitución Política del Estado exige una sentencia firme y ejecutoriada para destituir a un gobernador, por qué bastó una imputación fiscal para derrocarme?” “3) -¿Por qué nombró Evo Morales por decreto a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, a los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo de la Magistratura, así como al fiscal general del Estado si deberían ser electos por voto popular, según la Constitución?” Persecución con saña Mario Cossío narró que en Bolivia se establecieron leyes que contradicen en forma expresa a la Constitución Política del Estado. “Se montó un marco jurídico con el fin de instalar un régimen totalitario. Bolivia se encuentra camino a una dictadura y la democracia está en grave riesgo”, aseguró. Lo peor, según dijo, es que la persecución no se limita a aspectos políticos. “Soy una persona honesta, la acusación es falsa. Lo grave es que no solo tratan de destruir mi imagen como político, sino también como ciudadano”. “Tomaron por asalto a Tarija, lo que no pudieron hacer con el voto democrático lo están haciendo con leyes perversas. El fin último es destruirme como político ante la posibilidad de que pueda aglutinar a la oposición para librar a Bolivia del gobierno de Evo Morales”, dijo finalmente.

lunes, 3 de enero de 2011

certera visión de Carlos Mesa de lo sucedido con el "gasolinazo" que con acierto atribuye "al precio de una alianza" entre sus votantes "sus hermanos"


El presidente Morales ha experimentado por primera vez en su Gobierno un momento de dramatismo tal que ha removido los cimientos de su principal alianza con sus votantes más fieles y, por supuesto, con la totalidad del país.

Sobre una premisa muy curiosa, considerando el periodo de mayor bonanza económica de nuestra historia, el ejecutivo rompió la esfera mágica con un decreto que alteraba el orden básico sobre el que se había fundado la “nueva alianza” entre Morales y sus bases. La naturaleza de esa alianza está apoyada en dos vértices. El primero –indisoluble por su naturaleza-- el carácter de “igual” entre un presidente indígena y la mitad indígena de Bolivia, lo que definió con una palabra el significado de esa ligazón: “hermano”. La idea implica una relación de sangre, la más profunda que puede darse en una comunidad. El segundo, el compromiso del Presidente con sus votantes de que les garantizaría de manera permanente la defensa de los intereses de los más pobres, de los marginados y de los excluidos. Hasta el 26 de diciembre ese compromiso, por lo menos en la –debatible-- lectura de los interesados, se había cumplido.

Pero hete aquí que el “país de las maravillas” no era tal. Alguien en el seno del Gobierno decidió que “más valía un trago colorado que cien amarillos” y creyó que el tamaño de las espaldas del poder vigente lo resistía todo. La racionalidad del mercado, calificada tantas y tantas veces como “neoliberalismo maldito”, exigía frenar el camino al despeñadero. Había que “sincerar” los precios de los hidrocarburos, es decir, modificar la naturaleza de todo el sistema de precios y en consecuencia el funcionamiento de la economía del país. Pero, no sólo eso, la modificación debía ser contundente. El Vicepresidente nos dijo que era imperativo subir en un 73 por ciento el precio de la gasolina y en un 83 por ciento el precio del diesel. Ni Paz Estenssoro con el 21060 se había atrevido a tanto (aumentó algo más del 50 por ciento el precio de los carburantes).

En un instante la alianza se rompía unilateralmente, Morales repudiaba la naturaleza del compromiso con quienes le habían hecho ganar varias elecciones, al aprobar el decreto más “neoliberal” de todos los decretos “neoliberales” de nuestra historia. La sorpresa y la incredulidad duraron muy poco. El Presidente creyó que con un par de “buenas noticias” podía paliar la dureza del golpe, primero el aumento del 20 por ciento (a los ciudadanos les quedó grabada la idea de que los privilegiados eran sólo para las FFAA y la Policía). Un día después, ya con señales de descontrol interno, aumentó el bono Juancito Pinto. Pero, es obvio, el incendio en la pradera no se podía detener con cataplasmas. El 30 de diciembre, el país volvió a dar la imagen de una nación convulsionada por los movimientos sociales desatados, con bloqueos, enfrentamientos violentos, llantas quemadas, edificios públicos apedreados, dirigentes sociales reputados de traidores por sus bases. Furia, furia sin límites…

El instinto político de sobrevivencia, el más importante activo de Morales, funcionó. No había opción a medias tintas. Por primera vez en su vida política uno de los dos gobernantes más testarudos de nuestra historia reciente, echó pie atrás, rectificó, se desdijo. Se dio cuenta de que la ruptura de la alianza era su comienzo del fin. No había opción, debía renovar esa alianza y lo hizo. Pero preguntémonos. ¿Por qué el gasolinazo? ¿Por qué en esa dimensión brutal? Nadie hace algo tan insólito por enajenación. La respuesta es la realidad, simplemente eso, la realidad. El Ministro de Economía no podía disfrazarla por más tiempo. El eje de nuestro aparato productor de divisas, el energético, hace aguas por todos lados. Cuatro años después de la falsa nacionalización queda en videncia que el decreto “nacionalizador” no cumplió lo prometido. Las transnacionales se quedaron en el país. Salvo unos pocos meses, nunca pagaron al Estado el 82 por ciento de impuestos que establecía el decreto (con suerte superan el 60 por ciento, muy poco más que lo que el pueblo boliviano ya había conquistado con el referendo de 2004). El proceso de industrialización fue un fracaso y la conversión de nuestra matriz energética avanza muy lentamente. La equivocada aprobación de una ley de hidrocarburos que –subrayo-- me negué a promulgar, incluía el 32 por ciento de IDH sobre la producción de líquidos, el más grave desincentivo a la exploración y explotación de crudo con su consiguiente declinación. La creciente demanda de gasolina y diesel, el contrabando descontrolado (rotundo fracaso de las autoridades), sumados al “descubrimiento” de que nuestra reservas están en entredicho, ha colocado las cosas en un punto muy crítico. En esta lógica, la ficción se terminará pronto.

El retroceso presidencial es por ello contradictorio. Por un lado garantiza --por ahora-- que no se afectará a los más pobres, por el otro cierra la posibilidad de la salida racional que el mercado demanda (uso las palabras del Gobierno). ¿Quién pagará la factura de tal despropósito? La política probablemente se salde en el seno del MAS y los funcionarios del Gobierno que llevaron al Presidente a las marchas y contramarchas más inesperadas de su vida política. La económica y social se posterga por un tiempo, pero la acabaremos pagando todos.