El año 2012 ha llegado a su fin. El balance muestra logros, contradicciones y problemas que el Gobierno del Estado Plurinacional ha tenido que encarar a lo largo de los últimos doce meses de gestión. Para el oficialismo los resultados positivos son más que los negativos, y ello le sirve para seguir con impulso. Para la oposición, ha sido otro año de enfrentamientos, decepciones, imposiciones gubernamentales y evidente desgaste oficialista a causa de hechos de corrupción, ineficiencia administrativa y falta de tino para gobernar. Finalmente, los logros macroeconómicos no se han hecho sentir en la microeconomía, terreno en que se desenvuelve de modo cotidiano el ciudadano común.
Conviene tener presente que el año que termina le ha dejado un sabor agridulce a la población en general. Si bien en cierta medida le ha generado esperanza para el futuro, también le ha despertado una justificada incertidumbre. El estoicismo de la gente frente a la paulatina y evidente pérdida del poder adquisitivo de los salarios ha sido admirable, aunque todo parece indicar que el descontento popular aflorará nuevamente a la hora de las reivindicaciones de comienzo de año, especialmente después que el alza de los precios de la canasta familiar se haya estancado en vez de bajar. Muy cierto aquel dicho de que los sueldos suben por las escaleras, mientras que los precios por el ascensor.
Los analistas afirman que el 2012 ha sido un año de transición para el proceso de cambio en que está empeñado el Gobierno. A pesar de las enormes dificultades que ha tenido que sortear, es posible que de aquí en adelante el Gobierno inicie la marcha acelerada hacia las elecciones presidenciales de diciembre de 2014. El propio Ejecutivo ha señalado que el bienio 2010-2011 ha sido de la consolidación. Por tanto no le falta razón al oficialismo si afirma que el camino está despejado. Sin embargo, todavía quedan muchos desafíos por resolver. La deuda pública es uno de ellos. Empleo con calidad es otro. También destaca como prioritario mejorar aún más la inversión pública.
En lo político hace falta flexibilidad para con la oposición. Aunque la probable victoria del oficialismo en el Beni con Jessica Jordan suponga la debacle definitiva de la Media Luna. Hará falta también, atender los temores de la clase media frente a la coyuntura de la transformación política, económica y social del país. Ello significa dar pasos adelante en la construcción de escenarios para su participación efectiva y consciente. Asimismo, será preciso restablecer y profundizar las bases sociales fundamentales que sustentan la fuerza del oficialismo, que han entrado en conflicto con la adopción de medidas para combatir el contrabando, corrupción y narcotráfico, sustratos de la realidad del país.
Sin duda, el año que termina representa un complejo mosaico de logros, retrocesos, frustraciones, esperanzas y perspectivas que el país enfrenta con incertidumbre. Al parecer solo al oficialismo se le pintan escenarios favorables, lo cual para la población en general no resultan tan auspiciosos, especialmente si aún existen muchos y grandes problemas por resolver. También a la oposición le vendría bien, por parte del Gobierno, un acercamiento fructífero que deje atrás odios y susceptibilidades para desarrollar auténticas relaciones de cooperación y entendimiento. El balance final indica que el 2012 ha sido un año de luces y sombras, más de éstas que de aquellas. Eso lo dice todo.
Conviene tener presente que el año que termina le ha dejado un sabor agridulce a la población en general. Si bien en cierta medida le ha generado esperanza para el futuro, también le ha despertado una justificada incertidumbre. El estoicismo de la gente frente a la paulatina y evidente pérdida del poder adquisitivo de los salarios ha sido admirable, aunque todo parece indicar que el descontento popular aflorará nuevamente a la hora de las reivindicaciones de comienzo de año, especialmente después que el alza de los precios de la canasta familiar se haya estancado en vez de bajar. Muy cierto aquel dicho de que los sueldos suben por las escaleras, mientras que los precios por el ascensor.
Los analistas afirman que el 2012 ha sido un año de transición para el proceso de cambio en que está empeñado el Gobierno. A pesar de las enormes dificultades que ha tenido que sortear, es posible que de aquí en adelante el Gobierno inicie la marcha acelerada hacia las elecciones presidenciales de diciembre de 2014. El propio Ejecutivo ha señalado que el bienio 2010-2011 ha sido de la consolidación. Por tanto no le falta razón al oficialismo si afirma que el camino está despejado. Sin embargo, todavía quedan muchos desafíos por resolver. La deuda pública es uno de ellos. Empleo con calidad es otro. También destaca como prioritario mejorar aún más la inversión pública.
En lo político hace falta flexibilidad para con la oposición. Aunque la probable victoria del oficialismo en el Beni con Jessica Jordan suponga la debacle definitiva de la Media Luna. Hará falta también, atender los temores de la clase media frente a la coyuntura de la transformación política, económica y social del país. Ello significa dar pasos adelante en la construcción de escenarios para su participación efectiva y consciente. Asimismo, será preciso restablecer y profundizar las bases sociales fundamentales que sustentan la fuerza del oficialismo, que han entrado en conflicto con la adopción de medidas para combatir el contrabando, corrupción y narcotráfico, sustratos de la realidad del país.
Sin duda, el año que termina representa un complejo mosaico de logros, retrocesos, frustraciones, esperanzas y perspectivas que el país enfrenta con incertidumbre. Al parecer solo al oficialismo se le pintan escenarios favorables, lo cual para la población en general no resultan tan auspiciosos, especialmente si aún existen muchos y grandes problemas por resolver. También a la oposición le vendría bien, por parte del Gobierno, un acercamiento fructífero que deje atrás odios y susceptibilidades para desarrollar auténticas relaciones de cooperación y entendimiento. El balance final indica que el 2012 ha sido un año de luces y sombras, más de éstas que de aquellas. Eso lo dice todo.
El balance final indica que el 2012 ha sido un año de luces y sombras, más de éstas que de aquellas. Eso lo dice todo.