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martes, 7 de febrero de 2012

tanto conflicto podría culminar en un adelanto de elecciones como en 1985, sostiene El Dia mientras que Rafael Puente con tono de profeta fallido asegura que "el cambio ews evidente"

El 2011 fue el año más conflictivo de los últimos 42 años (y seguramente de la historia del país), según un detallado registro del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), entidad que ha estado observando un  pronunciado crecimiento de los conflictos en los últimos años y que acaba de llegar a una nueva cifra récord, que supera precisamente a la gestión anterior: 884 eventos registrados por la prensa, lo que abre la posibilidad de que puedan haber sido muchos más.

En el análisis de los datos que hace la Fundación Milenio, observa que los grandes picos conflictivos de la historia contemporánea corresponden con  gobiernos de corte popular y nacionalista, como los de Ovando Candia, Juan José Torres y Siles Zuazo, quienes inflaron las expectativas de la población con promesas distributivas.

A diferencia de los periodos citados, el actual proceso coincide con la etapa de mayor bonanza económica nunca antes registrada en la historia nacional. Este factor, sumado al enorme apoyo popular acumulado por el Gobierno de Evo Morales, también histórico, no ha actuado como atenuantes para frenar los conflictos, sino todo lo contrario y de la misma manera que ocurrió en el pasado, la gestión del MAS tiene que enfrentar hoy problemas de gobernabilidad y, por supuesto, arrastrar el tremendo lastre económico que ocasionan los conflictos. De acuerdo a un estudio de la Fundación Milenio, los bloqueos, las huelgas, los paros y otras formas de expresión del malestar social, se llevan cada año un punto del crecimiento del Producto Bruto Interno, equivalente a la incidencia negativa que causa para Bolivia el enclaustramiento marítimo.

Otro fenómeno nuevo que aparece en el actual proceso es el florecimiento de conflictos territoriales entre regiones, como ocurre con Chuquisaca y Tarija o Potosí y Oruro y también los que enfrentan a sectores sociales entre sí, como cocaleros contra indígenas; mineros contra campesinos y peleas entre los miembros de las mismas etnias. El Estado, en lugar de actuar como un árbitro equilibrado, se ha convertido en parte del problema y a veces, como ocurre con el Tipnis, el conflicto es el resultado de decisiones gubernamentales equivocadas. Esta situación ha llegado a extremos muy peligrosos y podrían derivar en enfrentamientos nunca antes producidos en Bolivia. Precisamente la ONU acaba de lanzar una advertencia en este sentido y exige que se busquen acuerdos que conduzcan a la pacificación.

Resulta obvio concluir que al ritmo que marchan los conflictos, el proceso político en marcha podría correr la misma suerte que tuvieron muchos otros gobiernos y que tuvo la propia democracia boliviana que colapsó en el 2005, porque la gente se había desilusionado de tantas promesas incumplidas. No cabe duda que la clase política, la de antes y la de hoy, tiene que mejorar, conducir al país hacia la producción, el crecimiento y la superación de viejos problemas como la corrupción y la ineficiencia. Pero fundamentalmente tiene que apuntar al cambio de la mentalidad ciudadana, que vive convencida en que un caudillo, un mesías, un iluminado, llegará un día para solucionar todos los problemas existentes y que nos guiará a todos al “Gran Dorado”. Es hora de educar a la gente. En lugar de endulzarle los oídos para mantenerla adormecida, mientras hacen de las suyas con el poder, los líderes tienen que comenzar a hablar claro y comprometer a todos en la misma tarea de trabajar juntos, en lugar de exigir una parte de la cosecha que nadie ha cultivado.
Resulta obvio concluir que al ritmo que marchan los conflictos, el proceso político en marcha podría correr la misma suerte que tuvieron muchos otros gobiernos y que tuvo la propia democracia boliviana que colapsó en el 2005.

lunes, 6 de febrero de 2012

nueva inquietud. inseguridad. pesadumbre al ser aplicada una reforma en la educación que llama a dudas y confusiones. bajo el penoco

Alrededor de 3,5 millones de estudiantes en Bolivia, inician hoy un nuevo año escolar en medio de la incertidumbre. Como siempre, los maestros han anunciado que iniciarán sus actividades, pero que no aseguran la continuidad de la gestión. Esta vez el problema se origina en el cambio de los contenidos que deberán enseñar. El Gobierno ha decidido “descolonizar” los programas de estudio y en lugar de las clásicas materias, los profesores deberán incluir los conocimientos de los pueblos originarios, que de científicos tienen muy poco y mucho de religiosidad animista. No deja de ser polémico que los chicos tengan que aprender de humaredas, ritos y creencias cuando tanto se ha machacado sobre la educación laica. Pero lo más controversial aún es que los educadores comenzarán a interiorizarse a partir de hoy de los nuevos contenidos. Nadie se los ha mostrado y tampoco están preparados para impartirlos, así que todo se regirá mediante el tradicional método boliviano: la improvisación. Es lamentable que siempre haya una excusa para la educación de nuestros jóvenes, quienes no conocen la palabra “normalidad” y menos “regularidad” en su formación. Por desgracia, los estamos acostumbrando a que en el futuro ellos también tengan sus propias excusas.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Demetrio Reynolds sugiere tenerle miedo al nuevo gabinete armado para "la reelección del Inca Rey", hace notar el "retorno de los brujos" al Palacio de Gobierno


¡Fue toda una sorpresa! Por su puesto desagradable para muchos. ¿Qué le habría inducido a tomar esa decisión? El Presidente es cada vez más imprevisible. Para la apariencia como Gobierno indígena, aún quedan unos cuantos “floreros”. También el enroque ministerial estuvo a la orden. Por su estampa externa y el signo del juramento, la mayoría es de clase media que no cree en Dios, como aquellos ateos de los Andes en la novela de Costa Du Rels. Ya se verá, es el nuevo gabinete.  
El retorno de Quintana les cayó a algunos opositores como “patada de suegra en el ombligo de la nuera”, ¡contundente! Ahora están tratando de descifrar la actitud enigmática y desconcertante de Morales. Se cree que la famosa “estrategia envolvente” (eufemismo de trampa) empieza a tomar camino hacia una segunda reelección del jefazo en 2014. Para manejar los oscuros recovecos de la politiquería nacional, no hay otro diestro como don Juan Ramón; él es el que se las sabe todas. 
Un rasgo de su temperamento está reflejado en la condena al ex Prefecto de Pando, encarcelado hace más de tres años sin forma ni figura de juicio, manu militare: “lo llevaremos al último lugar de la tierra; lo enterraremos; QEPD; que viva con los gusanos”. Su antecedente castrense (exmilitar) y su paso por la famosa Escuela de las Américas, igual que Banzer y otros dictadores,  resaltan sus condiciones de estratega para los tiempos duros como los que parecen venir para el “hermano Evo”, quien –como es sabido y notorio– no quiere ni pensar en desocupar el Palacio Quemado. “Hemos venido para quedarnos”.
A veces la memoria es una facultad cruel. Hay cosas de las que uno no quisiera acordarse ni que otros se acordaran. El nombre de Quintana fue rememorado en estos días junto a los 33 camiones de contrabando que misteriosamente se esfumaron en Pando; también lo que varios sujetos, entrando a Palacio como Pedro por su casa, se entrevistaron con la autoridad sin que nadie los interrogue siquiera; menos se sospeche de que podían ser, sino dueños de los camiones, a lo mejor cómplices del hecho. 
Aún estamos a tres años de las elecciones, pero la presencia del aludido en Palacio ha generado una sensación de proximidad. 
Se buscaría remontar el efecto de los errores. Por eso el nuevo equipo ministerial es de batalla. No está orientado hacia la eficiencia técnica, como convendría al país en estos momentos. La ratificación de un economista en la cartera de educación y la designación de un ingeniero civil en minería y metalurgia, son señales que apoyan la presunción. “Con que sea un luchador, lo demás no importa”.
No es malo pensar en cómo derrotar al adversario… en las urnas. ¿Pero cuándo se conformará un gabinete pensando en Bolivia?
Los enemigos no son las pobres junt’huchas de la oposición; los verdaderos son aquellos que rondan cerca. Un gabinete en función de las prioridades y problemas del país tendría que recoger el sabio consejo de “zapatero a tus zapatos”, para no seguir codeándose con la mediocridad. A fin de cuentas, no importa el apellido, el indumento ni de dónde procedan los ministros. En época de crisis, lo importante es que “el gato sepa cazar ratones”, como dijera cierta vez un personaje de los negocios.
De cualquier forma, los tiempos potencialmente peligrosos para los políticos y no políticos parecen estar ya a la vista.  “Si no estás conmigo, estás contra mí”. ¡Terrible admonición! Por si acaso, para no irse al otro lado dejando cosas pendientes, no estaría demás caminar por lo menos con el miedo bajo el brazo, ya que precisamente “testamento”, como ha entendido un diputado opositor, no siempre es posible tenerlo, ni razones para hacerlo. En todo caso, “el gabinete del terror” sugiere no ignorarlo, eso sí. Tenerle miedo sería lo más inteligente.