Violencia
contra las mujeres
Mauricio
Aira
Tocado de
cerca por la brutal agresión que sufrió uno de mis seres queridos, al ser
atacada en la semipenunbra de un parqueo cuando se disponía a retornar al hogar
desde su oficina, advirtió que el agresor corría hacia ella que no alcanzó
ingresar a su coche. El feroz agresor la golpeó con los restos de una botella
primero a la cabeza y cuando viró para mirarle a la cara, recibió otros golpes,
cerca del ojo izquierdo y en ambas mejillas. Desvanecida y a punto de ahogarse
en su propia sangre, resultó salvada por una dama que paseaba a su perrito, la
incorporó de la loza y pidió auxilio al hospital más cercano y a la policía.
Existen serios indicios de ser el agresor alguien muy próximo a la familia.
Relato el
doloroso detalle para explicar que la violencia contra la mujer no es un hecho
reservado a Bolivia. Existe en todo el globo y está motivado muchas veces en la
falsa pretensión de “propiedad sobre la persona” que anida en la mente perversa
de los agresores. Muchos de ellos son psicópatas de conducta engañosa, nadie
duda de ellos hasta que no cometen el crimen y que éste acusa pruebas. Porque
las pruebas siempre existen sólo que la policía, los investigadores, la familia
tienen que encontrarlas tarde o temprano
para que la Justicia cumpla con lo suyo.
Desde luego
que las muchas mujeres víctimas de la violencia solo en 40 días resulta una
cifra abultadísima, intolerable y que mueve a serias reflexiones. Si bien las
circunstancias de los crímenes son diversas bien se pueden atribuir al alcohol,
a los celos, a la intolerancia y desavenencia entre las parejas y al
ingrediente “del amor trocado en odio”, que existe en este drama humano. Los
sociólogos, los sacerdotes tienen la palabra y recomiendan ambos, asumir los
valores morales y éticos de la convivencia, cuyo aprendizaje arranca en los
hogares y la escuela.
Llama la
atención que los crímenes en contra de la mujer superan el medio habitual, o
sea no suceden tan sólo en las clases bajas, sin educación, sin formación, se
dan en la clase media y en la clase alta. No extrañe por tanto, la fortaleza de
la Ley que extrema el castigo para los violentos y los recursos para prevenir
esta violencia. Si bien no estamos personalmente de acuerdo, cuando una mujer
acude al Juez en Suecia y pide el
divorcio, no necesita explicar el porqué de su decisión, el Juez ordena de inmediato
un período de 6 meses para reflexionar sobre la decisión de la pareja, que al
término del período disuelve la unión matrimonial. En sus aspectos prácticos,
el procedimiento judicial evita no cabe duda, otros maltratos y mayor
violencia.
Al mismo tiempo,
la policía maneja con sumo cuidado, las circunstancias en torno de la violencia
contra la mujer, al levantar las diligencias, en el trato con los testigos y en
el análisis pormenorizado del caso. Demás está decir que en Bolivia tenemos
falencias, con diligencias incompletas, testigos falsos, y si bien la
aprehensión de los sospechosos es rápida, si comparamos con las legislaciones
por ej., de los 27 de la UE, pone énfasis en el tema “tenencia legal de los hijos”.
Es curioso la Ley otorga la tenencia a uno de los cónyuges necesariamente, con
todos sus efectos prácticos en la responsabilidad moral y económica de la vida
de un hogar, sin embargo, los hijos tienen que permanecer cierto número de días
cada mes, también con el otro cónyuge en este caso el padre o la madre, aún
cuando uno de ellos resulte ser, el autor de la violencia.
Deviene de
lo explicado, la necesidad de actualizar las Leyes e incorporar en el Estatuto
Policial las nuevas concepciones que van surgiendo en tema tan complejo
cuidando primero el valor de la vida humana, poniendo énfasis en la mujer como
esposa, como madre, como hija y al mismo tiempo en la fragilidad de los hogares
que merecen todo el apoyo de la Ley, de la Policía, de la sociedad y de los
medios de ahí la recomendación del trato respetuoso a la familia en la noticia
diaria. Si queremos bajar los índices en contra de la mujer, tengamos la
capacidad de denuncia, de prevención y de trato delicado a la noticia que
emerge del ámbito de la violencia de género.