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jueves, 6 de noviembre de 2014

ha quedado definida fecha electoral. será el 29, último domingo de marzo, para elegir gobernadores, alcaldes y consejales en todo el país. TSE


La Sala Plena del Tribunal Supremo Electoral (TSE) decidió que laselecciones subnacionales en Bolivia se realicen el próximo 29 de marzo, según determinaron los vocales desde Cochabamba, donde sostienen reuniones de evaluación.

Según se conoce, las autoridades barajaban la posibilidad de realizar el proceso el 22 de marzo, pero una decisión de último momento hizo que se asumiera la fecha propuesta por la mayoría, para que el último domingo de marzo la población acuda a las urnas.  

El vocal Ramiro Paredes informó que el Ministerio de Economía determinó autorizar el presupuesto de 140 millones de bolivianospara los comicios regionales, de los cuales 24 millones se erogarán este 2014 para que se realice el empadronamiento de votantes. 

Una vez anunciada la concocatoria, el TSE tendrá un plazo de 10 días para establecer un calendario electoral. Se conoce que el proceso de registro biométrico iniciará a mediados de noviembre para nuevos votantes y para quienes cambiaron de domicilio. 

En caso sea necesaria, la segunda vuelta tendrá lugar el domingo tres de mayo.

El TSE comunicó además que en el proceso se elegirá: gobernadores, asambleístas departamentales, alcaldes, concejales, subgobernadoresy corregidores en el caso de Beni, ejecutivos seccionales para el desarrollo para Tarija y asambleístas regionales, en la región del Chaco de Tarija.

Ley Electoral
La pasada semana, el Órgano Ejecutivo promulgó la Ley Transitoria para las Elecciones Subnacionales, que garantiza la realización de los procesos de sufragio en municipios y departamentos con los mismos criterios de 2010. Sólo Pando cuenta con un estatuto autonómico vigente.

Según la norma, si una candidatura obtiene más del 51 por ciento de los votos, logrará ser electa. En caso de que no alcance el porcentaje, se evaluará si existe una distancia mayor a diez puntos porcentuales entre candidatos y, de no ser así, se va a segunda vuelta en un plazo de 40 días.

Distribución en las asambleas departamentales

Para la presente elección se estableció mantener el número derepresentantes en las asambleas departamentales, al no existir estatutos autonómicos vigentes en ocho de nueve departamentos.

martes, 4 de noviembre de 2014

con valentía El Deber, acomete bajo la rúbrica de "La Justicia Sometida" la noble tarea de puntualizar ante el Jefe de Estado, la real situación de nuestra Justicia. Carece de independencia. está bajo la tutela del Gobierno. magistrados serán procesados y 300 fiscales con cargos de corrupción echados a la calle. buscar la Independencia es el camino..

El deterioro de la justicia en Bolivia no es un asunto menor y a medida que transcurren los años, desde el 2006, sobrecoge apreciar diariamente que el país entero está preocupado –cuando no atemorizado– por la manera en que el Gobierno ha sometido a la justicia en un flagrante acto de desconocimiento de la independencia de los poderes del Estado.

Lo primero que extraña es que en una sociedad donde se repite hasta el cansancio que lo más importante en la actualidad es la defensa de los derechos humanos –presunto mérito de la presente administración– no exista un poder judicial independiente. No se puede concebir que en una nación se respeten los derechos de los individuos si no se respetan las leyes o si quienes están llamados a aplicarlas no están a la altura de su cometido.

Por más argumentos que se aleguen, es innegable que el Órgano Judicial está bajo la tutela del Gobierno. Si es cierto que antes los altos magistrados se elegían en el Congreso obedeciendo intereses que acordaban los partidos mayoritarios, no es menos cierto que hoy, con la introducción de elecciones populares en la justicia, todos los magistrados tienen que pasar por la aprobación del partido oficial. Es decir, que tienen que ser designados en la Asamblea por la mayoría oficialista para que luego el pueblo refrende esa designación eligiendo con su voto lo que ya está dispuesto de antemano.

Ha sido tan desdichada la idea de las elecciones judiciales populares, ha dejado tan mala experiencia, que el propio Gobierno –gestor de esta iniciativa– se ha dado cuenta de su error y hoy no sabe cómo enmendarlo. Porque la manera de arreglar el entuerto no es destituyendo a quienes el propio oficialismo ha impuesto en contra de la voluntad del voto. Desmantelar el Tribunal Constitucional desde la Cámara de Diputados o anunciar que 300 fiscales acusados de corrupción tendrán que demostrar su inocencia para no ser suspendidos, no solucionará el grave problema de la justicia.
Lo único posible para tener una justicia sana y confiable es la independencia de los poderes. Eso es algo esencial y universalmente aceptado. La justicia no puede depender de mandatos palaciegos. Es más, a la justicia no se la puede utilizar como instrumento de coacción contra los adversarios políticos. Esto es algo que merece un tratamiento inmediato y una profunda reflexión, como aconseja, una vez más, la Iglesia católica, siempre partidaria de respetar la institucionalidada resumido con un punto de vista periodístico.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Juan Carlos Zuleta Calderón nos ofrece su muy actualizado análisis de la economía del gas y las consecuencias que se vienen por la carencia boliviana de otras fuentes, lo que lleva a debilitar mucho la negociación con Brasil y Argentina. podría sobrevenir "la canibalización" de nuestro producto

Mientras un senador electo del partido de gobierno acaba de manifestar su deseo de negociar el próximo contrato de venta de gas natural al Brasil, en los más altos círculos de poder parece haber empezado a cundir el pánico. Esto explica (aunque no justifica), entre otras cosas, la instrucción de la primera autoridad del país a YPFB de invertir en exploración aun a costa de obviar el cumplimiento de la normativa legal en vigencia.

interior del lujoso Falcon comprado por Evo en 40 millones de dólares gracias al gas


Es que a diferencia del flamante legislador, el Presidente del Estado sí parece saber de la gravedad del asunto.

Es más, todo indica que está convencido de que si Bolivia no logra certificar suficientes reservas en los siguientes dos o tres años - algo muy difícil de lograr, por cierto - sencillamente no habrá negociación con Brasil, lo que muy bien pudiera no sólo dejar con los crespos hechos al entusiasta senador sino también derivar en una profunda crisis económica y social en nuestra Patria.
Es evidente, sin embargo, que esta realidad cruda y simple no debiera conducir al gobierno hacia una falta de observación de las leyes, sino más bien a una profunda reflexión sobre el futuro del país.

Lo anterior trae a mi memoria la conversación que tuve meses atrás con un experto en energía de una potencia extranjera quien me anticipó que Bolivia ya había desaprovechado la oportunidad de explorar cuando debía y que ahora sólo quedaba esperar milagros. En lo que sigue trataré de mostrar por qué de haberse actuado con previsión, hubiéramos tenido al frente una inmejorable oportunidad de negociar un buen nuevo contrato de venta de gas con Brasil y ampliar en términos favorables el que suscribimos con Argentina.
 
Pero, antes de eso, cabe articular algunas ideas sobre el manejo de nuestra economía. Lo que pasa es que hasta el presente al gobierno actual le fue bien sólo en la gestión contable de la economía. En efecto, al influjo de los extraordinarios precios internacionales de nuestras materias primas, aspecto en el que el gobierno nada tuvo que ver, el ministro de Economía y Finanzas Públicas junto con cada uno de los diferentes presidentes del Banco Central de Bolivia a lo largo de los últimos nueve años, se dedicaron a registrar y publicitar los exuberantes ingresos provenientes de exportaciones de gas natural primero sólo al Brasil y luego al Brasil y a la Argentina.

No obstante, no les fue tan bien en la gestión económica como tal, lo que explica la falta de avance del país en los temas sustantivos, tales como desarrollo, industrialización e incluso seguridad energética, y el total desapego de los más elementales principios de frugalidad y análisis costo-beneficio con que actuaron en los llamados proyectos estrella (satélite, teleférico, G-77 + China, etc.) que si bien facilitaron la reelección, signaron al mismo tiempo un marcado despilfarro del erario nacional. En los siguientes años, nos tocará ver si dichas autoridades son capaces de manejar la economía en medio de una crisis que apenas comienza.

Ahora bien, hay más con relación a Brasil y Argentina. Empecemos con el primero. Así como van las cosas, resulta claro que el Brasil entrará muy pronto (si no lo ha hecho ya) en una situación energética deficitaria a raíz del crecimiento de su economía y población, la insuficiencia de los yacimientos pre-sal encontrados en el Atlántico que, dicho sea de paso, se harán cada vez más inviables ante una caída del precio del petróleo y la preocupante sequía derivada del cambio climático que no sólo amenaza la provisión de agua para la ciudad más poblada de Brasil (Sao Paulo), sino también la generación hidráulica de cerca del 71% de energía eléctrica del país.

En este contexto, de contar con reservas certificadas, el gobierno no necesitaría de nada, ni siquiera de un ex embajador de Bolivia en Brasil, para lograr magníficos términos en un nuevo contrato. La pregunta es: ¿Podrá hacerlo sin disponer de tal cosa? Y mi respuesta a esta pregunta es que en realidad para el nuevo contrato de gas podría no haber negociación sino más bien imposición de parte de Brasil porque lo más probable es que nuestro vecino tenga una mayor musculatura que Bolivia  para definir esta situación a su favor, y que nuestro país, en el peor de los escenarios posibles, dado el rentismo y la necesidad artificial de liquidez que se ha creado en años recientes, sucumba a la tentación de comprometer la venta de hasta la última molécula de gas de que disponga al Brasil aun a costa de comprometer el futuro de nuestras próximas generaciones.

Por tanto, sí podría haber contrato con Brasil aunque por un volumen de gas mucho más reducido y, por los motivos expuestos más arriba, a precios más bajos, probablemente ya no vinculados a la cotización WTI del petróleo.
Lamentablemente, todo esto significaría no sólo una reducción significativa de nuestros ingresos provenientes de exportaciones sino también la renuncia a usar nuestro gas en otros proyectos clave (Mutún, litio, etc.) para el desarrollo nacional.

En cuanto a Argentina, la caída del precio internacional del petróleo y el gas pone en riesgo el desarrollo y eventual explotación de sus yacimientos de esquisto en Vaca Muerta, razón por la cual es igualmente previsible el mantenimiento del interés del vecino país en nuestro gas. Es más, sus requerimientos de gas natural proveniente de nuestro país podrían aumentar en forma substancial debido a la puesta en marcha de dos proyectos de aprovechamiento de litio y otros recursos evaporíticos localizados en la Puna argentina, muy cerca de la frontera con nuestro país y muy próximos también a los ramales de entrada del gasoducto de Bolivia.

Conviene tener en cuenta que se trata de los dos nuevos proyectos de esta naturaleza más avanzados en América del Sur y en el mundo, los cuales cuentan con el respaldo financiero y técnico de nada menos que Toyota del Japón, el fabricante de automóviles más grande del planeta y Posco de Corea del Sur, uno de los productores de acero más importantes del mundo.

Si bien en primera instancia las autoridades bolivianas pensarán dos veces antes de embarcarse en un contrato de venta de gas a Argentina que implique un aumento demasiado grande de los volúmenes a ser enviados debido a la posibilidad de que, por el agravamiento de su situación económica, incumpla eventualmente en el pago por las exportaciones de nuestro gas, esto podría cambiar con un viraje político fundamental en las próximas elecciones nacionales.  Como para cuando se vuelva a hablar del tema con Argentina, el nuevo acuerdo con Brasil podría ya estar firmado, es muy probable que tengamos que aceptar similares términos y condiciones.  

En estas circunstancias, el gas natural boliviano podría ser virtualmente “canibalizado” por Brasil y Argentina al influjo del paulatino deterioro de las condiciones económicas en nuestro país y la inagotable demanda de rentas y bonos, motivo por el cual es imperativo que reflexionemos a la brevedad posible sobre la necesidad de garantizar el uso óptimo de nuestros recursos de gas remanentes priorizando el consumo interno y la generación de valor, mientras buscamos fuentes alternativas de ingresos para mantener las actuales tasas de crecimiento de la economía.

* Analista de la economía energética