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domingo, 26 de abril de 2015

reclama El Deber que las denuncias de un coronel del Ejército sean tomadas en cuenta e investigadas en lugar de descalificarlo y no hacer nada.

No sorprende que personeros del Gobierno, de las Fuerzas Armadas y del Ministerio Público hayan coincidido en descalificar al coronel Germán Cardona y sus denuncias sobre el ‘caso terrorismo’ y sobre otros hechos nunca esclarecidos, porque, desde hace tiempo ya, diversos operadores políticos vienen pergeñando todo tipo de maniobras para excluir al Gobierno de procesos en los que está claramente implicado. 

Por el solo hecho de haber tenido alguna responsabilidad en el manejo de armamento custodiado por la institución castrense, el coronel Cardona debería ser considerado un testigo clave en un juicio cuyo conjunto de pruebas incluya armamento de similares características, como el encontrado en el estand de Cotas. Si Cardona testificara que estas armas fueron retiradas de la Octava División por funcionarios del Gobierno y luego ‘sembradas’ como prueba contra los imputados, y si también se incluyeran otros testimonios –como el del exfiscal Marcelo Soza– que sustentan la misma hipótesis, el juicio por terrorismo terminaría de derrumbarse.

Lejos de querer considerar tan importantes elementos, la justicia boliviana se empeña en llevar adelante un proceso judicial plagado de irregularidades, donde se da cabida a testigos –como ‘El Viejo’– que han cambiado su versión de un momento a otro, donde hasta se inculpa a ciudadanos por haber vendido armas en desuso a los supuestos terroristas. Pero no nos engañemos: Cardona jamás será convocado a declarar, porque la justicia ya desestimó hace tiempo el posible montaje gubernamental del caso, ignorando abundante evidencia de ello. 

Todo parece indicar que el juicio de marras seguirá su curso inalterable hasta declarar culpables a los acusados, sin importar que se han pisoteado principios fundamentales del derecho penal. A los operadores de justicia les resulta conveniente, entonces, desacreditar a Cardona, tildándolo de loco o argumentando que sus denuncias son extemporáneas. Sin embargo, la versión de Cardona ya ha tenido repercusiones dentro y fuera de nuestras fronteras, porque un mínimo de sensatez indica que lo que él denuncia ameritaría, cuando menos, una exhaustiva investigación. Los operadores políticos del régimen gobernante deberían haber aprendido que el electorado, más temprano que tarde, castiga en las urnas la falta de transparencia, por lo que convendría no tomar tan a la ligera cualquier denuncia que surja desde el interior de sus propias estructuras

sábado, 18 de abril de 2015

documento medular producido por Emilio Martínez, periodista y escritor de cotidiana presencia en los medios. en realidad una tesis presentada en un Foro Profesional que explica el fenómeno del S.S.21 y su periplo en nuestro continente hasta mostrar el más rotundo fracaso por donde se mire. Felicitar a Emilio porque en su ponencia no deja ningún frente al descubierto, sino que profundiza y hace trizas "las verdades masistas" que se están desmoronando a paso acelerado una a una.

El socialismo del siglo XXI acaba exactamente igual que el del siglo XX: en la escasez más atroz generada por un modelo que penaliza el emprendimiento y la libre iniciativa de los ciudadanos.
El buque insignia del neo-socialismo latinoamericano, la Venezuela chavista, se hunde como el Titanic mientras la orquesta del salón sigue repitiendo falacias sobre “la muerte del capitalismo”.
Entretanto, los súbditos del Mega-Estado Chavista no tienen medicamentos, alimentos ni papel higiénico.
El agotamiento de la petro-chequera venezolana ha llevado a la “madre patria” del socialismo continental, la dictadura cubana, a enfocar sus alternativas de sobrevivencia económica en la normalización de relaciones ofrecida por Estados Unidos.
De ahí que, sin olvidar la estrecha coordinación que existe entre los regímenes autoritarios de Cuba y Venezuela, la realpolitik colocó a Raúl Castro ante prioridades muy diferentes a las de Nicolás Maduro en la reciente Cumbre de las Américas.
Si el objetivo central del heredero de Hugo Chávez era presionar a Barack Obama para eliminar o contener las sanciones norteamericanas contra los funcionarios corruptos del gobierno de Caracas, el del dictador cubano era consolidar el deshielo con el “imperio”.
Teniendo en cuenta la preeminencia de Cuba sobre Venezuela en el bloque socialista latinoamericano, la prioridad castrista se impuso sobre la chavista, de manera que los reclamos contra las sanciones quedaron en un segundo plano frente al acercamiento Obama-Castro, que se robó el show mediático de la Cumbre.
Esto consolida la hipótesis de que en la distensión Cuba-EEUU el perdedor terminará siendo el régimen del PSUV, que podría acabar sacrificado por La Habana ahora que no le reporta utilidad alguna.
Pero, ¿cómo se ha llegado al agotamiento económico del proyecto petro-populista?
Revolución tecnológica y crisis del petro-populismo
La historia vuelve a repetirse: a mediados de los años 80, la apuesta reaganiana por el salto tecnológico que representaba la Iniciativa de Defensa Estratégica desnudó la obsolescencia del modelo soviético y fue un factor significativo para su derrumbe.
Ahora, otro salto tecnológico (la revolución del shale gas) parece a punto de barrer una serie de regímenes autoritarios basados en el rentismo de los hidrocarburos convencionales.
En Bolivia, este cambio cualitativo en el mercado internacional de los hidrocarburos primero fue negado sistemáticamente por el presidente Evo Morales y por su ministro de economía, Luis Arce Catacora, y solo de manera tardía comienza a ser admitido a regañadientes.
Mientras los responsables de la política económica evista (la denominada “Evonomics”) insisten en el blindaje de Bolivia y en que “no pasará nada”, el barril de petróleo acaba de caer a poco más de 40 dólares.
El ministro Arce Catacora, gurú del modelo rentista boliviano, afirma suelto de cuerpo que el país capeará la tormenta porque ya sorteó bajas anteriores de los precios internacionales.
Lo que no parece entender es que esta es algo más que una bajada pasajera como las que cita. Estamos ante una transformación cualitativa del mercado internacional de los hidrocarburos, que probablemente conduzca a una contracción sostenida del valor del barril del petróleo (y por ende del gas).
Esta transformación es impulsada por la revolución tecnológica del petróleo esquisto o no convencional, que convertirá a países hasta ahora importadores en autosuficientes e incluso en exportadores netos de energía, como es el caso de los Estados Unidos.
Como bien explica Álvaro Vargas Llosa, la manera que han encontrado los sauditas de hacer frente a la competencia del esquisto es precisamente bajar el precio del barril, ya que la mayor parte de los productores del petróleo no convencional lo extraen a un costo de 77 dólares el barril, con la excepción de un grupo de empresas eficientísimas que lo hacen a 66 dólares.
Es así que los regímenes petropopulistas latinoamericanos se encuentran ante un dilema de hierro: piden a la OPEP el recorte de la producción para aumentar el precio del barril, pero esto los llevaría a perder mercados frente al petróleo esquisto.
En resumen: se durmieron en el rentismo y la innovación tecnológica amenaza con llevárselos puestos.
Disyuntivas del evismo
El régimen que conduce Evo Morales se encuentra ante una disyuntiva: al acabarse el ciclo de bonanza de los precios internacionales de los hidrocarburos, el pragmatismo indica la necesidad de tomar ciertas medidas que el evismo ya ha identificado, pero hacia las cuales no lo predisponen sus inclinaciones naturales.
Ejemplo 1: la debacle de los hidrocarburos convencionales impone la necesidad de darle una mayor libertad de acción al agro cruceño, como vía para impulsar cierta diversificación del modelo económico. De ahí la anunciada Cumbre Agropecuaria.
Sin embargo, el peso estructural del sector cocalero en el oficialismo ya ha comenzado a deformar la iniciativa, buscando dictarle su propia agenda al evento. La cocalerización amenaza con hacer naufragar la Cumbre.
Ejemplo 2: la misma desaceleración del sector petro-gasífero, así como el fracaso comercial de la ALBA y el deshielo entre Cuba y Estados Unidos, señalan como impostergable el acercamiento al mercado norteamericano. Pero la recuperación de las preferencias arancelarias para los textiles bolivianos pasa por un énfasis renovado en la lucha contra el narcotráfico.
Este es el trasfondo que ha motivado recientes declaraciones del nuevo ministro de gobierno Hugo Moldiz, incluyendo cierto guiño favorable a la DEA. Pero una vez más vuelven a pesar las inclinaciones naturales del masismo, llevando a agregar que el eventual acercamiento se daría sin que la agencia antidroga norteamericana vuelva al país.
También se encuadra dentro de este marco de contradicciones el hecho de que el vocero elegido sea alguien que ha admitido tener contactos con la narco-guerrilla de las FARC, uno de los principales cárteles de la droga de América del Sur.
Contradicciones en el equipo económico
Emilio al presentar su invalorable ponencia en el foro de la UPSA

Pese a la negación oficial de la crisis en ciernes, hace algunos meses se registraron contradicciones dentro del equipo económico gubernamental que desnudaban la realidad.
Dos figuras claves en el equipo económico del gobierno evista, el ministro de hacienda Luis Arce Catacora y el (poco después fallecido) presidente de la petrolera estatal YPFB, Carlos Villegas, incurrieron en flagrantes contradicciones sobre la manera en la que el régimen encararía la bajada en los precios internacionales de los hidrocarburos.
Según Villegas, la situación podría enfrentarse echando mano a las Reservas Internacionales, pero este sinceramiento que da cuenta de lo preocupante del tema fue contradicho por Arce, quien volvió al guión oficial de “no pasa nada-no tenemos miedo” asegurando que no sería necesario acudir a las RIN.
En su lapsus de sinceridad, Villegas también dijo que el gobierno central podría utilizar recursos de las gobernaciones y de los municipios para hacer frente a la emergencia, revelando lo que realmente estaría en la agenda del oficialismo.
Así se entiende por qué el Movimiento Al Socialismo ha lanzado la consigna centralista de “No al Pacto Fiscal mientras no hayan estatutos ni cartas orgánicas”.
Centralismo fiscal y fin de la bonanza
Al gobierno de Evo Morales nunca le interesó descentralizar la renta estatal: ni cuando la pasajera bonanza de los precios internacionales de los hidrocarburos engrosaba las arcas públicas ni, mucho menos, en tiempos de debacle.
En el primero de los casos, porque centralizar los ingentes recursos era la oportunidad de construir una poderosa maquinaria clientelista-electoral, como efectivamente se hizo en los últimos nueve años.
En el segundo de los casos nos encontramos ahora, con el actual debate sobre el Pacto Fiscal, tema al que muy probablemente el régimen populista aplique sus “maniobras envolventes”, dilatando el diálogo para congelarlo después con la más peregrina de las excusas.
En esta nueva coyuntura, el gobierno central buscará retener el control de los menguantes recursos para sostener el mayor tiempo posible la reproducción en el poder de la nomenklatura evista, única finalidad real de la camarilla gobernante, que cumple a cabalidad con la definición más rigurosa del término oligarquía.
Las pensiones en manos del evismo
Ante la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiamiento, también podría haber la tentación de echarle mano a los ahorros de la gente para paliar cuentas deficitarias.
La nueva Ley de Pensiones dictada por el régimen populista de Evo Morales impone la estatización de los ahorros de retiro de los bolivianos, hasta ahora administrados en AFPs privadas de libre elección y que pasarán a manos de una Gestora Pública monopólica.
La medida es cuestionable tanto porque implica restringir el derecho de los ciudadanos a decidir dónde colocar sus ahorros para la jubilación, como por el riesgo de un manejo poco transparente o irregular en manos de la burocracia evista.
Los antecedentes administrativos de estos últimos nueve años son nefastos, y si pensamos que los fondos de pensiones deberán ser invertidos para generar rentabilidad, habrá que persignarse para que los iluminados planificadores masistas no arrojen el dinero de los aportantes al agujero negro de las ineficientes empresas estatales.
El fracaso de la estatización textilera
La Empresa Pública Nacional de Textiles (Enatex) es una muestra del fracaso de la política de estatizaciones del presidente Evo Morales (la rentabilidad de YPFB fue la excepción a la regla mientras duró la burbuja de los precios internacionales, pero habrá que ver su desempeño en tiempos de “vacas flacas”).
La compañía textilera se encuentra al borde de la quiebra y los burócratas a cargo del sector buscan la forma de endilgarles culpas a sus colegas, sin que ninguno llegue a acercarse al problema de fondo.
En este marco hay que leer la disonancia de versiones entre la ex ministra de desarrollo productivo, Teresa Morales, y la nueva titular de la cartera, Verónica Ramos. La primera de las cuales atribuía los males de Enatex a la deuda impaga de Venezuela, mientras que la segunda niega la existencia de ese compromiso.
Más allá de la misteriosa evaporación de la deuda venezolana, debe tenerse en cuenta que el modelo de comercio socialista de la ALBA se ha derrumbado y que en la raíz del problema está la pérdida de las preferencias arancelarias del mercado norteamericano para los textiles bolivianos, a causa de la débil política antidrogas del evismo.
En este contexto, cae el mito de la Evonomics
A través de costosos publi-reportajes en medios internacionales, el Ministerio de Hacienda intentó posicionar en el exterior una supuesta súper-política económica: la Evonomics, nombre que mal parodia a la célebre (y realmente exitosa) Reaganomics aplicada en los años ´80 por Ronald Reagan.
Mientras los precios internacionales de los hidrocarburos convencionales lo permitieron, la ficción logró difundirse un poco, al punto que el timonel de la Evonomics, Luis Arce Catacora, consiguió aparecer en el top 10 de los ministros de finanzas de la región, elaborado por la revista especializada América Economía.
Sin embargo, en plena debacle del modelo petro-populista y con un déficit fiscal boliviano considerable, producto de ingentes gastos electorales, Arce cayó fuera del ranking en el 2015.
Este es probablemente el comienzo de la caída del mito con pies de barro de la Evonomics, en gran medida sustentado en la “contabilidad creativa”, al decir del Secretario de Hacienda de la gobernación cruceña, José Luis Parada.
La fiebre estatista de Qananchiri
Y aunque usted no lo crea, el vicepresidente Álvaro “Qananchiri” García Linera acaba de decir que “el único que produce en el país es el Estado”, barbaridad que nos confirma por enésima vez que el segundo mandatario no comprende los rudimentos más elementales de la economía.
En la misma línea, habló del “exitoso modelo económico plurinacional” y agregó que las gobernaciones y municipios deberían superar el rentismo y ver cómo ser más productivos.
Ya en anteriores ocasiones habíamos advertido que el vice es un maestro en la inversión de la realidad, en el arte de la falacia. Pero esta vez parece haberse superado a sí mismo.
Falacia, porque desconoce el trabajo del 80% de la población boliviana, que no marca tarjeta en entidades públicas.
Falacia porque la supuesta “productividad estatal” de la que habla es en realidad la renta obtenida gracias a la exploración y exportación de empresas petroleras privadas, que entregan su producción al Estado.
Y falacia porque nadie ha sido más rentista en estos últimos años que el gobierno central que co-dirige.
En busca del chivo expiatorio
En realidad, las declaraciones del vicepresidente serían parte de un nuevo guión oficial de discurso emergente, pensado para capear la crisis.
En la misma línea, el ministro Arce Catacora arremetió contra los empresarios bolivianos.
El funcionario dijo que es “una vergüenza” que la inversión privada nacional no llegue al 10% del PIB, comparándola con la inversión pública del 15%, e incluso responsabilizó al empresariado por la reducción en la previsión de crecimiento de Bolivia para este año.
La intención es evidente: encontrar un chivo expiatorio para la desaceleración económica que viene con el fin del modelo rentista de la Evonomics, basado en un extractivismo sin innovación tecnológica.
La culpa será de los malvados empresarios capitalistas, mientras que la inversión pública será la “gran salvadora” en el ciclo de debacle. Este es el guión gubernamental emergente, con el que además de confundir a la población se busca justificar una nueva oleada de gastos superfluos, que servirán para seguir enriqueciendo a la nueva élite pero dejarán al país enterrado en el agujero negro de una deuda exterior sin precedentes.
Habría que recordarle al ministro que la mentada inversión pública de los últimos años no ha sido otra cosa que el resultado rentista de una previa inversión privada en exploración, realizada durante el odiado periodo “neoliberal”.
También sería bueno preguntarse por las trabas burocráticas y las decisiones arbitrarias (cupos y prohibiciones de exportación, competencia desleal de empresas estatales con las privadas) que están desincentivando el emprendimiento de los ciudadanos.
Qananchiri y la pos-democracia
Otro discurso llamativo del vicepresidente fue el que dio en su mensaje de asunción al (inconstitucional) tercer período de gestión, cuando dijo que “el socialismo es la superación de la democracia fósil”.
Discurso muy similar al esbozado años atrás por el mentor neo-fascista de Hugo Chávez, Norberto Ceresole, quien solía hablar de la “pos-democracia”.
“Democracia comunitaria” es otro rótulo utilizado por Qananchiri para aludir al mismo sistema. En todos los casos, se trata siempre de camuflar una nueva forma de autoritarismo o, al decir de The Economist, un “régimen híbrido” que combina prácticas democráticas residuales con un creciente hegemonismo despótico.
Según el vice, este tipo de régimen sería “lo nuevo emergente”, al igual que la “comunitarización de la economía” representaría lo naciente frente al “capitalismo decadente”.
Cabe preguntarse en qué mundo vivirá el co-gobernante del mal llamado proceso de cambio, cuando todos y cada uno de los experimentos socialistas han naufragado en la ineficiencia, el burocratismo y la opresión, mientras que las fuerzas del libre intercambio de bienes y servicios -el mercado- demuestran su capacidad de incentivar la cultura del emprendimiento y la innovación.
Fin de ciclo económico… y político
Con el agotamiento del modelo económico rentista-populista comienza a agrietarse también el modelo político hegemonista, como hemos visto recientemente en las elecciones subnacionales, donde casi un 60% de la población optó por candidatos de oposición.
Agotamiento económico y político, pero también ideológico y cultural. Porque si algo dejaron en claro los comicios departamentales y municipales fue el ocaso del discurso y la pose indigenista, sobre todo como arma electoral. Los candidatos que apuestan por ese perfil ya no encandilan como antes y la ciudadanía prefiere darle su confianza a quienes representan identidades más abiertas a la realidad urbana intercultural y mestiza de Bolivia.
Lo reconoció el propio ex asesor presidencial Wálter Chávez, durante su dramático divorcio mediático de la cúpula evista, diciendo que “diez años después el indígena ya no es la reserva moral que se pensaba”.
“El indígena ya ha tenido posibilidades de gestionar y ha sido altamente penalizado”, acotó Chávez en su catarsis, en alusión a múltiples casos de corrupción entre los que sobresale el multimillonario negociado con el Fondo Indígena.
En este contexto de caída de los velos románticos y de opción pragmática de la ciudadanía por la gestión, es que se han proyectado liderazgos emergentes planteados desde otros ejes discursivo-culturales.
El millonario robo del evismo a los indígenas
Un punto importante en la erosión del mito del buen salvaje ha sido el gigantesco latrocinio cometido en el Fondo Indígena (Fondioc) por la burocracia sindical del partido de gobierno.
El monto del dinero administrado en estos últimos nueve años por el Fondioc asciende a 3.400 millones de Bs., casi 500 millones de dólares, sin que se sepa a dónde fue a parar esa suma.
Lo que sí se sabe es que una buena parte fue depositada en cuentas personales de los dirigentes de las organizaciones sindicales evistas, quienes parecen haberse enriquecido a costa de la perpetuación de la pobreza de los pueblos originarios.
Pero las responsabilidades no se agotan en esa dirigencia, ya que cuatro ministerios forman parte del directorio del Fondioc (Desarrollo Rural, Hacienda, Planificación y Medio Ambiente), carteras que en casi una década no cumplieron con su obligación de fiscalizar el manejo de los fondos públicos que la entidad recibe.
Todo esto ha sucedido mientras los ayoreos mendigan en las calles de Santa Cruz y los yuquis son expulsados de su hábitat tradicional por los cocaleros afines al MAS.
El Fondo creado por la Ley del IDH (anterior a Evo y aprobada con los votos en contra de su partido), que debía servir para comenzar a subsanar la pobreza indígena, fue convertido en cambio en la caja de la burocracia sindical-campesina del oficialismo.
Crisis en la élite evista
Mencionábamos la salida del asesor de confianza del presidente del esquema del poder, con portazo mediático incluido, algo que revela las dimensiones de la crisis al interior de la élite evista. Y es que el triunfo tiene muchos padres, pero la derrota suele ser huérfana.
El grave revés sufrido por el Movimiento Al Socialismo el pasado 29 de marzo estaría ahondando las fisuras previas en la nomenklatura del “proceso de cambio”, evidenciando que más bien nos encaminamos a un “cambio de proceso”.
Estas grietas estructurales tienen que ver, por una parte, con el reparto del capital administrativo, de los espacios burocráticos que permiten la acumulación de riqueza ilícita, como desnudan las críticas de Wálter Chávez al clan Linera.
Por otra parte, están vinculadas también a divergencias en el manejo de las técnicas revolucionarias de copamiento del poder, indicadas en los cuestionamientos del ex asesor a la “falta de una hegemonía cultural” como principal debilidad del proyecto totalitario evista.
Lo cierto es que el Titanic del MAS está haciendo agua y, aunque le queden todavía algunos años de flotación, la tripulación comienza a subir a los botes salvavidas…
*Escritor y periodista. Autor del libro Ciudadano X

miércoles, 15 de abril de 2015

esto se llama
dar en el ojo! acertadísimo de parte de LT

Actitud indigna

Una vez más el Órgano Electoral Plurinacional ha defraudado la confianza ciudadana por su indigna actuación en favor de los candidatos del oficialismo. Con ello, no sólo que han dado muestras de su inexistente compromiso cívico, sino de una actitud servil frente a los poderosos. Así, como en los peores tiempos de la historia electoral, cuyos hitos son el fraude en las elecciones de 1978, aún bajo dictadura militar, y en 1989, con la ¨banda de los cuatro¨, los actuales vocales han infligido una grave herida al sistema democrático que, sin duda, costará sanar
Esta actitud es la que ha permitido que las autoridades de gobierno, sintiéndose por encima de la Constitución y las leyes, hayan hecho uso y abuso de los recursos estatales para apoyar a los candidatos del MAS y descalificar a los de la oposición, y hayan recurrido incluso al amedrentamiento de electores y de los propios vocales electorales.
La oposición también tiene una cuota de responsabilidad para que se vulneren en forma tan grosera las normas electorales sin que haya una condigna reacción. Los diferentes partidos y organizaciones y los líderes políticos, particularmente aquellos que aspiran a tener representación nacional, han hecho abandono de sus deberes. Así, se ha dejado la protesta y las demandas en manos de líderes locales y sectores aislados de la sociedad.
Por donde se mire, así no funciona el sistema democrático y la historia muestra que cuando se cierran las puertas a la pacífica y democrática participación política, se abren las compuertas de la violencia. Ésa es la dimensión del intolerable comportamiento de los vocales del Órgano Electoral.

lunes, 13 de abril de 2015

Humberto se refiere a los pocos países que se sienten "abandonados por Cuba", están como a la deriva especialmente Bolivia, dando tientos a derecha e izquierda, mientras Castro no ha dejado de agradecer, de admirar, de homenajear a Obama que ha tenido el gesto de recomponer el entuerto que lleva 55 años.

Fue por lo menos una descortesía el que Cuba hubiera estado negociando con Estados Unidos durante dos largos años sin informar de ello a sus aliados latinoamericanos, tan dependientes de todo lo que dice y hace La Habana.
En eso de tener gente abandonada, librada a su suerte, los cubanos tienen alguna experiencia. El Che Guevara, por ejemplo, estuvo aquí largos meses sin comunicación de radio con la isla, “sin comando ni refuerzos”, como se cantó en el Chaco, hasta que cayó preso y herido en el Churo.
Los presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela que asistieron a la cumbre de Panamá se sintieron tan abandonados como el Che, porque no sabían cómo comportarse en presencia del presidente del imperio maligno.
No habían sido informados del cambio, no sabían del acuerdo y no tuvieron la agilidad mental para modificar sus discursos en Panamá. Por inercia, se pusieron a atacar son saña al presidente Barack Obama que acababa de ser elogiado por el hermano de Fidel, con Raúl Castro Ruz.
Parecía un coro sin dirección: la batuta iba por un lado y los coristas decían todo lo contrario.
¡Eso no se hace! No está bien dejar a la gente hablando sinrazones durante tanto tiempo sólo porque no fue informada de los cambios de la estrategia del país inspirador del socialismo del siglo XXI.
Y don Raúl se mandó un discurso ejemplar, repleto de citas históricas y hasta de revelaciones, como la que hizo sobre el mensaje que mandó John Kennedy, el mismo día que habían de matarlo en Dallas, a Fidel Castro para proponerle una reunión.
Cuba está ahora en otra cosa, con otro proyecto. Pronto será inaugurado en Mariel el mayor puerto para contenedores del Caribe, construido por los brasileños para que sirva a Estados Unidos, el país más importador de la galaxia, al que sus propios puertos no dan abasto.
La Coca Cola ha llegado a la isla y pronto llegará la M de Mac Donalds. Como llegará a Bolivia porque, sinceramente hablando, nuestro socialismo es de mentiritas. No hubiéramos soportado cincuenta años de abstinencias y bloqueos.
Ahora, eso del “modelo cubano” tiene otro sentido.
El socialismo del siglo XXI ha entrado en un receso. Eso es lo que debieran entender, aunque sea un poco tarde, los presidentes abandonados en Panamá.

jueves, 9 de abril de 2015

valorar una tras otra las palabras de este valioso texto de Fernando Prado Salmón. no ya la condena al inútil derroche de Evo, sino "al cambio de Palacio"al precio de 33 millones de dólares. pretensiones y caprichos como el reactor atómico que Evo pretende construir contra "viento y marea. un extremo inaceptable.

No vamos a insistir en los conocidos derroches como el inútil satélite que no saca ni fotos, las barcazas chinas pagadas, pero que nunca llegaron; el avión de $us 30 millones que cuesta como tres grandes aviones de línea; un aeropuerto de 4.000 m entre dos aeropuertos internacionales a solo 250 km de distancia, lujo que se dan solo los Emiratos Árabes; los $us 240 millones para un teleférico que solo cubre el 5% de la demanda, un millonario ferrocarril para sacar productos de una planta construida donde no había ni materia prima ni transporte ni mercado para su producto petroquímico; los $us 750 millones para una sola vía de tranvías para Santa Cruz, etc. Lo que alertamos es que estamos pasando de los derroches obscenos a los derroches peligrosos.
Al presidente se le ocurrió cambiar de palacio, porque, según explicó textualmente, “no le gustaban las decoraciones internas, pues eran muy coloniales”, y cuando pidió cambiarlas, le dijeron que no se podía porque eran patrimonio histórico, así que decidió construir su propio palacio patrimonial, que sea símbolo de su poder, creando su propia arquitectura, como lo ha hecho la burguesía aimara de El Alto, que tiene sus palacios de estilo propio, entre art decó, tiwanakota y posmoderno. El suyo, de $us 33 millones, parece que será un mixto de neoliberal, ‘hightec’, posmoderno e indigenista. No importa si para construir su palacio debe pisotear la planificación urbana paceña y su centro histórico, con una ley ‘trucha’ que pisotea una competencia privativa municipal, demoliendo una edificación patrimonial del siglo XIX y congestionando brutalmente el centro, en vez de contribuir a las políticas de desconcentración sacando oficinas del centro histórico, que debe destinarse a la cultura, el turismo, los servicios y la vivienda.
Pero cuando del derroche pasamos al peligro es cuando no sabemos a quién, en una noche de delirio, se le ocurre comprar nada menos que un reactor atómico, sin saber bien ni siquiera para qué. ¿Qué complejos, qué frustraciones, qué fantasmas se incuban en los que toman estas decisiones? ¿Será posible que esos complejos no encuentren ya ningún freno? Mientras Alemania, Japón, Italia y muchos otros países serios están haciendo esfuerzos enormes por cerrar sus plantas después de los desastres de Chernobyl y Fukushima, aquí se pretende traer la muerte radiactiva a un país que, por suerte (y porque tiene otras fuentes de energía), hasta ahora se ha mantenido sabiamente alejada de esos aparatos de muerte masiva.
Este es ya un país cuyo destino se juega cada día según las ocurrencias y los humores de un grupo que no tiene freno alguno para sus pretensiones y caprichos. De planificar ya ni se habla.

lunes, 6 de abril de 2015

están ya las flacas pasando por el campo,mientras las gordas se alejan cada vez más...LTD aseguran que los síntomas de una economía en baja son innegables. el INE ofrece cifras inocultables de la nueva realidad.

El actual es el segundo año consecutivo de continuo descenso, lo que permite dar oficialmente por concluido el periodo ascendente del ciclo y obliga a adoptar los recaudos necesarios para que la caída no sea demasiado dolorosa.
Después de más de diez años durante los que las buenas noticias en materia económica, se sucedieron una tras otra para dar cuenta de una de las épocas de mayor bonanza de la historia de la economía boliviana, durante los dos primeros meses del año se han publicado dos informes oficiales que confirman con datos objetivos que muchas pesimistas previsiones sobre el futuro próximo están comenzando a hacerse realidad.
Los informes a los que nos referimos son los que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado sobre la relación entre las importaciones y exportaciones correspondientes a los dos primeros meses del 2015, y su respectiva comparación con similares periodos del año anterior.
Según las cifras del INE, entre enero y febrero de 2015 las exportaciones sumaron 1.506 millones de dólares y las importaciones llegaron a los 1.486,7 millones dejando un saldo comercial de 19,3 millones de dólares. En el mismo periodo de 2014, las exportaciones sumaron 2.049 millones de dólares y las importaciones 1.658 millones, dejando un saldo comercial positivo de 390,7 millones. La diferencia del saldo comercial entre ambos bimestres es de 371,4 millones de dólares.
Una mirada más detallada de esos datos indica que en el primer bimestre de 2015, el 49,7 por ciento de las exportaciones bolivianas fueron de gas natural que se envía a Brasil y Argentina, mientras que en el mismo periodo de 2014 representaban casi 51 por ciento. A febrero pasado cayeron en 28 por ciento. Respecto a otras grandes categorías económicas, en el rubro de alimentos y bebidas el saldo comercial fue negativo con 3,3 millones de dólares. En el de bienes de capital el saldo comercial también fue negativo con 371,2 millones de dólares y las importaciones se redujeron en 17,8 por ciento. En el periodo de análisis, la industria manufacturera redujo sus exportaciones en 28 por ciento.
Esos datos, vistos aisladamente, pueden ser interpretados, como lo hacen algunas autoridades gubernamentales como si se tratara sólo de un breve paréntesis negativo en medio de una tendencia que no habría dejado de ser positiva. Sin embargo, si se observa con detenimiento los datos correspondientes a los últimos doce meses, se podrá ver que se trata de un peldaño más que se desciende en un camino que tiende a bajar de manera continua. Así lo indica el hecho de que durante enero de 2014, hace ya 14 meses, se produjo la primera caída del valor de las exportaciones de los últimos once años.
Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), el valor de las exportaciones bolivianas cayó un 16 por ciento en enero de 2014 en relación con el mismo periodo de 2013, mientras que las importaciones crecieron en 2 por ciento, dejando, durante el primer mes del 2014, una caída del 51 por ciento en el saldo comercial de nuestro país.
El actual es pues el segundo año consecutivo de descenso, lo que permite dar oficialmente por concluido el periodo ascendente del ciclo. Razón más que suficiente para que se haga definitivamente a un lado la retórica exitista y se adopten los recaudos necesarios para que la caída no sea demasiado dolorosa como, en varias intervenciones, ha exigido el Primer Mandatario.