LA CAMPAÑA QUE SE VIENE
La ofensiva oficialista para lograr reformar la Constitución mediante el
referéndum programado para el 21 de febrero, nos está dando muestras claras que
lo que se viene es un combate "full contacto" o un cuerpo a cuerpo
donde todo vale. En los países donde la democracia norma las reglas de juego,
los códigos están perfectamente definidos como en los combates legalmente
pactados, y donde por ejemplo, los golpes bajos, las patadas y otros recursos
para aplastar al oponente, son pasibles a sanciones y por último a la
descalificación.
Las ventajas comparativas de hacer campaña contando con todo el aparataje
del poder para lograrlo, está incurriendo en excesos fuera de reglamento, con maniobras
tendientes a revolcar al oponente con tal nivel de engaño, que ameritaría una
suspensión y consecuente descalificación del evento que se pretende culminar.
Las exageraciones oficialistas está agrediendo las mínimas normas. Estamos acostumbrados
a observar con la discrecionalidad con la que se manejan los resortes del
poder, todos al servicio del grupo gobernante. Con la mayor impavidez, deciden
el pago ilegal de un nuevo sueldo bajo el seudónimo de segundo aguinaldo como
una celebración de una bonanza muy lejana de ser cierta, pero que en este
momento, es una herramienta persuasiva para lograr la mayor cantidad de votos
por el SI para la prolongación del mandato presidencial.
Si la consulta contara con un mínimo
de limpieza, el grotesco espectáculo que se está montado no sería tan repulsivo
por el elemento cínico y mentiroso que ofende al raciocinio de los que sin
estar suscritos a una u otra opción por ahora, perciben que están siendo
utilizados para torcer elementales principios de libertad de opinión y de
acción. Es inaudito que el ministro de gobierno, a quien se le ha impuesto la
presidencia de un club de fútbol cuyo verdadero dueño en un cuestionado
militante masista, haya sido designado encima, jefe de campaña en Santa Cruz.
Esta falta de seriedad y sentido de la responsabilidad para con la totalidad de
los ciudadanos, es ultrajante pues demuestra con claridad, que poco o nada les
importa la pesadumbre y genuina ansiedad que causan los niveles de inseguridad,
el avance imparable del narcotráfico que trae aparejada altísima delincuencia y
la indefensión del pueblo llano, que ve continuamente disminuidas sus
posibilidades de ejercer básicos derechos de justicia y salud.
Ante los embates de quienes usan como herramienta de persuasión coercitiva a los empleados de la
administración pública, el ciudadano común, se siente constantemente amenazado
en su vida cotidiana pese a ser ajeno a
los trajines políticos. Imposible usar la libertad irrestricta para emprender
una campaña contraria a lo apañado por el oficialismo. Un taxista, no encuentra
otro modo seguro de formular públicamente su decisión por la opción NO, que escribirlo
en un papel de cuaderno pegado al tablero de su movilidad. Pensar en
manifestarse con un sticker pegado al vidrio trasero -que sería la opción más
libre y democrática- es la manera más expedita de quedarse sin él, en virtud a
la intolerancia que rodea al accionar del masismo y sus delincuenciales
adscritos.
Nada de este proceder es ignorado por Evo Morales, quien en una de sus
acostumbradas poses de generosidad y
sensibilidad, lanza un desafío plañidero que su interés de que sea la
opción SI la que gane el referéndum es para, -pobrecito-, tener la seguridad
que sí es un presidente querido por el pueblo. O sea, no importa nada y todo
vale para mover o conmover a la población. No hay duda que en lo personal, hay
gente que puede tener sentimientos positivos hacia el Presidente, pero ya en
términos del manejo del poder, la administración del estado y la cosa pública, puede
no ser partidario de la prolongación del mandato.
La falta de integridad que los lleva a idear este deshojar margaritas como
un modo de inclinar la balanza a su favor, es la medida correcta de lo que
pueden llegar a ser capaces de hacer para lograr sus objetivos. La ilegal aprobación
inminente de la ley de convocatoria al referéndum, es una demostración inequívoca de lo que para todos ellos
significa la Constitución y las leyes.
Lo que es innegable es que para los
menos sentimentales, el me quieren, no me quieren, es insuficiente. Para ellos
emerge una campaña que tiene que ver mucho más con la suciedad y el miedo. De
no triunfar el SI, hordas de perturbados serán los encargados de descargar la
guillotina que nos hacen saber, está ahí, pendiendo sobre la cabeza de todos. De
no acceder a un nuevo período, no habrá ni bonos ni mar y el apocalipsis es lo
que queda. Este desquiciado accionar, para los que conservan la capacidad
racional, es el argumento más sólido para ponerle un freno tajante a la tal re reelección
que no es más que la instauración de un esquema verticalista y un seguro
indispensable para más atropellos más corrupción y más impunidad.
Karen Arauz