MÁS CERTEZAS QUE DUDAS
El dirigente indígena Lázaro Tacoo, es un ejemplo más de lo que en estos
tiempos significa ser un ciudadano del
país, en el bando contrario al del gobierno. Y eso, es vivir a orillas de un
pantano infestado de cocodrilos. Al mínimo movimiento calificado de provocación,
se activan los instintos y los reptiles se abalanzan sobre su presa, con la
seguridad que les brinda su casi absoluta dominación de todos los poderes del
Estado.
Tacoo fue citado a prestar declaración informativa sobre el Fondo Indígena (que
parece ser el Waterloo para Morales y García) en Santa Cruz, y el fiscal, le confiscó sin ningún tipo de asidero legal,
su teléfono móvil. Semanas después, no halla el modo de recuperarlo. Eso, aquí,
y en la quebrada del ají, se llama robo y abuso. Cínica e impunemente.
Este uso de poder desmesurado e intimidante, ha distorsionado la verdad a ambos lados del escenario. Por un
lado, -pese a que se desvanece
aceleradamente-, persiste cierto temor a los alcances del poder y lo intocable
que aparenta ser la hermandad oficialista. Por el otro lado, una década de permanencia en
el gobierno, ha creado la ilusión óptica que esa su realidad es permanente y es
por esa visión sesgada de la verdad, que sujetos como el fiscal de marras,
creen estar más allá del bien y del mal, contribuyendo al establecimiento de un
mito: la indestructibilidad de Morales y su gente.
Es por eso, que un segmento de la población, sin tener dependencia directa
de los favores ni las prebendas estatales, no se sienten capaces de reflexionar
si deberían darle al MAS la oportunidad de permanecer por cinco, diez, quince
años o más , fagocitándose una generación entera postergando ideales de
libertad y democracia. Los sujetos que se habitúan a las mieles del poder, se
habitúan también a repeler cualquier brote de pensamiento independiente, lo que
provoca ineludiblemente, el crecimiento de una línea autoritaria de la que es
muy difícil luego desprenderse.
La verborragia del binomio aspirante, ya demuestra ser caldo de cultivo
para el pensamiento único, vertical y absolutista. Si el vice presidente, sin ningún miramiento, osa decir a los niños, indígenas, que si algún
día vuelven los otros, se "pongan" sus dinamitas para repelerlos,
este referendo va más allá del atropello a la Constitución. Su nostalgia encuentra en el fundamentalismo
musulmán, una fuente de nueva inspiración imaginando en su mente febril, un
idílico cuadro de niños volando por los aires abrazados a cualquiera que vote
por el NO.
Porque la polarización y la grosera capacidad de ahondar las diferencias
sin medir que hay un después del 21 de febrero, hace que ésta sea una gran
razón -per se- para cortar por lo sano y cerrarle el paso a cualquier prorroguista,
impulsores de enfrentamientos dogmáticos como mecanismo de perpetuación.
Las mentes cuestionables que rodean al binomio, posiblemente hacen un
elemental "brain-storm" o intercambio de ideas con el objeto de
sopesar de acuerdo a los rebotes, cómo va el rumbo de la millonaria e indigesta
campaña. Es obvio que es un ejercicio inútil a juzgar por la probada incapacidad
de rectificar ni un centímetro. Diez años haciendo y sobre todo deshaciendo a
su antojo, tiene que haber producido cambios profundos en su procesos mentales,
porque es muy claro que hay cosas que dicen y hacen con una frialdad que ni los propios enemigos se animarían a
sugerir.
La ofensiva mediática del oficialismo, es espantosa. Ahora y por necesidad
de urgencia, hasta el mismo presidente anda de tour por todos los canales de
TV. Pero el discurso repetitivo, inconsistente y dañino, está a cargo sobre
todo del vice presidente y ese círculo perverso que ha armado a su alrededor entre
otros con Montaño, Quintana, Moldiz y un par más de la misma índole. Sin
embargo, frecuentemente, se topan con interlocutores que los ponen en evidencia
públicamente y para más de uno, su impostura ya es insostenible.
A estas alturas, es muy difícil enumerar los múltiples argumentos por las
que es imperativo cerrar la posibilidad que se abra el candado de la
Constitución. Además, lo que mejor define el por qué del rechazo ciudadano y la
opción del NO, que está avanzando en voz baja pero inexorable, es: falta
de credibilidad. Este es un gobierno que ha construido su poder como una torta
de milhojas. Capa tras capa de inexactitudes, de amenazas y amedrentamiento, de
verdades a medias, de afirmaciones falaces y francas mentiras. Acusaciones
jamás probadas y algunas que son verdaderas canalladas. No hay una razón lógica
para suponer que luego de una década de ese comportamiento desmesurado y
soberbio, las cosas vayan a cambiar. Pero sobre todo, no se debe permitir que
se modifique de modo utilitario la CPE cada vez que alguien necesite acomodarla
a sus apetencias.
Es razonable tener dudas. Son muchos los que le creen a ese Evo Morales, también
en campaña en 2013, que prendió la alarma y taladró la conciencia democrática
colectiva ... "no hemos llegado al Palacio ni de inquilino, ni estamos de
paso...hemos llegado a Palacio de por vida". (Sic)