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martes, 10 de junio de 2008

he aquí la primera de tres crónicas de LR de LP sobre la azonada contra la sede norteamericana

Mientras la Embajada de EEUU destacó el accionar de la Policía frente al intento de toma de sus instalaciones, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, condenó el papel de la institución del orden en estos mismos hechos e insinuó que ésta fue la causa del cambio del comandante de La Paz, Víctor Hugo Escóbar.
“Se hizo una evaluación (del papel de la Policía), y en función a ello es que también ha habido una renovación de algunos comandos departamentales”, reveló Rada, a pocas horas de que los efectivos del orden usaran agentes químicos para dispersar a una turba que intentó ingresar a la embajada estadounidense.
Poco después, la agencia gubernamental ABI, haciendo referencia a “fuentes vinculadas a la casa de gobierno”, informó que “la dura represión a los marchistas” fue la que en definitiva “precipitó el cambio del comandante departamental de La Paz”.
Ayer, luego de un mitin improvisado frente a la puerta principal de la Embajada de EEUU, en la avenida Arce, un grupo de personas, entre las que se encontraba Édgar Patana —dirigente de la COR-El Alto— trató de romper, a fuerza de hacer explotar petardos, algunos cachorros de dinamita, patadas y piedras, un cordón de seguridad policial.
En ese intento habrían lanzado un gas lacrimógeno que terminó provocando la reacción de los policías, que hasta entonces sólo atinaban a defenderse de las agresiones y provocaciones con sus escudos y sus laques.
“Expresamos nuestro reconocimiento por el trabajo profesional efectuado el día de hoy (ayer) por parte de la Policía Nacional de Bolivia en su misión del cumplimiento de la ley”, sostuvo en la tarde la legación diplomática, en un comunicado de prensa.
Sin embargo, la percepción del Ejecutivo fue distinta. El Ministro de Gobierno calificó el accionar policial de “poco eficiente”.
Dijo que “no se debió acudir a la fácil vía de la represión, hay que acudir a la prevención. La prevención de una movilización de características tan multitudinarias pero que, sin embargo, con un criterio profesional, puede contrarrestársela”, afirmó.
Por la noche, anunció el relevo de varios jefes policiales, entre ellos el del ahora ex comandante de la Policía de La Paz. Explicó que esta decisión fue parte de una evaluación de la actuación policial en los incidentes ocurrido por la marcha alteña.
Escóbar fue víctima de las agresiones. Relató que le llegó a la cabeza una llanta con fuego, lanzada desde la turba movilizada. Cuatro efectivos resultaron heridos en brazos y piernas.
El inspector de la Policía, general Rolando Viscarra, quien estuvo comandando el operativo, informó que “ellos (la turba) primero han gasificado con gas en spray” y expresó que no se preveían las consecuencias si lograban entrar a la embajada.
Del Editor: Aquí la segunda crónica de La Razón:
Con estruendosos petardos y estribillos como “¡Fuera yanquis!” y “¡A quemar la embajada!”, cientos de alteños se abrieron ayer paso por las calles paceñas hasta llegar a instalaciones de la Embajada de EEUU, la que intentaron tomar en protesta por el asilo político concedido al ex ministro Carlos Sánchez Berzaín y en demanda de la expulsión del embajador Philip Goldberg.
Una descarga de gases lanzados por los policías apostados en puertas de la legación diplomática impidió que se consume este intento de cientos de personas que se concentraron al frente de la puerta principal, como parte de una multitudinaria marcha que bajó desde El Alto en cumplimiento de una jornada de “paro movilizado” convocada por el Comité Interinstitucional, en rechazo a la concesión del asilo y a las expresiones de racismo.
La Policía, según explicó el inspector general, Rolando Viscarra, reaccionó tras una descarga de gas lanzada por alguno de los marchistas. Hasta entonces, los policías soportaron disparos de petardos, patadas, explosión de dinamitas y golpes de piedras. “Si entran a la embajada, ¿qué es lo que pasaría?”, preguntó Viscarra.
Por la mañana, desde tres puntos de El Alto, miles de personas marcharon hacia La Paz. Una columna dirigida por el dirigente vecinal Luis Ramos fue la primera en llegar y, a su paso por El Prado, obligó a cerrar todos los negocios. “Un, dos, tres... cierren las puertas carajo”, gritaban de forma amenazante.
Los vidrios de una tienda de venta de relojes fueron rotos, al igual que un ventanal del Café Ciudad, vinculado al prefecto José Luis Paredes. Los alteños llegaron a destruir los productos de algunos pequeños comerciantes.
La cabeza de la columna decidió bajar a la embajada, en la avenida Arce, por el carril de subida, cuando el de bajada se encontraba despejado de vehículos. Esto provocó un caos vehicular.
Conforme avanzaba, la marcha cobraba mayor euforia. Los gritos de “¡Abajo la embajada norteamericana!”, “¡Fuera yanquis!” y “¡Este es El Alto, muera el racismo!” eran recurrentes.
Entonces llegó hasta la plaza Isabel la Católica y se reforzó con la presencia de los gremiales. A dos cuadras de la embajada los esperaba un cordón de seguridad policial con defensivos de fierro, que luego fueron arrebatados y retirados por los marchistas.
Luego, tras una fricción entre marchistas y policías, llegó una orden para dejarlos pasar. “Ellos se han comprometido a realizar una marcha pacífica, a no ocasionar ningún daño, ni enfrentamiento”, explicó el comandante departamental, coronel Víctor Hugo Escóbar, que luego en la noche fue destituido del cargo.
Los policías bajaron a reforzar la seguridad de la embajada, donde, además de otro contingente policial, fueron dispuestos dos vehículos antidisturbios.
Un grupo de marchistas se apostó frente a la puerta principal de la embajada, mientras el resto rodeaba las instalaciones gritando arengas contra EEUU y exigiendo la extradición del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín.
El dirigente del comité cívico popular Édgar Mora anunciaba en ese momento que “éste sólo es un calentamiento”, en medio de ensordecedoras explosiones de petardos que eran disparados al interior de la embajada.
“¡Goldberg, queremos tu cabeza!” gritaba la gente, mientras se formaban fogatas con afiches con la imagen de Sánchez de Lozada. Una llanta que ardía fue lanzada a los policías e impactó en el cuerpo de Escóbar. “Una llanta con fuego y madera quedó sobre mi cabeza, sin consecuencias gracias a Dios”, relató posteriormente el hasta ayer comandante departamental. Además de él, otros cuatro policías resultaron heridos, entre ellos Isidro Laura y Wílmer Apaza.
A la marcha se sumó otra columna encabezada por el ejecutivo de la COR, Édgar Patana. “EEUU debe mostrar la calidad de justicia que enarbola y debe trasladar a los representantes del neoliberalismo para que se haga justicia”, dijo y anunció “acciones mucho más radicales” en una especie de mitin improvisado.
Su presencia aglutinó a más gente que retomó el intento de romper el cerco de seguridad. Uno de ellos estuvo acompañado por el lanzamiento de un gas que provocó la reacción policial y el uso de agentes químicos.
Los marchistas, entre ellos muchas mujeres con niños, escaparon hacia San Jorge y otros se fueron hacia la plaza Isabel la Católica. Los dos vehículos policiales acompañaron con agua el uso de agentes químicos.
Luego, en calles aledañas al sector se formaron grupos en los que este medio pudo constatar cómo se distribuían fichas de asistencia a los marchistas.
“Si no tengo la ficha, me piden 50 bolivianos de multa”, contó una vecina de la zona de Villa Huayna Potosí, mientras que otra de Senkata coincidió en “sin fichas luego vienen las multas”.
Una de las personas que distribuía fichas de color blanco en base a un cuaderno de registro recibió el reclamo de una mujer que protestó por esta señal de asistencia, y el controlador le respondió: “pero tú no te has registrado arriba, aquí abajo nomás has venido a marchar”.