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sábado, 10 de diciembre de 2011

valiente. oportuna reflexión de LT sobre la manifestación masista en contra de los indígenas del TIPNIS. remarca que nadie se opone a la carretera, el dilema está en el trazado que parte en dos el Parque "mas bello" de la geografía boliviana

Una característica generalizada de quienes ejercen el poder es convencer a la gente que la realidad es la que ellos creen que es y consideran sus enemigos a quienes tratan de hacerles ver que ello no es necesariamente correcto, como demuestra la fábula del Rey Desnudo. Hay que añadir, además, una segunda característica: tratar de disfrazar los reales objetivos que los motivan en el ejercicio del poder, con la presunta búsqueda del bien de todos, que, por lo demás, es definida por ellos mismos. Esto se observa más nítidamente en sistemas autoritarios donde el líder es quien diseña los caminos que, se afirma, conducirán a la gente a estadios de felicidad. Lamentablemente, la historia muestra que mientras más empecinadas están estas autoridades en diseñar esos caminos –que sólo las benefician a ellas— más afectada está la ciudadanía.
Pero, como la humanidad, finalmente, siempre avanza, se ha ido dotando de formas de ejercicio de poder cada vez más sometidas al escrutinio público y es el sistema democrático el que, hasta ahora, parecer ser, pese a sus limitaciones, el más idóneo para evitar el reino del arbitrio y la manipulación.
En ese marco es posible sostener que tanto la convocatoria a la movilización de ayer en favor de la construcción de la carretera que una Cochabamba con Beni, como los discursos que se pronunciaron con tanta pasión y poco argumento responden a las características mencionadas. En cuanto a la convocatoria, se puede afirmar que hay un generalizado apoyo a esa obra. La oposición es a que la carretera atraviese el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Sin embargo, las autoridades de la gobernación y los dirigentes del MAS, se han encargado de confundir a la ciudadanía, convocándola, como se ha señalado, a demandar la obra, como si ésta estuviera en cuestión; y en cuanto a la movilización como tal, la presión del poder a los servidores públicos y la presencia masiva de productores de coca permitieron que se desarrolle una concentración que seguramente será interpretada como la expresión fiel de la cochabambinidad.
Pero, más allá del “baño de masas” (así sea artificial) que seguramente perseguían las autoridades locales para satisfacer las demandas de las nacionales, ¿se ha avanzado algo en la búsqueda de alternativa para viabilizar la construcción de la carretera de marras? La respuesta es negativa, salvo una abusiva acción política, jurídica y represiva que pretenda ser “legitimada” en esta forzada movilización del viernes.
Habrá que convenir en que una carretera que una Beni y Cochabamba aportará al desarrollo de ambos departamentos y del país, pero su concreción será posible sólo si el proceso de construcción es transparente y sigue lo que estipulan la Constitución y las leyes: consulta previa a las poblaciones que habitan el Tipnis, transparente revisión de los procesos de definición de costos, licitación y adjudicación de la obra, así como de la obtención de las respectivas licencias ambientales, y la búsqueda de alternativas para no dañar el Tipnis como lo haría el trazo original.
Es por este camino que debemos transitar. Lo demás, sólo es dar curso al arbitrio y el abuso.

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