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viernes, 14 de septiembre de 2012

Cochabamba en el centro de Bolivia es núcleo de la bolivianidad. nunca anidaron extremismos disociadores. LT dedica sus ediciones a la efemérides cochabambina


El 14 de septiembre, hoy como hace 202 años, es una fecha propicia para que los cochabambinos, hombres y mujeres, nos miremos para hacernos unas cuantas preguntas y ensayar otras tantas respuestas relacionadas con el singular lugar que ocupamos en el centro de la geografía continental.
No es exagerado plantear en esos términos el significado de los acontecimientos históricos que hoy se conmemoran ni la manera como sus consecuencias marcaron la historia de nuestro país y nuestra región, y tampoco la manera como se proyectan hacia el futuro, pues hoy como hace dos siglos Cochabamba es el núcleo alrededor del que se aglutinan las más diversas regiones geográficas y también, como directa consecuencia de ello, los pueblos, sus culturas, sus experiencias, con sus respectivas cualidades y defectos.
Ya en tiempos anteriores a la conquista y colonización española, la ubicación geográfica de este valle hizo de él un centro natural de actividad económica tan ligado al norte como al sur, al este como al oeste, a las cordilleras andinas y a las llanuras amazónicas. Y como no podía ser de otro modo, esa condición hizo también posible que, a través de los siglos y pese a las cambiantes circunstancias históricas, Cochabamba sea siempre un punto de paso y encuentro no sólo de flujos comerciales, sino también de ideas, de sentimientos, de identidades étnicas, políticas y culturales.
Causa y consecuencia de ese papel impuesto por la naturaleza fue también la peculiar composición demográfica de los valles cochabambinos. Gentes provenientes de los más diversos lugares se encontraron aquí y, al mismo tiempo y por las mismas razones, los cochabambinos se destacaron siempre por su peculiar tendencia a viajar. Por eso, Cochabamba fue siempre un núcleo articulador de nuestra abigarrada sociedad, el hilo conductor de un tejido multiforme y multicolor.
Pese a lo mucho que a través de los siglos han cambiado las circunstancias históricas, la función integradora de Cochabamba sigue siendo hoy tan importante como siempre. Mucho habrán variado las formas y los medios, pero en lo esencial esta región sigue siendo la bisagra a través de la que se unen las diferentes zonas geográficas de nuestro país y también donde se atenúan las pugnas políticas e ideológicas, donde se diluyen en una identidad común los particularismos étnicos o culturales.
No es casual por eso que en Cochabamba nunca hayan encontrado terreno fértil los radicalismos ideológicos, políticos o culturales. En tiempos recientes, eso se reflejó en la manera como fracasaron prédicas tan dispares como la del indigenismo radical o el conservadurismo retrógrado, tan influyentes en otras latitudes.
Lo que corresponde ahora no es sólo recordar, sino también, y sobre todo, reforzar y enriquecer esas características de Cochabamba. Por eso, Los Tiempos, como una de las principales expresiones de la identidad cochabambina, se suma a ese propósito a través de las tres principales secciones de su edición especial de hoy: la histórica, la que a través de su gente y sus regiones refleja una mirada del presente, y la que hace de nuestro departamento un referente de investigación científica e innovación proyectada al porvenir.

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