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miércoles, 19 de febrero de 2014

Natura pasa su factura. pérdidas millonarias, vidas humanas, casas y pueblos enteros destruídos por el agua, miles de animalitos, y miles de damnificados que demandan ayuda, por tanto "hay otras prioridades" marca El Deber para el Gobierno.

En el presupuesto general de 2014 se prevé un déficit fiscal del 3,2% del Producto Interno Bruto, que resulta ser el reflejo del incremento del gasto corriente previsto para este año, que, casualmente, es un año electoral. Se han creado nuevos ministerios y el Gobierno central exhibe sus millonarios planes y maquetas para construir nuevas oficinas para el Palacio de Gobierno, el Ministerio de Economía, museos de homenaje al señor presidente y otros.
Pero la naturaleza está pidiendo ahora la palabra y está mostrando, con medio centenar de muertos por las inundaciones, millonarias pérdidas y la interrupción de varias carreteras, que Bolivia tiene otras prioridades. Comprar aviones muy costosos para el presidente, el vicepresidente y algunos ministros quizá no sea tan urgente, por lo menos si se lo analiza en este momento trágico que vive el país. Adquirir vehículos de lujo, y blindados, lo que duplica sus precios, no es urgente, realmente, si se lo mira desde estos momentos tan dramáticos que vive Bolivia.

El Fondo Monetario Internacional ha sugerido al Gobierno la creación de un fondo de ahorro con los ingresos extraordinarios de los precios inusualmente altos de las materias primas de exportación y que han empezado a declinar. Pero la recomendación ha sido rechazada, con ademanes de desplante, como si aconsejar que el Gobierno ahorre se tratara de una ofensa al orgullo nacional. Las prioridades, en lugar de los nuevos palacios, aviones y autos, tendrían que enfocarse en la crónica crisis de la ciudad de Trinidad, que está rodeada de un cinturón de protección que parece a punto de ser rebasado por el incremento del nivel de las aguas.

Habrá, además, que demandar explicaciones a Brasil sobre el efecto de sus represas sobre el río Madera que han alterado la vida de toda esa región, incluyendo territorio boliviano. Las carreteras deben ser bien construidas, para lo que será preciso elaborar mejores estudios, hacer adjudicaciones basadas en la calidad de las ofertas y no en otro tipo de recomendaciones. Lo que queda de los ferrocarriles nacionales deberá ser mantenido, con o sin nacionalización, para que sirvan al transporte de los bolivianos. La salud pública registra crónicos males a pesar de todos los millones de que se habla en los informes. Y la educación no parece haber mejorado pese a los ‘revolucionarios’ cambios introducidos.

En suma, los lujos, los excesos, los proyectos faraónicos, pueden y tendrían que esperar a que se cumplan las verdaderas prioridades del país.

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