Los populismos en capilla


Jorge V. Ordenes

El cansado y cansador populismo de izquierdas derrotado en las recientes elecciones de primera vuelta en Francia de la Quinta República en las que su candidato, Jean Luc Mélechon, de La Francia Insumisa, logró el 19,6 por ciento del voto; y el ensorbebesido populismo de derechas de Marine Le Pen, del Frente Nacional, que alcanzó el 21,5 (impulsado por el Brexit y la elección del actual presidente de EEUU) están siendo debilitados y hasta rechazados por el simbólico triunfo del candidato centrista, Emmanuel Macron, que sacó el 23,8 por ciento pese al presunto hackeo de la elección por parte de los rusos. Macron dice que para empezar a gobernar recogerá lo mejor del nacionalismo de Charles de Gaulle y del socialismo de François Mitterrand. Además, los otros cuatro candidatos perdedores decidieron apoyar a Macron porque Le Pen no place aunque dice que persistirá.

Es probable que Macron gane la segunda vuelta en unos días. De ahí habrá que ver el resultado para llenar los 577 escaños de la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento. La primera vuelta de estas elecciones será el 11 de junio y la segunda una semana después. Macron necesita ganar cientos de escaños para ver de gobernar Francia donde el promedio de la gente aporta el 40 por ciento o más de su sueldo en impuestos, el desempleo amenaza, y el asunto del fanatismo musulmán recalcitra los ánimos de franceses y otros sobre todo por la violencia que ha venido generando. No será fácil.

El populismo de derecha estadounidense se va quedando en “mandatos ejecutivos” que no pasan el Congreso lo que esta semana puede perjudicar el flujo de recursos que el Gobierno necesita para funcionar; tampoco ha podido reducir recursos para las “ciudades santuario” ya que jueces federales le han salido al paso; amén de que la pared de la frontera con México tampoco ha encontrado suficientes apoyo en el Congreso para aprobar los veinte mil millones de dólares que se necesitarían. Pese al matonismo verbal del populista, México no pagará un real ni tiene por qué pagar. Ahora, en otro tenor, lo que algunos llaman “imperio”, que en castellano se llama Estados Unidos, por lo menos tiene un poder judicial y un Congreso que impiden que el “populismo” de su presidente salga con la suya.

El Brexit populista también encuentra escollos como los impulsos de Escocia por dejar el Reino Unido porque prefieren ser parte de la UE y del euro. Gibraltar también prefiere permanecer en la UE para lo que tendría que asociarse con España lo que ha provocado que haya ingleses que digan que recurrirán a la guerra para que el Peñón siga Inglés. También dijeron públicamente que si una vez derrotaron a un país hispano para recuperar territorio, esta vez no vacilarían en “defender” Gibraltar. Las cosas están intrincadas y por eso la primer ministro, Theresa May, ha decidido llamar a nuevas elecciones para asegurar su mandato.

Ambos populismos pulularon también en Iberoamérica y fracasaron o están fracasando, como el del peronismo kirchnerista de Argentina, el PT en Brasil, el chavismo que está en capilla en Venezuela, el orteguismo de Nicaragua que se ha visto obligado a sonreír a los rusos, en Ecuador donde falta ver cómo gobernará el sucesor de Correa, y en Bolivia el gobierno se mantiene por la relativamente poca población en un territorio inmensamente rico del que todavía se vive y donde la poca empresa privada hace malabares para subsistir a menudo sonriendo al gobierno. La mayoría de las empresas del Estado al parecer dan pérdida; el contrabando y el comercio de la coca abundan.

El neoliberalismo en Bolivia históricamente habló de popularidad y populismo y se creyó salvador, pero quedó corto en cuanto al trabajo serio, pertinente, y en cuanto a una distribución equitativa del ingreso empezando por generarlo. Los populismos mimetizan, engañan, postergan y ¡frustran! No hay como el sistema gallardo que mantenga separados e independientes los tres poderes del Estado ¡y gobierne!… que sobre todo significa ¡educar!