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jueves, 21 de junio de 2007

Lecciones de la Guerra de Secesión

(Publicado por Los Tiempos, prestigioso diario boliviano que se edita en Cochabamba y el portal Noticias Bolivianas, de lejos el más completo y actualizado que cuenta con el patrocinio de Comteco)

Dos formas diferentes de economía, de sociedad y de vivir se enfrentaron en la Guerra de Secesión que estalló en 1861 y terminó cinco años después y le costó a los Estados Unidos la pérdida de medio millón de habitantes. Cuando nació a la independencia en 1787, mostró dos regiones diferenciadas. Los del Norte eran industriales, proteccionistas y demócratas. Sus habitantes provenían de países europeos caracterizados por su dedicación al trabajo y al orden mientras que los del Sur eran aristócratas, liberales, con una economía basada en el cultivo de algodón realizada por esclavos. Si bien su primera constitución dejaba a cada Estado la decisión sobre la esclavitud, en el Norte se inició un movimiento abolicionista que se puso del lado de los derechos humanos de los negros. No se podría entenderla sin tomar en cuenta ciertos hitos a partir de 1820 en que se autorizó la esclavitud en los estados del Sur, en 1850 se decidió la autodeterminación sobre el tema en los nuevos estados, la publicación de la novela antiesclavista La Cabaña del tío Tom inspiró a los Republicanos a incluir en su programa el antiesclavismo, bandera que permite la elección de Abraham Lincoln en 1860 que provoca la reacción de la Confederación de Estados de América que por su lado eligen a Jefferson Davis como presidente. Este hecho hace estallar la guerra entre el Norte y el Sur. Los del Sur tuvieron sus primeras victorias y se decretó la abolición de la esclavitud en 1863, aunque la guerra continuó hasta la capitulación del General Lee ante las fuerzas del nordista Grant en 1865. El epílogo fue el asesinato por un fanático esclavista del Presidente Lincoln y la aparición del Ku Klux Klan opuesto a los derechos de la población negra y la otorgación del voto a los negros en 1870. ¿Por qué recordar la Secesión en el coloso del Norte, justamente ahora cuando Bolivia está viviendo aires de profunda inquietud a raíz de los aspectos controversiales que está debatiendo la Constituyente y que tienen que ver con el Control Social, lo Plurinacional, la Capitalía de la República, las Autonomías, la Reelección, la reorganización de Fuerzas Armadas y la Policía? Nunca antes en la historia de Bolivia se habían cuestionado tantos temas juntos, en medio de una convulsión y agitación que obligan a tomar postura, antes de desatarse la vorágine y cuando quizá resulte demasiado tarde. Cuando ganó las elecciones Evo Morales la ciudadanía respiró aliviada en la creencia de haberse terminado el tiempo de incertidumbre, de zozobra, de angustia promovido por los denominados movimientos sociales en forma de marchas, paros, huelgas, bloqueos, agitación, desórdenes. Es más, muchos lo votaron para obtener un período de calma y de tranquilidad. Vana ilusión, puesto que muy pronto retornó el mismo clima que se va agravando tras día que pasa. Se puede advertir obstinación y persistencia en la provocación, ausencia de honestidad y hasta se da lugar a las inevitables especulaciones que le hacen daño al Gobierno, a la Oposición, a la Constituyente. Los once puntos que los disidentes han hecho conocer no se alejan de lo ya sabido por la ciudadanía: 1. Bolivia unida en torno a sus nueve departamentos. 2. Vigencia de un estado social democrático de derecho, bajo el principio de un ciudadano, un voto. 3. Vigencia de la independencia de poderes. 4. Rechazo al poder social plurinacional o de justicia plural. 5. Respeto al Tribunal Constitucional. 6. Respeto al referéndum autonómico. 7. Mantener un Legislativo Bicameral. 8. Respetar la proporcionalidad electoral. 9. Los departamentos conservan sus rentas y regalías. 10. El Estado es dueño legítimo de sus recursos naturales. 11. Oposición a la reelección presidencial y favorecer la alternabilidad en el poder. De tal modo que una discusión profunda y esencialmente sincera conduzca a salidas democráticas y pacifistas, sin necesidad de recurrir a la fuerza, a unas acciones de hecho que podrían dañar el clima de entendimiento que resulta imprescindible para la atención y resolución de los múltiples desafíos que tiene nuestra Patria relativos a su desarrollo armónico, civilizado, pero además urgente e impostergable. Recordar que la guerra de Secesión se financió en gran parte con el algodón que el Sur exportaba a Europa y el Norte con la emisión de papel moneda, tras rechazar Lincoln un cuantioso préstamo a un interés usurario para aquellos tiempos. El Norte como el Sur suspendieron las libertades civiles y provocaron la inflación y recurrieron al reclutamiento obligado para nutrir sus ejércitos. Lincoln puso énfasis en mantener la Unidad de los Estados Unidos por encima de todo, aunque su intención no fue en un principio abolir la esclavitud sino restringirla, terminó por Proclamar la Emancipación el Uno de enero de 1863, que otorgaba libertad a todos los esclavos. Así: "La lucha por la libertad humana es el ideal supremo de la humanidad, de todos los pueblos que anhelan a vivir en paz y donde todos sus derechos sean respetados y donde los intereses comunes sean el mejor escudo contra la usurpación, la opresión o la injusticia. O sea donde rija un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo conforme a la trilogía que tipifica la historia de las constituciones. La historia de los Estados Unidos es un ejemplo típico de cómo Tomás Jefferson, John Adams, Alexander Hamilton y James Madison considerados los fundadores por la solidez de principios que introdujeron hace ya más de 200 años y que sirvió de inspiración a otras en Polonia, Alemania, Holanda, España, Portugal, los países de América Latina que habrían de copiar la esencia de ese primer instrumento." (Google. La Primera Constitución.10.08.06) "Declaramos que todos los hombres son creados iguales; que todos son dotados por su creador de derechos inherentes e inalienables; que entre éstos se encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para asegurar estos derechos, se instituyen los gobiernos entre los hombres, derivándose sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; que cuando una forma de gobierno es contraria a estos fines, el pueblo tiene derecho a alterarlo o abolirlo, instituyendo un nuevo gobierno, que base su fundamento en unos principios y organice sus poderes de forma tal que sea la más efectiva para asegurar su seguridad y felicidad". (Abraham Lincoln y la Constitución)