Cayó por su propio peso, por el peso que genera la falta de diálogo, que es la única razón de este fracaso anunciado como un cuarto intermedio por el propio vicepresidente, padre y gestor de la patentización de los dialogueos en Bolivia.
Los partidos de oposición que habían aceptado asistir, se retiraron de capa caída a sabiendas de que seguir insistiendo en un diálogo que no es tal los estaba desgastando, estaba terminando con la poca credibilidad que les quedó desde que fueron sometidos al mismo tipo de charlataneo en la cumbrecita borrascosa de la constituyente que finalmente fue abortada para imponer una constitución por la fuerza de la violencia y sin lugar a pataleo.
Fracasó el diálogo político y el gobierno declaró "cuarto intermedio", según el parte oficial que tuvo que admitir que la "guagua" nació muerta, porque era una gran mentira eso de que el gobierno quería una reconciliación en el país. Porque es un secreto a voces que en la cartilla de un régimen totalitario no hay reconsideración posible, sólo tácticas distractivas mientras se produce el avance a la mala, mientras se busca el momento indicado y preciso para dar la puñalada final y artera.
El diálogo para la reconciliación en el país era un bluf, habitual en los proyectos dictatoriales que encaminan a las sociedades hacia sus planes utilizando prácticas engañosas y en el que la mentira y el manoseo forman parte de las campañas propagandísticas que se dan a la tarea de tapar la realidad con un dedo, que se usan como técnicas distractivas para engañar al pueblo y para que sirva de pretexto a los que conforman la corte de sus alcahuetes oficiosos: organizaciones internacionales y países amigos que están sirviendo para afinar los planes dictatoriales sin sonrojarse y sin el más mínimo atisbo de vergüenza.
El actual gobierno nunca tuvo la menor voluntad de arrancar con un verdadero diálogo, sólo lo ha usado como trapo rojo para torear y cansar a los prefectos, a los cívicos, al pueblo expectante, sufriente, agotado por tanta payasada y teatrillo de cuarta.
Se anunció con bombos y platillos que el diálogo debía cumplir el objetivo de compatibilizar el nuevo texto de Constitución Política del Estado con los estatutos autonómicos, mientras el gobierno actuaba con la doble moral de pregonar una cosa con unos actores y negarla al mismo tiempo con otros: los movimientos sociales, que tienen el papel de hacer de bravucones populares que se las tienen con todo, que no respetan las leyes, que a nombre de ser emparentados con Juan Pueblo toman la justicia y las leyes por su propia mano.
En rueda de prensa, García Linera dijo que la determinación fue asumida para evitar que el trabajo que realiza la mencionada comisión no sea interferido por la campaña a iniciarse por el referendo revocatorio de mandato el 10 de agosto. Sin embargo, se informó que en realidad todos los que seguían concurriendo al dialogo ya se habían dispersado por la fuerza de gravedad de lo que cae por su propio peso.
¿Qué dirán ahora los comedidos de la OEA y los países "amigos" del gobierno y enemigos del pueblo boliviano?
En una triste apología del diálogo, el Vicepresidente de la República explicó que hasta el 9 de junio se alcanzó interesantes acuerdos respecto a todo un capítulo referido a los derechos y que el punto de autonomía departamental queda pendiente para su tratamiento hasta después del 11 de agosto próximo. Se olvidó decirnos que hasta ahora no se ha encontrado la fórmula de sacarle peras al olmo. Manifestó también que en los últimos días el escenario político nacional se ha electoralizado, por lo que para evitar que una mesa de diálogo tan importante sea empañada por el debate político partidario se ha decidido suspender "temporalmente la continuidad de esta mesa de trabajo hasta el día 11 de agosto". Tampoco aclaró que la electorización del ambiente se la debemos al gobierno y que no hay miras de que el clima enrarecido se oxigene con un verdadero diálogo. (Nota del editor: el artículo pertenece a Centa Reck y está en hoybolivia)