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jueves, 5 de junio de 2008

Los Tiempos publica el art. de M. Aira ´"De la política a la violencia y el odio"

Al parecer las valiosas reflexiones que escriben aquellos ciudadanos que se destacan por su sabiduría, su correcta orientación, su amor a la Patria y que están por encima de las intriguillas, los intereses bastardos o la consigna partidista no son suficientemente leídos por los gobernantes que lejos de aceptar la conseja desprecian a Confucio quien afirmó: "gobernar significa rectificar" o a Montesquieu: "el principio del gobierno democrático es la virtud", "que la violencia es una debilidad" y que "nunca se entra por la violencia en el corazón del pueblo" había escrito Moliére. Qué cierto: "la violencia no deja de tener cierto parentesco con el miedo" (A. Graf) y como escrito para nuestros días por Winston Churchill "a quienes no conocen otro lenguaje que la violencia hay que hablarles en su propio idioma". Cuesta reconocer que un estado está bien gobernado cuando los ciudadanos obedecen a sus magistrados y éstos a las leyes (Goethe) cuando se pretende desconocer que la civilización no es la exposición de una raza, sino de una cultura y que ésta es sinónimo de civilización y de progreso intelectual porque sólo hay un bien y es el conocimiento y hay un mal que es la ignorancia muchas veces confundida con el analfabetismo, "la ignorancia es la madre de todos los males" (Honorato de Balzac) "la ignorancia puede ser curada pero la estupidez es eterna" (Matt Artsson). Si bien es cierto que "los pueblos tienen el gobierno que se merecen" según Gaspar de Jovellanos, "¿qué mal ha cometido Bolivia para tener un gobierno como el que tiene?" (Matías Cavallier) Porque está mostrando que "el odio es la cólera de los débiles" y que "cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga" (Victor Hugo), cuán cierto es que la gente odia a quienes le hacen sentir su propia inferioridad. Hemos recogido gracias a los motores de Internet la increíble frecuencia con que Evo Morales se ha referido a "los enemigos de mi gobierno, a los oligarcas y adinerados, a los dueños del capital, a los explotadores de 500 años" y frases por el estilo, haciéndoles culpables de todos los males y lo ha hecho en la medida de cinco veces a la semana, 20 en un mes y 240 por año, lo que da por resultado en su período de Administración y contabilizando sus apariciones dentro y fuera del país, ruedas de prensa, entrevistas especiales, etc., un mínimo de 500 expresiones de revancha, de odio, de venganza y de animadversión contra grupos de bolivianos que no son de su agrado. "Odiar es un despilfarro del corazón" de Og Mandino y olvidando que "la patria no es de nadie en particular, sino de quien la sirve respetando a todos sus ciudadanos" (José Martí) y que "buscar la unidad por la violencia es una acción baldía" frase perenne de Pío Baroja, complementada por Le Fontaine: "la paciencia y el tiempo hace más que la fuerza y la violencia" El menosprecio oficial por las críticas, los oídos sordos a la prédica de la comprensión y el entendimiento y al clamor cada día mayor de "gobernar para moros y cristianos, dejar de atizar el odio abierto y el encubierto" que tanto daño le está haciendo al alma boliviana y que está sembrando criminalmente el desenfreno, la venganza y el miramiento y si no, veamos el aumento de la criminalidad, la proliferación de los linchamientos (ver el descarnado Informe Especial de Opinión del 16 de marzo 2008) "porque la violencia engendra la violencia". Tantos artículos y reflexiones tan sólo les hacen sonreír a los poderosos "ya pueden seguir intercambiando sus papelitos entre los opositores que nadie les toma en cuenta" (Canciller Choquehuanca), olvidando que "el odio es un borracho al fondo de la cantina que constantemente renueva su sed con la bebida" (Baudelaire). Así en palabras prestadas "el odio nunca es vencido por el odio, sino por el amor" inmortal frase de Gandhi, o "si las masas pueden amar sin saber porqué, también pueden odiar sin mayor fundamento, por socarrona incitación" (Shakespeare). El tiempo es demasiado precioso para sacrificarlo en actos de violencia o en incitaciones al odio. La frágil existencia de la nación tiene que ser protegida con la voluntad política de buscar la fraternidad y la comprensión, gobernando para todos los bolivianos al margen de su raza, del color de su piel, del grosor de su billetera o del lugar de su origen si es del campo o la ciudad, mandato implícito nada menos que en el primer artículo de la CPE "Bolivia libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural... adopta para su gobierno la forma democrática... fundada en la unión y solidaridad de todos los bolivianos"