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domingo, 14 de diciembre de 2008

en homenaje al amigo y camarada Benjamín Miguel Harb el cooperativo Opinión acaba de publicar

El estremecedor mensaje de la muerte
Mauricio Aira

Su última llamada la recibí hace algunos meses. “Mauro quiero agradecerte por tu libro” y fue una larga conversación, aunque no lo suficiente como para contarnos mutuamente nuestras cosas. Solíamos comunicarnos por todos los medios, las cartas, los mensajes de internet, las visitas a Bolivia y Benjamín con su rutina acostumbrada del bufete a la casa, de allí a la Universidad donde enseñaba derecho constitucional la materia de su predilección que lo convirtió en uno de los expertos, al punto que propios y extraños demandaban su inapreciable consejo.

Católico ejemplar desde muy joven militó primero en Humanismo Cristiano bajo la inspiración de la doctrina social de la Iglesia, las encíclicas romanas y los pensadores como Maritain y Bloy junto a una pléyade de intelectuales bolivianos como Remo Di`Natale, José Bustamante, Ossio, Grájeda, Gregoriú, Gumucio, Bailey... formarían algo después el Partido Social Cristiano del que fue uno de sus principales animadores y generoso mesenas. Durante varias decenios cumplió tareas legislativas alternando en la representación parlamentaria con Alfonso Prudencio (Paulovich), Luis Ossio, Jorge Grájeda, René Cabrera joven campesino que falleció cuando todavía se esperaba mucho de su labor.

Admirable en su desempeño público, jamás estuvo vinculado a ningún negociado, a ningún grupo de poder que hubiese traficado con la política, ni ejercitado su poder y su prestigio en forma negativa. Elegida presidenta Lidia Gueiller en el quinquenio tormentoso que precedió a la dictadura de García Meza, Benjamín Miguel le acompañó de principio a fin como Ministro Secretario. Su paso por el poder dentro del Palacio Quemado no dejó rastro alguno de corrupción o desprestigio, más al contrario la primera mujer Jefe del Estado, se vanaglorió de haber “tenido la suerte de contar con un Secretario Ejemplar”.

Como responsable del Partido Demócrata Cristiano que fue el nombre definitivo con que transcurrió su vida en el acontecer político nacional, Benjo como le llamábamos sus camaradas, desplegó todas sus energías para mantener activa a la militancia y su siempre vigoroso aporte intelectual al partidismo, ofreciendo sólido apoyo a la formación política de la dirigencia a todo nivel. Su entusiasmo era siempre contagioso, y su energía inagotable para ir escalando prestigio y consolidando la presencia del PDC en el concierto de los demás partidos.

Cuando el camarada Benjo me dió la noticia del libro “33 Artículos”, comentó “me emocionó tanto que te hubieses referido a nuestra común detención en las celdas de la Policía Política y las circunstancias de entonces bajo le égida de Hugo Bánzer” que más tarde se transformó en demócrata y se convirtió finalmente en presidente de la República. En efecto allí tenga referido que “hospedado en una misma celda con Simón Reyes y Roberto Moscoso minero uno y fabril el otro, pasábamos las jornadas en tertulia desordenada y nerviosa, hasta que en algún momento escuché que alguno me llamaba por mi nombre. Grande mi sorpresa al comprobar que se trataba del camarada Miguel” – me tienen metido en una celda de delincuentes comunes, me roban mis cosas y me contagian sus piojos- comentó con la precaución natural de no ser sorprendido por los esbirros “toma, para que no te aburras”, cuando abrí el sobre ya Benjo se había alejado. Vi que era un libro muy gastado. Su autor Franz Kafka. Su título La Metamorfosis.

Al principio tuve dificultad en comprender de qué trataba la obra. La leí en forma desordenada a la luz mortecina del único foco de la celda y de cuya posesión nos turnábamos los tres detenidos políticos. La detención duró en mi caso pocos días. Al ser nombrado Juan Pereda ministro de Gobierno de Bánzer, su primera medida fue dejar en libertad a los detenidos y me abrieron la celda y pude salir a un hotel, horas después me trasladé a Cochabamba a reunirme con los míos.

La Metamorfosis me acompañó durante varias semanas, para una segunda y tercera lecturas. Comprendí la genialidad del autor, y el profundo sentido humano de su personaje el insecto “gregorio” que va disminuyendo de tamaño hasta desaparecer. Al principio su presencia era importante en la familia, más tarde al perder su voz y el voto, “gregorio” ya no fue nada ni nadie. Comprendí sus códigos y la opresión del hombre por el hombre que nos transforma, nos sublima, nos acerca por encima de toda mezquindad humana.

Tuvieron que pasar varios años antes de poderle agradecer a Benjamín Miguel por La Metamorfosis que dejó en mis manos, de ahí la extraordinaria alegría de recibir su llamada y oír su respuesta a mi dedicatoria. La noticia de su desaparición me estremeció por un instante, aunque reaccioné pronto ante el consuelo de nuestro encuentro futuro en el más allá.