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miércoles, 14 de enero de 2009

qué quiere usted Lanza! le espetó García Meza al patriota. !Que se vaya, carajo! el hecho marcó el fin del dictador en mayo de 1982, 10 meses apenas.


Democracia inédita y no soy inquilino del Palacio
Mauricio Aira

Oh! La historia esa inefable maestra de la vida que nos enseña lo que vale realmente y lo efímero e intranscende! Corría el 1981, habían transcurrido diez meses de la toma del poder público por Luis García Meza y su mafia de narcotraficantes. Para justificar el golpe del 17 de julio de 1980 los complotados proclamaron que lo hacían para conjurar el peligro de un gobierno comunista presidido por Hernán Siles Zuazo elegido el 29 de junio asociado con el MIR, el PCB y el M.R. Tupac Katari. El golpe fue cruento con decenas de muertos y heridos, los paramilitares dispararon a mansalva sobre los grupos que se atrevían a demostrar su descontento con gritos de repudio. El terror se había impuesto, ni prensa libre, ni Congreso, ni organizaciones que pudieran dar su opinión, todos a obedecer y los militares a mandar, salvo un grupo de jóvenes rebeldes encabezados por Emilio Lanza.

Lanza a la sazón comandante del CITE (Centro de Instrucción de Tropas Especiales) se armó de coraje y acompañado de valientes oficiales bien armados se llegó hasta la sala en que García Meza había convocado a los jefes y oficiales de la Séptima División. “Hemos venido para expresar descontento y malestar porque usted mi General García, asume todos los cargos vale decir comandante de ejército, comandante en jefe y jefe del gobierno militar y no hace nada, no atiende ninguno de los despachos. Su tiempo lo emplea en francachelas, juegos de taba y de cacho, con mujeres y alcohól, en lugar de gobernar” García Meza enrojeció de espanto sentado a la testera del cónclave, atinó a preguntar “Qué quiere usted Lanza” y el interpelado ¡Que se vaya, carajo!

La frase pertenece a la historia. Marcó el principio del fin de una dictadura que su autor había estimado de “para toda la vida, porque voy a fundar una democracia inédita”. Después de mayo de 1981 vinieron otras acciones políticas y militares y García terminó a los 382 días, sucedido por Celso Torrelio igualmente dictador que permaneció 11 meses y 6 días al mando de la Nación y la efímera presencia de Guido Vildoso Calderón que en 81 días tuvo apenas el tiempo para compaginar la posesión de Hernán Siles con el conglomerado de partidos que le hizo ganar las elecciones. Recibió la joya de Simón Bolívar el 5 de octubre de 1982.

Quién acaba de proclamar “No soy inquilino del Palacio, he recuperado la casa que nos habían quitado. Estamos aquí para quedarnos” no es otro que Evo Morales que nos tiene acostumbrados a frases histriónicas y rimbombantes relevando el deseo hasta ahora sepultado en su subconciente “de quedarse allí para siempre”. La confesión ha provocado un estremecimiento entre la ciudadanía no tanto por inesperada cuanto por contundente e inoportuna, en los prolegómenos de un plebiscito para aprobar o reprobar el texto de una CPE que casi nadie ha leído y que cada día, para quienes la estudian resulta una caja de pandora, llena de desagradables sorpresas.

La Iglesia Católica seriamente preocupada por la fe, la moral y la integridad del pueblo boliviano puso al menos 16 reparos al texto los que no han sido atendidos. Tienen que ver con la enseñanza religiosa, la institucionalidad del matrimonio, y aunque admite un ligero cambio en el texto del artículo tercero que hasta ahora ha reconocido y sostenido oficialmente, insiste en una profunda libertad de credos siempre y cuando no estén reñidos con la fe cristiana. Y otros que podrían conducir a la virtual desintegración de la nacionalidad.

Otras instituciones como ser los empresarios, los educadores, los trabajadores, los intelectuales han expresado serias observaciones y expresado tales argumentos que el Presidente ha tenido que admitir que la nueva CPE permitirá cambios e interpretaciones en base a decretos supremos para implementar “el cambio”. La ciudadanía teme y no sin razón que votar por el sí, traerá mayores problemas de los que ya está viviendo la nación y que tienen que ver con el narcotráfico, el contrabando, la corrupción, el incremento de la pobreza, la destrucción de instituciones entrañables al alma nacional.

No extrañe por tanto que los más fanáticos masistas se rasguen las vestiduras y se den golpes de cabeza ante la reacción de católicos y otros creyentes por la velada actitud del grupo de ateos y fetichistas que se han tomado el poder y que en nombre de movimentos sociales pretenden imponer medidas para perpetuarse en el poder. La cristiandad perdura a través del tiempo y del espacio, ha sobrevivido las peores persecusiones y amezas de modo que aquello de “la democracia inédita” y lo de “he llegado para quedarme de por vida”, no son sino incidentes que sepultará la historia con el generoso manto del olvido.