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miércoles, 14 de enero de 2009

a nombre de los indígenas nos gobiernan elites y grupos familiares. analiza Los Tiempos y afirma que se trata de una "grosera mentira"

Las declaraciones del presidente Evo Morales durante la inauguración del VII Congreso del MAS, según las cuales no está en el gobierno de paso, sino “para toda la vida”, han dejado expuesta una de las más cuestionables características del proyecto político que se propone imponer en nuestro país.
Previendo que sería muy difícil defender francamente esas intenciones, mucho menos en vísperas de un referéndum, los ideólogos del MAS se apresuraron a buscar matices para darles un aspecto menos repulsivo a las confesiones de su jefe. Dijeron que, en realidad, lo que Morales quiso decir es que son los “sectores populares” quienes gobernarán el país por siempre. Es el caso del Vicepresidente, Álvaro García Linera, según quien los que actualmente gobiernan, y gobernarán eternamente Bolivia, son y serán “los sectores populares que representan el 90 por ciento de la población (…) "porque permanentemente vivieron relegados y quienes estuvieron al frente fueron pequeñas élites".
Al llegar a este punto, y al comparar esas frases con lo que ocurre en la realidad, resulta obvia la pregunta: ¿dónde está la presencia de los “sectores populares” en el gobierno actual? ¿No son acaso “pequeñas élites”, “pequeños grupos familiares” los que en nombre de los indígenas han asumido el control total de la burocracia estatal? Que lo hagan “en nombre” de los sectores populares, es otra cosa. Pero decir que hubo un cambio en el origen social de los que hoy por hoy nos gobiernan, es simplemente una grosera mentira. Que hay, por ejemplo en el gabinete ministerial, una o dos personas provenientes de “sectores populares” asumiendo roles decorativos detrás de los que está una camarilla de “asesores” provenientes de “pequeñas élites”, no atenúa en nada la falsedad que se esconde tras el supuesto “gobierno de los indígenas”. El caso es cada vez más parecido al rol que en las revoluciones comunistas del siglo pasado jugó la “nomenklatura” en nombre de la “dictadura del proletariado”.
En esos casos, en nombre de los obreros se hizo del poder una nueva élite de “pequeño burgueses”, ninguno de los cuales tenía nada de proletario, como aquí tampoco ninguno de los que en verdad gobierna tiene nada de “indígena originario”. Sin embargo, esta usurpación del poder hecha en nombre de proletarios, antes, y de indígenas ahora, no deja de ser eficiente. El éxito con el que los masistas de última hora se han hecho del control del poder y la posibilidad de que éste se consolide mediante el proyecto de Constitución, es una clara muestra de lo fácil que para los nuevos de privilegiados puede resultar subirse a los hombros de los “sectores populares” haciéndoles creer que son ellos los que gobiernan y gobernarán.