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sábado, 17 de enero de 2009

sin prensa libre todo cae en el poder totalitario. las recomendaciones de lula son una señal de desconfianza a evo. ojo! lo analiza centa reck desdeHB

Falló el Lula-lula

Está claro que Lula ya se ha dado cuenta que su incondicionalidad con Hugo Chávez y con sus amigos del club del clan del Socialismo del Siglo XXI está bajo la mira de la diplomacia de Itamaratí, que es un cuerpo diplomático serio, que no va a afirmar nunca que las piedras tienen sexo, ni que los ancianos sabios de su país viven 200 años, lo que por más barbaridad que sea quizás sirva para explicarse por qué en algunos países como Bolivia siguen votando estos ancianos después de más de cien años de nacidos.
También Lula sabe que tiene sobre sí los ojos de los militares brasileños, quienes conforman una institución que se precia de servir a su patria y no a los presidentes de turno y que no se muestran proclives a recibir cheques venezolanos o prestar favores propios de mercenarios a cambio de ser ascendidos de jerarquía.
No olvidemos tampoco, que sobre Lula pesan los ojos del potente empresariado brasileño, sector que está consciente de que el trabajo es la fuente de sus riquezas y que la producción y el comercio no pueden cambalachearse por favores de aquí y allá, o prebenditas recibidas del Gobierno, por lo menos la mayoría de ellos no lo haría al alto precio de vender sus almas empresarias a un diablo estatista-totalitario, porque saben que este diablo finalmente terminaría arrastrándolos al infierno con empresas y todo.
Brasil es una potencia y como tal no va a permitir nunca un presidente-caudillo que haga lo que le venga en gana, razón por la que Luis Ignacio Da Silva, ha tenido que aprender a jugar muy bien el juego del Lula-lula para darle a Dios lo que es de Dios y al Diablo lo que es del Diablo.
Lula sabía que al venir a hacer una de sus ya usuales visitas a Bolivia, tenía puestos en él todos los ojos de su país que tendrían una nueva oportunidad para ver cómo se conducía en la intrincada situación de tratar de deslizarse en medio del reino del revés donde nada el pájaro y vuela el pez, donde los empresarios son perseguidos por trabajar, los periodistas encarcelados y censurados por contar la verdad y los opositores son tomados como enemigos.
Ese es el motivo por el que Lula tuvo que aplicarse por jugar muy bien el Lula-lula y además tuvo la buena intención de apuntarle a su amigo Evo Morales, que debe respetar ciertas reglas del juego para seguir teniendo respaldo y para poder incluso seguir recibiendo ayuda de sus padrinos internacionales, pues Evo y Chávez le están haciendo difícil la loba a los presidentes que los apoyan y que necesitan por lo menos mantener un fachada de pro democráticos, pro justicia y civilización de cara a sus países.
Desgraciadamente no tenemos la menor esperanza de que sus consejos caigan en terreno fértil, porque el presidente Morales ha optado por ser pupilo de Hugo Chávez y seguidor incondicional de sus bravuconadas y su estilo de tiranosaurio salido de una reedición de cien años de soledad.
Lula siempre ha acudido en respaldo de sus amigos del Foro de Sao Paulo, así lo ha hecho ante los incontables referendos y votaciones de Chávez en su esforzada carrera a la reelección indefinida, o a la patética versión de la tiranía en calzones de mujer de la argentina voluptuosa pero poco democrática Cristina Fernández y por supuesto que también ha acudido solicito ante los reiterados llamados de socorro que le ha hecho su amigo Evo Morales.
Lula nunca le ha puesto reparos a sus amigos y le ha hecho la vista gorda a las jugadas con la que estos están destruyendo las democracias del continente; pero como ahora la alerta roja ya está prendida en la institucionalidad del Brasil, a cuenta de tanta barbaridad que les está ocurriendo a los países vecinos, y que es tanto así que Lula ya no puede seguir haciendo de las suyas indiscriminadamente, por lo que en la presente oportunidad ha vuelto a apoyar a su amigo Evo, pero con la condición de cantarle también sus verdades, porque el Brasil sabe que la palabra de Lula oficia como la palabra del Brasil y esto ya no se lo van a permitir así nomás las instituciones brasileñas que están en pleno conocimiento del juego del Lula- lula; mucho más después de las últimas acciones que tuvo con Unasur sobre el tema de Pando y en las que Lula se hizo el desentendido aunque tenía evidencias de que la historia había sido mal contada y manipulada por el Gobierno de Evo Morales.
Lula estaba en posesión de la verdadera historia porque manejó un informe de su propio servicio de inteligencia debido a que los cientos de refugiados tuvieron que entrar a s su país a causa de la confrontación, la militarización, la persecución y el cautiverio que todavía sufre el pueblo de Pando.
Este es el motivo por el que si bien aceptó venir a nombre de su país tuvo que sugerirle a Evo "gobernar para todos" y ser más tolerante y paciente, lo cual implica haberle señalado que un gobernante de un país civilizado debe respetar a todo su pueblo por igual y no puede perseguir a los empresarios perseverando en destruirlos, y que por supuesto debe además construir su proceso dentro de las reglas de la democracia, lo que implica no violar leyes, no pasar por encima de la instituciones, guiado por la angurria por el poder que lleva a que un presidente se convierta en un dictador empedernido.
La prensa también estuvo en sus recomendaciones, porque sin duda esta es la garantía de la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos. Sin prensa libre todo cae rápidamente en los confines del poder totalitario, de la impunidad que lleva a los pueblos a pagar una factura de represiones, muertes y torturas que nacen del seno mismo del Gobierno.
La no presencia del prefecto y autoridades departamentales fue una evidencia para los brasileños de que no existe el pacto social que Morales intenta hacer creer que ha realizado su Gobierno con el departamento. El incansable Evo Morales despidió a Lula y como su visita no llenó sus expectativas ni cumplió el cometido que esperaba, volvió a llamar a los prefectos citándolos a una nueva reunión para hablar de autonomía.