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martes, 17 de febrero de 2009

pildoritas en la noticia se podrían llamar los "dijes" que nos ofrece humberto vacaflores en su portal característico Siglo XXI una mezcla de ironía..

Las dolencias del MAS
Quienes miran esta tormenta política desde dentro del gobierno aprecian que la inmolación de Santos Ramírez saca de escena a una pieza clave de la ideología masista original. Y refuerza al sector de los advenedizos, es decir de los que, según esta visión, están sacando provecho del liderazgo del presidente Morales, mientras dure.
Decesos y amputaciones: El parlamentario masista Gastón Cornejo, que goza de mucho prestigio incluso en la oposición, dijo la semana pasada que el MAS "está herido de muerte". El vicepresidente, Álvaro García Linera, prefirió usar la figura de una amputación: "nos hemos cortado un brazo", dijo al referirse a la caída de Ramírez.
Otro fundador del MAS, el ex constituyente Román Loayza, cree que la decisión del gobierno de cortar la corrupción por lo sano, pero sacrificando solamente a Ramírez y no a otros corruptos del propio gabinete, es una discriminación perversa y, en el fondo, racista. Que si Ramírez hubiera sido "blanquito", podía haber esperado que se lo perdone, del mismo modo que el presidente perdonó a Juan Ramón Quintana.
Gabinete neoliberal: Loayza no se consuela. Y critica todavía más al presidente Morales. Dice que el nuevo gabinete de ministros no es plurinacional, como reclama el gobierno, sino simplemente "neoliberal".
Lo que ha explicado el presidente Morales es que el gabinete es transitorio y que sólo a partir de diciembre se conocerá a los ministros de la Bolivia Plurinacional. Por el momento, los pueblos originarios no están representados en el gabinete.
El MAS está en su peor momento, dicen quienes fueron testigos de la última reunión del partido, realizada en Oruro. Allí, el propio presidente Morales ofreció a Fidel Surco el titulo de subjefe del MAS, pero éste prefirió el cargo de dirigente de Consejo Nacional para el Cambio (Conalcam). Quienes lo conocen dijeron que Surco opina que el MAS no existe, y que en cambio como dirigente del Conalcam tiene mucha más influencia en el país y en el gobierno.
Los que reciben las bofetadas: Es decir que, según este comportamiento, lo que ha ocurrido en tres años de ejercicio del gobierno es que el MAS no ha podido estructurarse como partido y que, en cambio, los aliados se han organizado muy bien.
En este panorama, la caída de Santos Ramírez es un golpe muy duro al futuro del MAS como estructura partidaria. Ahora no quedan más ideólogos de la tendencia originaria del MAS. Se fue Filemón Escóbar luego de romper con el presidente Morales y ahora se ha derrumbado Ramírez. No queda nadie más. Román Loayza es un pilar del MAS, una reserva moral, pero no llega a ser un ideólogo.
Dentro del gobierno, por lo tanto, los miembros del original MAS se han convertido sólo en los personajes que reciben las bofetadas. Los aliados no lo festejan pero han quedado fortalecidos.
Román Loayza ha hecho una advertencia seria. Dijo que si las cosas no mejoran, los sindicatos de campesinos, base de los movimientos sociales que apoyan a Morales, dejarán de trabajar por el proyecto.
El brazo eficiente
Está quedando claro que el gobierno del presidente Morales tiene dos brazos: el inepto y corrupto, y el eficiente, que avanza sin cesar.
El primer brazo está representado por quienes están a cargo de la gestión, mientras que el segundo está a cargo de quienes tienen la responsabilidad de avanzar en las nacionalizaciones.
Avance estatizador: En pleno escándalo de la destitución y encarcelamiento de Santos Ramírez, el equipo nacionalizador estaba presionando a las empresas departamentales que controlan el suministro de gas natural para que cedan su lugar a empresas estatales.
El senador opositor Carlos Darlach dijo este fin de semana que las autoridades de YPFB se convirtieron en un obstáculo que impide el normal suministro de gas natural a los sistemas domiciliarios y a los surtidores para los automotores.
En efecto, YPFB ha frenado todas las autorizaciones para el suministro de gas natural a nuevas conexiones domiciliarias. Las empresas que se ocupan de esto en las ciudades del país han hecho el trabajo de instalar ampliaciones de las redes de distribución, pero no reciben la autorización para dotar de gas a esos domicilios.
Todo con Evo, nada sin él: La explicación es que el gobierno del presidente Morales quiere ocuparse directamente de todo lo que tenga que ver con los servicios básicos, incluido el gas natural, los teléfonos, la luz eléctrica y el agua potable.
Para lograr ese propósito es necesario quitar del mercado a las empresas que estén a cargo de esos servicios. El método es la compra de las empresas por parte de los entes estatales correspondientes.
Las empresas que distribuyen gas natural en las ciudades tienen hasta este fin de mes para cumplir sus propósitos, porque YPFB les quitará la licencia para operar. La empresa estatal se hará cargo de la distribución del gas natural en todos los domicilios. La idea es que el presidente Morales sea quien inaugure cada una de las nuevas conexiones barriales.
Situación insostenible: Del mismo modos, el equipo eficiente del gobierno avanza en el proyecto de conseguir la nacionalización de las empresas telefónicas. La estrategia consiste en que la nueva autoridad regulatoria fijará tarifas muy bajas, a tal punto que sean insostenibles por parte de las cooperativas. El método podría servir también para las cooperativas del sector eléctrico. Y para todas las demás que se ocupan de servicios básicos.
Autonomía de gestión: Los equipos que se ocupan de este avance estatizador no operan en coordinación con los ministerios. Cuentan con asesores venezolanos y cubanos que tienen, virtualmente, autonomía de gestión. Por eso es que se advierte una diferencia tan grande en los grados de eficiencia entre quienes tienen a su cargo la gestión de gobernar y quienes se ocupan de esta estrategia estatista.
En el fondo, de todo esto surge una contradicción, pues la pésima gestión revela que el gobierno no tiene buenos administradores, ni piensa en cambiar el método que usa para las designaciones. Y pese a eso, sigue aspirando a controlar más espacios de la economía. Eso podría ser contraproducente, pues mostraría que los servicios funcionan bien cuando son privados y mal cuando son estatales.