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domingo, 30 de mayo de 2010

nueva etapa en la historia. la construcción de la autonomía en base de la justicia social. libertad y pluralismo. son augurios de Los Tiempos y en paz

Con la posesión –esta mañana-- de los nueve gobernadores departamentales comienza una nueva etapa en la historia del país: la de la construcción de una Bolivia democrática y autonómica en la que –por lo menos en eso se ha depositado la confianza-- será posible que haya justicia social, equitativa generación y redistribución de riqueza, libertad y pluralismo.

No será un proceso fácil. De hecho, es necesario tener conciencia de que se trata de una propuesta arrancada a una tradición centralizadora que se vio revigorizada con la ascensión al poder del MAS. Esta tradición ha interpuesto --felizmente en forma infructuosa-- todos los obstáculos para llegar a este domingo y es posible prever que lo seguirá haciendo en el futuro próximo. De hecho, que se haya dispuesto en la denominada “ley corta”, que regulará transitoriamente este proceso, que sea el presidente del Órgano Ejecutivo quien ministre posesión a los gobernadores electos por medio del sufragio universal es una muestra de la poca voluntad política existente en ese nivel para impulsar este proceso.

Desde el lado de los gobernadores comienza un proceso de aprendizaje que seguramente tendrá sus virtudes y sus defectos. De hecho, el propio sentimiento ciudadano sobre la autonomía varía de un departamento a otro. Una es la realidad de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando –pese a la virtual toma por parte del Ejecutivo de esta región--, otra, la de Cochabamba y Chuquisaca y diferente la de La Paz, Orurto y Potosí. En los primeros, hay una clara vocación por caminar por este sendero, porque se tiene una firme convicción de que el modelo centralista ha limitado sus potencialidades. En Cochabamba y Chuquisaca, aparecen posturas que oscilan entre una voluntad autonomista por muchas condiciones objetivas vividas en esas regiones y la identificación político-cultural con el MAS, que aminora su demanda descentralizadora. En cambio, es posible afirmar que a La Paz, Oruro y Potosí se ha impuesto la autonomía y sus gobernadores lo son, no en tanto buscaron cumplir esa misión, sino en cuanto el jefe del MAS así les instruyó.

Sin embargo, llegado el tiempo del ejercicio de la función, se puede postular la idea de que el propio proceso irá involucrando a sus dirigentes más allá de sus propios sentimientos e ideas.

En el caso de Cochabamba, hay indicios de que este proceso será particularmente complejo por la presencia de los movimientos sociales que pugnan, en relación directa con el Órgano Ejecutivo, por copar espacios de poder. No se explica de otra manera que, pese a que el Gobernador ha recibido alrededor del 60 por ciento del apoyo popular, vea que su secretario general –puesto clave en la estructura de la Gobernación-- haya sido nombrado por el presidente del Estado a través de los productores de coca.

Habrá, pues, fricciones que sólo el ejercicio de las atribuciones otorgadas por la Constitución Política del Estado y la mencionada “ley corta” –y la futura Ley de Autonomías-- permitirán superar si hay voluntad de mejorar la vida de la ciudadanía y no de imponer criterios sectarios. Por ello, el desafío que enfrentará el Gobernador cochabambino será hacer confluir las exigencias de un departamento que debe recuperar el papel de bisagra de la unidad nacional con la demanda político-ideológica proveniente del poder central.

En todo caso, esta vez sí se puede hablar de cambio...

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