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lunes, 23 de enero de 2012

fuerte e inmediata reacción provocó la acusación de SEEM a los indígenas del TIPNIS de buscar asesinarlo "lincharme como a Villaroel" Ver comentario al final de la nota


Entre las tantas “evadas” del discurso presidencial de este domingo, el primer mandatario incluyó una nueva fantasía conspirativa, esta vez dirigida contra los indígenas que marcharon en defensa del TIPNIS.
Según Morales, los marchistas estuvieron a punto de lincharlo de forma similar a como sucediera con el dictador Gualberto Villarroel en 1946, quien acabó colgando de un farol en la plaza Murillo.
Evo afirmó que los indígenas “estaban gritando Villarroel, Villarroel”, declaración que fue inmediatamente desmentida por el dirigente de la CIDOB, Fernando Vargas, quien le pidió no mentir y tener más respeto para los nativos amazónicos.
“El presidente vive una crisis mental. Todo el tiempo piensa que lo quieren derrocar. La marcha sólo buscó el respeto a nuestro territorio, a nuestra casa. Nosotros no nos opusimos al desarrollo ni a la carretera, lo único que queremos es que no pase por medio del TIPNIS”, dijo Vargas.
Lo cierto es que Evo Morales llegó al poder denunciando conspiraciones en su contra y ha mantenido esa práctica durante sus seis años de gobierno.
A veces, los “conspiradores” fueron los autonomistas del oriente y el sur de Bolivia, a los que trató de estigmatizar como “separatistas”, “magnicidas” y “terroristas” por medio del caso Rozsa.
En otra ocasión, la “conspiración” fue achacada a la legación diplomática norteamericana, provocando la expulsión del embajador Phillip Goldberg.
Últimamente, parece haberles tocado el turno a los indígenas, los periodistas y las oenegés.
En el fondo, Morales no distingue entre conspiración, oposición o disidencia, identificando cualquier crítica con un intento de derrocamiento.
Fenómeno que se ha repetido a lo largo de la historia con los gobernantes de inclinación antidemocrática o autoritaria, que no conciben la posibilidad del disenso y caen en una lectura distorsionada de la realidad, poblada por sus propios fantasmas…
notishots@gmail.com
Comentario: Gualberto Villarroel mayor de Ejército y miembro de la logia Razón de Patria (Radepa) que surgió luego de la Guerra del Chaco para enjuiciar y ejecutar a los autores de las traición a la Patria que significó la derrota de Bolivia frente al Paraguay en una cruenta guerra (1932-1935) que dejó al menos 50 mil soldados bolivianos muertos en los campos de batalla, cuando se tomó el poder en 1944 resolvió ejecutar a viejos líderes de los partidos políticos y dirigentes cívicos de aquel 1945, en los episodios conocidos como los crímenes de Ch´uspipata. Movimientos de izquiera como el PiR se movilizaron, especialmente en la ciudad de La Paz, hasta levantar al pueblo que reaccionaba ante cada medida del Gobierno como la clausura del Año Escolar. Grupos violentos de universitarios y otros activistas tomaron el Palacio de Gobierno, dieron muerte a Villarroel y a uno de sus edecanes y a un secretario y ya cadáveres los arrojaron del Tercer Piso a la calle Ayacucho y de allí a los faroles frente al Palacio Quemado. El grito de la muchedumbre sonó ensordecedor "al farol", "al farol", de modo que cuando Evo Morales dice que escuchó consignas como Villarroel, Villarroel el dia que un millón de paceños apoyaron la marcha del TIPNIS y protestaron por el trato torpe, violento, inhumano, despiadado que los policias otorgaron a los indígenas, debió decir "al farol, al farol" y no Villarroel, Villarroel, alguno anda equivocado.

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