El funeral del líder sindical Simón Reyes fue el escenario del enfrentamiento verbal -y casi físico- entre el fundador del MAS, Filemón Escóbar, y el vicepresidente Álvaro García Linera.
Todo sucedió cuando García, alias Qananchiri, se apersonó en el velatorio de Reyes, lo que causó la indignación de Escóbar, viejo compañero de luchas del fallecido.
“No es un luchador social”, dijo Filipo, al momento de acercarse al vice y amagar con “darle un sopapo”, como comentó luego.
Más allá de lo desafortunada que pueda haber sido la reacción de Escóbar, lo cierto es que el altercado deja entrever una verdad: quienes lucharon desde filas políticas o sindicales contra las dictaduras militares acabaron ahora, bajo el régimen del MAS, en la disidencia, mientras que quienes no participaron en las mismas, o incluso fueron parte de aquellos regímenes (el propio presidente Morales fue policía militar en la dictadura de García Meza) se encuentran a la cabeza del Estado Plurinacional.
Curiosa paradoja, para un gobierno que se precia de “progresista”.
Recordemos, por ejemplo, el caso del desaparecido Cayetano Llobet, quien luego de sufrir el ostracismo en tiempos castrenses terminó siendo jaqueado y virtualmente expulsado de las pantallas de televisión por obra de las presiones del gobierno actual.
Y es que todos los autoritarismos, al fin y al cabo, tienden a parecerse…
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