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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Gonzalo Vizcarra protesta con toda razón porque los dirigentes de la COB "perdieron la brújula y rifaron la sigla cobista a la cabeza de Carlos Trujillo ofreciendo un apoyo engañoso "Evo 2014" cupular y antiestutuario.

Algunos actuales dirigentes de la otrora poderosa Central Obrera Boliviana (COB), han perdido definitivamente la brújula sindical. Unos por suscribir alianzas espurias con el partido oficialista. Otros, los más desubicados, por fundar desde el interior del ente matriz de los trabajadores, un partido político, sin “cabezas” ni pies, menos propuestas programáticas y clara posición ideológica. Ambos echaron al tacho de basura la independencia sindical de una respetable organización laboral, que mantuvo, en toda su historia, (más de 60 años), una indeclinable posición política plural, sin venderse a nadie y manteniendo incólume su esencia revolucionaria.

Es bueno recordar nombres de meritorios sindicalistas: Jenaro Flores Santos, Aldo Flores, Édgar “Huracán” Ramírez, Óscar Salas Moya, Juan Hoyos, Artemio Camargo, José María Palacios, Justo Pérez, René Higueras del Barco, Óscar Sanjinés, Irineo Pimentel, Federico Escóbar, César Lora, Simón Reyes, Víctor López Arias, Justiniano Ninavia, Luis López Altamirano, José Justiniano, Américo Trino y otros.

Hoy, los dirigentes encabezados por el minero Juan Carlos Trujillo, prescindiendo de las bases, rifaron la sigla cobista, comprometiendo su apoyo a la candidatura “Evo 2014”. Un apoyo engañoso y oportunista. Falso, porque con seguridad, favorecerá solo a la cúpula sindical que aspira a unos cuantos curules en la Asamblea Legislativa. Sabemos, ahora más que nunca, que nada es gratuito. Este fariseísmo sindical es eventual, porque los dirigentes, serán remplazados inevitablemente por otros en el próximo Congreso Nacional. Consiguientemente el pensamiento de los nuevos, es obvio, será diferente. Entonces la COB recobrará su independencia de clase. Trujillo y otros, estarán entretanto, apoltronados en sus curules, sin tener ninguna representatividad. Por eso es falso el apoyo cobista meramente cupular y antiestatutario. Lo mismo o peor, ocurrirá con la dirigencia del Partido de los Trabajadores (PT), surgido del seno de la COB, que no cuenta ni con el respaldo del trotskismo criollo: El POR, del extinto ideólogo Guillermo Lora. Le ocurrirá lo mismo que al partido de Juan Lechín, el PRIN, que desapareció del escenario político sin pena ni gloria, porque los obreros no lo apoyaron.

Es tiempo, finalmente, de cambiar la mentalidad de los conductores de la COB. Una entidad que debe retomar su cauce primigenio. Volver a poner en práctica un abierto debate político- ideológico. Una COB no solo “salarialista” con justicia social, sino también educativa y cultural, sobre todo, crítica, propositiva y contestataria dentro del marco de su tradición principista.

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