perdiendo el tiempo
Karen Arauz
Si alguien hubiera siquiera sugerido que era posible encontrar algún tipo de coincidencia con el Senador Rojas, habría sonado extraño. Pero su última incursión mediática en pro de la reputación vicepresidencial, tuvo un atisbo de verdad.
"¿Qué vamos a investigar? ¿Para qué? Es una pérdida de tiempo."
No deja de tener razón. La impunidad se
ha convertido en la costumbre más extendida después de la extorsión y son ambas
hijas predilectas de la gran corrupción. Y sí, las investigaciones se han convertido en
sinónimo no solamente de pérdida de tiempo, sino y sobre todo, de burla a la ciudadanía. La mención de que
se "investigará exhaustivamente", trae aparejada una conclusión: acá
no pasará nada.
Claro que queda un consuelo, mediato, pero consuelo al fin. Los delitos
contra el Estado, no prescriben. Eventualmente, habrá más de una comisión de la
verdad que pondrá las etiquetas allí donde corresponde. Pero como los humanos
vivimos el presente y necesitamos de respuestas en tiempo real, es en las
lecturas de cada quién donde se produce el dibujo libre. Ésta -por supuesto- no
es la mejor manera de aproximarse a la verdad de los hechos, pero no deja
opciones ante la ausencia de investigaciones que nunca se realizan o cuyas
conclusiones son de pavorosa falsedad.
La ministra Suxo -quién sabe una de las más aventajadas en la estrategia
envolvente-, ya dejó sentado que no investiga de oficio cuando del oficialismo
se trata. El caso BOA merece su más
olímpico desprecio y el Ministerio Público por supuesto tampoco lo hará. Y todo
esto oleado y sacramentado con un Decreto Supremo ideado justo en uno de los
interinatos para instruir que a las licitaciones y normativas legales, hay que
pasárselas por el forro. Ahora lo que vale, es la invitación directa. Y es así
que invitan a quien les da la gana. Si los invitados necesitan a toda carrera
visitar al sastre o a la modista para adecuar su guardarropa, les resulta igual de fácil crear una empresa
de la noche a la mañana.
El entuerto minero ya no lo entiende nadie. La Ley en vigencia faculta a
las cooperativas a realizar asociaciones de riesgo compartido y por ello se los acusa de traición a la
Patria. Esto es novedad, hasta hoy, las leyes cuando les conviene, son
retroactivas. Desde ahora son futuras.
La Ley de Minería en cocción, es el parámetro para la condena severísima
de SE. Bolivia desde su óptica, no
cuenta con personalidades que sepan de minería. Masistas habrá querido decir.
Porque expertos en minería si los hay y muy connotados. Lo que si se sabe es
que ha habido una fuga de cerebros en el país. Los que no comparten la
"ideología" del MAS y son sujetos de la discriminación política -la que
nunca ha sido más patente que ahora-,
nadie, que no convierta su columna vertebral en una bisagra aduladora,
tiene chance de ser convocado a prestar sus servicios a la Patria. La Patria
que se aguante. Con ese objeto, hay un par de decenas de masistas que son
expertos todólogos. Cambian de área de conocimiento con una solvencia notable y
con la agilidad propia de los niños jugando a adueñarse de la sillita musical
que queda vacante por unos instantes.
En todo este menjunje en el que se ha convertido la dinámica noticiosa,
surgen perlitas como la lanzada por la (cuándo no!) Ministra Dávila con todo y su aire de dispersa y disimulada
agilidad mental. La víctima propicia para poder cumplir con la obligación de
poner en el tapete temitas con ribetes de escándalo para contrarrestar los
escándalos reales que los tienen despavoridos, resulta ser el ex- Director de
Página Siete y conocido periodista Raúl
Peñaranda.
A tono con una publicación de La Época del utilitario Hugo Moldiz, denunció que Peñaranda
tiene doble nacionalidad, al igual que muchos otros bolivianos. La necesidad de
echar mano de cualquier cosa que desvíe la atención, lo ha convertido en objeto
de una furibunda actitud xenófoba y discriminatoria. Han
"descubierto" que Peñaranda es "-agente-espía pro chileno-"
con extraordinarios alcances y además, pesadilla para Nicolás Maduro. Sin darle más vueltas, es el libro de Raúl
Peñaranda "Control remoto" sobre el manejo de los medios
"para-estatales" que está a horas de ser publicado, lo que ha descontrolado al oficialismo que en
estado febril, ha abandonado el terreno de lo mínimamente cuerdo, por una
patética paranoia.
Una vez más debemos lamentar la decadente carestía de pensantes y
equilibradas cabezas que tomen conciencia de que son ellos mismos los que
duermen con el enemigo. Porque si a cada denuncia de corrupción que se descubra
en el gobierno van a saltar con una pellejería de este calibre para esquivar al
entramado de la corrupción, hay que estar preparados para una serie de espeluznantes
relatos fantásticos.
Karen Arauz
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