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viernes, 8 de abril de 2016

en materia del Silala, las FFAA han impuesto a Evo, moderación. en dos años más se conocerá el planteamiento jurídico para recurrir si cabe a un Tribunal Internacional en demanda de compensación por el uso del agua en las alturas del Silala. mientras tanto silencio y templanza!


Todo hace pensar que las FFAA han frenado el impulso agreviso de Evo contra Chile por el tema del Silala. de ser así, su proceder habría sido una vez más de moderación y prudencia, porque de la manera tan agresiva que Evo la emprendió contra Chile, todo como consecuencia de los escándalos de corrupción que desde febrero pasado, hicieron carne en el alma boliviana, que nunca antes en su historia se había visto sacudida por el tema de "tráfico de influencias" que marcan como protagonista a Evo Morales y su ex-amante o conviviente Gabriela Zapata.

Lo cierto es que el Jefe del Estado, descubierto en pecado, vale decir habiendo sido calificado como mentiroso dos veces en tres dias, se puso nervioso, mandó a dar explicaciones a sus ministros, cinco en total todos "káras", es decir potos blancos, ningún "tára" es decir piel mestiza, salió a defenderlo salvo la Paco, que dijo algo feíto "le has tocado la pancita" para asegurar Evo de haber estado Gaby efectivamente en cinta, cuando el periodista le dijo preguntó porqué, la Paco respondió: "es que la mujeres mienten, engañan, se fajan para simular embarazos" y luego lanzó al menos cinco epítetos descalificando a Gaby como mujer, como madre, como parturienta y compañera, actitud que al parecer no fue del agrado del Gran Jefe que nunca más la puso a vocear nada del Gobierno.

De vuelta al hilo del relato, Evo de pocos recursos, en sus rabietas que son cada vez más frecuentes tiene contadas "muletillas de las que echar mano", el primero es el imperialismo, el segundo los vendepatrias o neoliberales (que en materia de corrupción han quedado como pigmeos al lado de los masistas, fornidos y mastodónticos en la perversión), y ahora el tercer enemigo: Chile. ya claro, qué hermoso, se acordó del Silala que los potosinos le recordamos durante 10 anos, que debía ser parte virtual de las reclamaciones ante Chile por el tema de la Reivindicación. !ha sí! el momento había llegado el Silala, el Silala...y dale que dale un dia sí, el otro también, llenando páginas e insultos...porque decirles ladrones a los vecinos en forma sistemática y repetida, es ciertamente un exceso, que pierde fuerza cuando el adjetivo debe ser aplicado con toda fuerza.

Chile ha guardado moderación, pero también ha ejercido acciones como reforzar las fronteras con Bolivia y desplegar a sus soldados en aparente ejercicio de guerra, además de firmes pronunciamientos de su Canciller y del Jefe diplomático en Holanda. Los generales del Estado Mayor en Bolivia han sopesado la situación. Evo está poniendo en riesgo la seguridad boliviana, Bolivia no está en condiciones de declarar la guerra a Chile. Corresponde dos actitudes frenar esos agresivos impulsos y observar moderación. En efecto, después de la última reunión del Estado Mayor con el Jefe del Estado, sale el Canciller Choquehuanca "el caso Silala tardará dos años en ser estudiado por una Comisión de Expertos" o sea, las FFAA han frenado en seco, los "movimientos envolventes de Evo".
En realidad, es el único ente que puede hacerle cambiar de rumbo. Los generales de Miraflores, han impuesto un notorio cambio de actitud. Lo han hecho de manera contundente y así está la cosa. Adiós al Silala, por lo menos los 24 meses que tardará el asunto en ser estudiado antes de plantear un nuevo juicio ante el Tribunal Internacional.

Todo hace ver que las FFAA acabar de sacar a Bolivia de un embrollo. No más provocaciones y sí, adelante con el juicio por el retorno al Mar, ahora en etapa de litigio jurídico. en cuestión de unas semanas se conocerá la réplica chilena al planteamiento jurídico expresado en La Haya, hasta tanto las organizaciones armadas ha impuesto a Evo, el dedo pulgar sobre los papel. Silencio y moderación.

miércoles, 6 de abril de 2016

porqué consumimos tan poca leche? analiza OPINION cuando observa el conflicto entre productores lecheres y la Policía. la PIL no puede comprar mayor cantidad. amenaza de quiebra. 40% de la producción actual no tiene mercado, qué hacer?

Quienes habitan en Cochabamba fuimos testigos de bloqueos y enfrentamientos entre productores lecheros y fuerzas del orden en la última semana porque la empresa PIL ya no está en condiciones de comprar mayor cantidad de leche. Si siguiera por ese camino, se iría a la quiebra.

Este problema no es de este mes, ni siquiera de este año. Ya en 2014 se alertó lo que los siguientes meses y años traerían cuando se fijó que los productores vendieran el litro de leche en Bs 3.70. Sin embargo, la situación empeoró por una serie de factores explicados por la empresa como, por ejemplo, el bajo precio de la leche en el mercado internacional, el contrabando y la reducción de la demanda.

Sobre el último factor, se debe hacer notar que efectivamente en Bolivia no se consume la cantidad de leche esperada. Mientras en Uruguay se consume alrededor de 250 litros por habitante al año; en Argentina se toma 210; en Costa Rica, 200; y en Brasil, 150; en Bolivia, unos 60 litros por habitante. La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo de 150 litros de leche por persona anualmente.

Los investigadores y médicos han explicado en varias oportunidades que la leche es un alimento muy importante porque contiene elementos clave para un cuerpo sano. Posee mucho calcio, proteínas y vitaminas. Hay que recordar que el calcio es el componente esencial de los huesos, y las vitaminas B2, B6 y B12 desempeñan un papel esencial en los procesos metabólicos y del crecimiento. 

Si bien es cierto que para los adultos mayores la leche ya no es todo lo recomendable que es para los niños, por lo menos en ciertas cantidades, lamentablemente la población se ha acostumbrado a tomar más bebidas gaseosas y este es un mal hábito que debiera ser atacado por el Ministerio de Salud boliviano. 

Entre los diferentes puntos que desde hace tiempo vinieron demandando los productores lecheros existe uno por demás atendible y que, en realidad, debería formar parte de las políticas de Estado en salud y es el del incentivo del consumo de leche entre la población mediante campañas de publicidad.

Para nadie es desconocido que cuando las familias se sientan alrededor de una mesa para compartir sus alimentos cotidianos muchas veces ponen al centro una o más botellas de gaseosas. A los pequeños les encanta el refresco con gas y eso los padres lo sabemos. Sin embargo, poco o nada sabemos de cuánto daño pueden hacer estas gaseosas a la hora de hablar de las cantidades tomadas y del daño que las mismas pueden ocasionar en la salud.

Sin ir más lejos, preguntémosles a los dermatólogos sobre la relación entre el consumo de gaseosas y comida chatarra con el acné juvenil. Lo primero que nos dirán es “cero bebidas con gas”, “cero pizza”, “cero pollos broaster”.

En el otro extremo, el consumo de leche por parte de los niños les permitirá a ellos crecer con los huesos más sanos, tener una dentadura con menos caries, aumentar la energía, dormir con menos estrés, etc.

Sin embargo, mientras el Gobierno, a través del Ministerio de Salud, no desarrolle las campañas adecuadas al respecto, muchas bolivianas y bolivianos seguiremos sin saber a ciencia exacta cuánto beneficio nos da normalmente la leche y cuánto nos perjudica el consumo excesivo de gaseosas. 

Esto sin tomar en cuenta la situación de los productores lecheros que, si se agruparan, podrían generar sus propias empresas, campañas y mucho más. Lamentablemente, esperar que a uno le compren todo no parece, a todas luces, una buena idea. En esta acera, evidentemente, aún hay mucho por hacer.

Por todo lo explicado, se comprenderá que aunque se solucione en lo inmediato el conflicto entre los productores de leche y la empresa PIL, aún hay mucho camino por andar en este problema.

domingo, 3 de abril de 2016

Carlos Mesa describe el mundo cibernético al que pertenecemos, no sólo los personajes públicos autoridades o celebridades, sino todos los que de alguna manera participamos en "esa nube que todos nos envuelve" y que con un click de los dedos, nos presenta nuestra cotidiana realidad. abrumador, espeluznante, increíblemente fascinante este nuevo escenario del hombre moderno.

Las líneas que dividen la vida privada de la vida pública son sin duda tenues. Hoy, esas líneas casi han desaparecido ante la irrupción implacable de la sobreexposición y escrutinio literalmente segundo a segundo al que estamos sometidos, que el mundo del Internet, los celulares inteligentes, las cámaras en las calles y el mecanismo fascinante de las redes sociales, han hecho realidad.
Casi cada cosa que hacemos deja huella, sea nuestra actividad económica a través de la banca y de las tarjetas, sea nuestra vida cotidiana a través de llamadas, mensajes, Whatsapp, Twitter y Facebook. Nosotros dejamos esas huellas y otros las dejan por nosotros. Huellas que es casi imposible borrar, pues aunque uno elimine todo lo registrado en su muro de Facebook, o la lista de sus tweets, o las fotos de su celular, o los chats en el whatsapp, otro –nuestro interlocutor por ejemplo–, otros, cientos, quizás miles de “usuarios”, habrán recogido mensajes, fotos, comentarios, artículos, fotos, videos que están literalmente en la nube que nos envuelve a todos y que registra nuestros pasos.
Es mucho más que el legendario “1984” de Orwell que imaginó la potencialidad totalitaria del gran hermano merced al desarrollo tecnológico, una pequeñez al lado de este complejo entramado de “hermanos” que no necesitan de una dictadura para restringir nuestra intimidad y para invadir nuestras vidas, averiguando qué hacemos, qué nos gusta, qué vemos, qué leemos, cuáles son nuestros temas preferidos y cuáles son nuestros oscuros demonios interiores. Basta con rastrear nuestro IP para saber quiénes somos realmente, no sólo por fuera, sino también por dentro. Por primera vez de modo estrictamente literal la tecnología desentraña la superficie y las honduras, lo evidente y los pliegues más complejos de nuestro ser, aquello que debiera estar en el ámbito de lo sagrado. No la sacralidad entendida como una adscripción espiritual o religiosa, la sacralidad de nuestra conciencia, de nuestros pensamientos más hondos, de nuestras paradojas interiores, aquello que realmente somos.
No es lo que hubiésemos esperado ni lo que deseamos, es simplemente lo que es. El debate sobre nuestro legítimo derecho a la intimidad se resuelve ante la evidencia de que la invasión de ese derecho es algo cotidiano y que se ha instalado de modo definitivo en la sociedad contemporánea. Lo que no quiere decir, por supuesto, que no tengamos el imperativo de luchar por preservar nuestra intimidad, el carácter sagrado e inviolable de nuestra vida privada en tanto su desarrollo se haga en el ámbito de la legalidad y de la ética, cuya premisa básica es no vulnerar el derecho, la libertad y la integridad de los otros.
El pero fundamental de todo este razonamiento, sin embargo, está referido a la vida privada de los personajes públicos. Si la vida privada de quienes ejercen responsabilidades de Estado afecta a terceros, más aún si estos son menores de edad, si esa vida privada está referida a asuntos públicos como el manejo irregular de recursos del Estado, la línea que separa una cosa de la otra desaparece. Eso quiere decir que el personaje público está obligado a explicar de manera clara y transparente esos hechos privados más allá de la buena o mala intención de quienes desde la oposición lo exigen. No es una cuestión de valorar cuál es el objetivo de una denuncia, hay que valorar la denuncia en sus bases. Si ésta tiene fundamentos sólidos y consistentes, es de esperar una explicación clara de todos los hechos denunciados. Es un error de base separar unos hechos de otros, cuando queda claro que unos no se explican sin los otros, y es muy difícil presumir que en un asunto que involucra a dos partes, una de ellas tenga el 100 por ciento de la culpa de lo mal hecho y la otra sea completamente inocente, o suponer que el origen de una acusación basada en una figura jurídica determinada que involucra el consentimiento de las dos partes concernidas, conduce a que la figura penal consecuente del hecho imputado sólo se aplique a una de las partes.
Una figura pública tiene, como todos, derecho a la intimidad y al ejercicio libre de su vida privada sin tener que ventilarla a la sociedad. El límite a ese derecho lo pone la propia autoridad cuando de propia voluntad mezcla lo privado con lo público. En ello, este mundo intercomunicado hasta el delirio que nos ha tocado vivir, nada tiene que ver.

El autor fue presidente de la República.
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