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domingo, 27 de noviembre de 2016

la BBC nos ofrece esta crónica del primer dia sin Fidel. Fidel estuvo 57 años a la cabeza de un Gobierno de fuerza, con miles de fusilados, encarcelados y exiliados, sin libertad de expresión.

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Getty Images
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La Habana en silencio: los sentimientos encontrados el día después de la muerte de Fidel Castro

Cuba comienza a aceptar la realidad de una nación sin su líder revolucionario. Algunos cubanos están en duelo, otros intentan procesar la magnitud de la noticia.
Estas son las crónicas que Abraham Jiménez Enoa y Maykel González enviaron a BBC Mundo sobre cómo se vive en La Habana el anuncio de la muerte de Fidel Castro.

El primer día de la revolución cubana sin Fidel

Por Abraham Jiménez Enoa
Un Chevrolet rosa de 1953 se desliza por la calle San Lázaro en Centro Habana.
Dentro van el chofer, más cinco personas que se han subido al taxi. En el asiento delantero va una pareja de adultos abrazada que deben pasar los 50 años.
En la parte de atrás, va una mujer con su hija, la madre tiene 65 años y la hija, que le recuesta la cabeza en el hombro a su madre, tiene 32.
En la reproductora del almendrón suena Silvio Rodríguez. Nadie habla. Es 26 de noviembre de 2016 y estas son las primeras horas de la revolución cubana sin Fidel.
El chofer del taxi, de 54 años, ha salido a trabajar con la presión arterial descompensada.
En casa, su esposa al despertarlo no previó que una taza de café matutina más la noticia de la muerte de Fidel Castro, podría dispararle la hipertensión.
Antonio, dueño del Chevrolet rosa, dice: "La gente puede o no simpatizar con él y sus ideas, pero Cuba es Fidel, él fue quién nos puso en el mapa".
En las primeras horas de la mañana, las calles se mantuvieron vacías, en silencio.
Muchas personas se enteraron de la noticia al amanecer. Solo se oía el murmullo casero de los televisores que reproducían una revista informativa especial que transmite la televisión cubana y las emisoras de radio.
Cerca del colegio electoral donde Fidel ejercía su voto, en el Vedado, a metros de una de sus residencias temporales cuando estaba en funciones, los balcones de algunos edificios muestran la bandera de Cuba que ondea con el viento.
Las postas de esa guarnición militar en el medio de la ciudad están custodiadas por miembros del Ministerio del Interior que siguen de guardia.
A las 9 de la mañana hicieron el acostumbrado cambio de turno, en este sitio todo sigue igual.
Antes del mediodía, Centro Habana y la Habana Vieja estaban más pobladas que el Vedado, había más gente caminando, más gente en su ajetreo cotidiano.
Un señor de 78 años, arquitecto, en su balcón que da a la calle Amistad, encima del bar Palermo, ha puesto un cartel viejo con la cara de Fidel y una pequeñita bandera de Cuba.
En los bajos, turistas extranjeros no paran de hacerle foto al edificio derruido.
"Quizás pensamos que este día no llegaría, pero ya lo estamos viviendo", dice el jubilado Heberto Suárez.
"Mucha gente lo deseaba porque piensan que esto va a cambiar, pero esa gente no sabe que a Cuba no la cambia nadie y que el único que podía jugar con ella era Fidel".
En la Universidad de La Habana, estudiantes y profesores se congregaron para rendirle tributo a Fidel Castro.
En plena escalinata, delante de la efigie del Alma Mater, los universitarios gritaron consignas como "se oye, se siente, Fidel está presente" y cantaron más de una vez el himno nacional.
Las lágrimas en los rostros no faltaron. Las gargantas desaforadas tampoco.
A fuera de la Facultad de Derecho, sitio de estudio de Fidel en tiempos de universidad, dejaron montado una especie de mini exposición fotográfica rememorando su época estudiantil.
La tarde cae plomiza en el municipio Playa, en La Habana.
Hay una quietud espantosa en las calles. Hay un viento frío. Suena un toque de tambor.
En la calle 11, de la casa de donde sale el toque de tambor, sale un hombre vestido de blanco con un gorro verde y amarillo, mira al cielo y dice en voz baja: iború iboya Fidel. Se persigna y sale caminando.

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