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viernes, 25 de mayo de 2007

El espejismo de una democracia inédita

(Publicado entre otros por el diario Los Tiempos, Cochabamba, Bolivia 24.05.07)

A esta altura de los acontecimientos todos se están preguntando qué entiende por democracia el Presidente Morales, quién al parecer no hace distingos entre una autocracia muy próxima al absolutismo o más todavía al cesarismo que caracteriza ciertos gobiernos, donde se dan interpretaciones tan diferenciadas de indepencia y autonomía, donde la licencia y el privilegio se confunden con el atrevimiento y la osadía sin recato alguno y más cerca del libertinaje.

La libertad es el mayor atributo de una nación bien gobernada, donde se hace y dice todo cuanto permite la Ley y las buenas costumbres y se utiliza del poder en los límites que establece la CPE y siempre en un nivel de estricta igualdad con los otros poderes del Estado, Si falla el concepto de Derecho y se confunde con democracia totalitaria que abre apetencias desmedidas hasta llegar fácilmente al nepotismo que a título de recuperar espacios perdidos hace cinco siglos, se estaría tras la utopía de su restauración en detrimento del conjunto de la sociedad y de una progresiva corrupción del Derecho.

Estamos asistiendo a un progresivo y sostenido avasallamiento de las Instituciones desde el sitial más alto del Ejecutivo que quiere convertir en autocracia su gobierno, sin respetar la honra ni el prestigio bien ganado de ciudadanos a quienes tacha de corruptos y ladrones sin fundamento alguno y busca defenestrarlos para hacerse del poder total. Recordemos por ejemplo que nunca antes en la historia republicana dejó de funcionar el Poder Judicial. En cambio la cesasión del Ejecutivo se dió por revoluciones o golpes de estado muchas veces, lo mismo que el Legislativo la más débil de nuestras instituciones quizá por su excesiva cercanía con aquel.

El florecimiento de las democracias se da cuando existe armonía en los tres órganos ya que el poder compartido es una garantía y un freno contra la dictadura, la tiranía, el despotismo o los totalitarismos. Este concepto tiene que preceder a todo otro pese a diferencias ideológicas o de tiempos históricos siempre y cuando se sobreponga el interés de la Nación y preserve la gobernabilidad del Estado. Tanto el Derecho Romano como siglos más tarde el Common Law asentaron este ordenamiento jurídico y pusieron en su lugar a las luchas tribiales que en todo tiempo, antes como ahora con los grupos originales pretenden implantar sus propios esquemas “morales o revanchistas” para lograr un cambio con justicia social que no se podrá dar de un día para otro, será labor del conglomerado que compone una realidad multiétnica y pluricultural como la nuestra.

El derecho a la vida y la propiedad han creado normas que prohiben el comportamientos que invaden de hecho los espacios legítimos de los ciudadanos respaldados momentáneamente por gobiernos populistas o reivindicacionistas que por muy atendibles que sean terminan donde empieza el derecho de los demás. En fin en la compleja maraña de razonamientos que obligan a superar la ignorancia en que generalmente se sumen las masas que confían en sus líderes y les siguen ciegamente aún cuando sean conducidos al despeñadero.

No pocos estudiosos abordaron el tema de la democracia totalitaria desde el fin de las monarquías y con la mira puesta en limitar todos los poderes del gobierno para evitar el ejercicio arbitrario, se insistió entonces en la separación de poderes, la soberanía del derecho, el sometimiento a la ley que se dejaron de lado al sostener que el control democrático hacía superfluo su uso arbitrario, “si el Parlamento había sido elegido democráticamente entonces no era necesario someterlo a norma previa alguna”, o que haber ganado las elecciones con el 54% significa un cheque en blanco para hacer lo que sea, el concepto se ha corrompido y sustituído y se da una situación ideal para el asalto al Estado por los grupos de interés organizados (movimientos sociales) que lo utilizan para sus propios fines, puesto que cuenta “con el sello legimitador de los votos”. Para detener el proceso existen las constituciones que respeten los basamentos sólidos de la democracia plena con sus riesgos, luces y sombras, sus virtudes, de cara a la nación, al pasado y al presente, en un sinceramiento inspirado en el amor a Bolivia.

Deseamos no equivocar el juicio de estarse dotando la administración actual de todos los atributos y poderes para el control total, las redes de comunicación, los servicios de información de la base de datos personales de sus habitantes, de las innstituciones judiciales, para terminar en obtener un poder militar y policial correspondientes con su nuevo poderío creando unas fuerzas armadas afines, “puesto que las existentes no están preparadas para tiempos modernos”.

El control social es parte de la estrategia que ya se está utilizando con la distración de la atención del público de problemas importantes al diluvio de noticias insignificantes para impedir que el gran público se entere de los verdaderos problemas sociales, cautivado por temas sin importancia, o creando problemas para luego ofrecer soluciones en la línea de lo que se quiere hacer aceptar por el público, crear crisis para hacer aceptar el desmantelamiento de servicios o retrocesos en el orden político o social