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domingo, 6 de enero de 2008

presencia viva de Ernesto David Pereyra

Primera Plana pone ante sus ojos, la noticia, el acontecimiento mayor de cada dia ocurrido en Bolivia. Por las características del blog, este acontecimiento va resumido con un punto de vista periodístico. El abogado David Pereyra se ha mantenido presente con su pensamiento en la vida política boliviana en los últimos 40 años, de ahí que sus columnas que aparecen regularmente todos los domingos en el prestigioso diario Los Tiempos, sean bien recibidas por sus lectores habituales:

Sobre los "mamones y la mamadera" políticos del MAS y el Poder.

En nuestra vida republicana nunca faltaron los "mamones" que desde el siglo pasado lo constituyeron los grupos parasitarios que se encaramaban en las esferas del gobierno de turno para succionar la teta gubernamental. El régimen actual, como en el pasado, hoy amamanta a sus incondicionales, sin que éstos tengan caras de terneros. La diferencia entre ese ayer y hoy quizás esté en la calidad de los mamones. No sé si aquéllos eran humanos, pero, los actuales, si sé que son humanoides con semejanzas a nosotros, a algunos de los cuales se los identifica como a macacos y, a otros, como a gorilas, cuando estos últimos venden su jerarquía y su elevada misión de defender a la Patria contra toda adversidad y se unen a los macacos bajo el signo de la adición: MAS, que significa más corrupción, más incapacidad e ignorancia, más narcotráfico, más racismo, más desintegración, más muertos y, en fin, más destrucción de la nacionalidad. La que no cambia en la relación mamón-mamadera es esta última, porque sigue siendo la misma. El mamón siempre encuentra la teta o la mamadera para succionarla aunque vea que se está secando. Por tanto, el que cambia es el sujeto que chupa y sólo la deja cuando tiene la panza llena. Y así, en estos últimos días, se han alejado de la mamadera tres mamones, ahítos de ella que, sin embargo de que don Evo habría querido que sigan chupándola porque, al fin y al cabo, unos y otros se han acostumbrado y saben que una mano lava la otra y porque todos se pusieron a punto en sabor, color y olor. Es indudable que el gobierno sabe que amaestrar a los nuevos mamones tiene su costo, aunque sin mucho esfuerzo, porque confía en el trabajo que hace el dinero, cuya capacidad de convencimiento es más eficaz que la mejor verba, sobre todo, si los billetes son verdes y enviados por Chavez, en aviones "Hércules ", junto con armas y paramilitares venezolanos especializados para matar bolivianos, que aterrizan donde quieren y cuando quieren, haciéndose orinoca en el país porque cuentan con el respaldo del Presidente y de los contados beneficiarios de los dólares que transportan a cambio de llevarse carga de contenido dudoso mientras las factorías del Chapare trabajan día y noche para cubrir la demanda de su mercancía. Todos deseamos que los sustitutos de los mamones salientes de las FF.AA. no se contagien de los sustituidos. Tenemos la esperanza de que los nuevos han aceptado esas funciones con la dignidad con que ganaron sus grados para servir a la Patria y cuidar de la vigencia de la Constitución y sus instituciones democráticas, sin servilismo político y, menos, con entreguismo de la soberanía y la dignidad nacionales a gobiernos extranjeros, como ha ocurrido hasta ahora, para colmo de males, con la protección vergonzosa y humillante de nuestros gobernantes y de algunos jefes de las FF. AA. , quienes pretenden explicar su conducta antipatriótica con el argumento del "cambio". ¿Cambio de la ley por el terror? ¿Cambio del sistema democrático por un gobierno de fuerza? ¿Cambio de la cultura por la ignorancia? ¿Cambio de la unidad nacional por la desintegración? ¿Cambio para aumentar la pobreza en lugar de elevar el nivel de vida de los más necesitados? ¿Cambio para usar al campesino para sus concentraciones y marchas sin hacer nada para asimilarlo a la cultura que es el único y mejor camino para su plena incorporación a la vida civilizada? En fin, ¿cambio para la destrucción del país y su desmembramiento entre nuestros vecinos ávidos de nuestros recursos naturales? ¿Esos cambios no son simples escondrijos de la codicia de algunos jefes militares irresistibles al "talegazo"? Nuestro deseo es que los nuevos jefes militares sustituyan la lectura del cambio por el servicio a la Patria y por su lealtad y consecuencia a ella, por la vigencia plena de la ley y por el fortalecimiento de las instituciones tutelares del Estado en lugar de degradarlas y destruirlas, y porque la obediencia a sus mandos superiores no se confunda con el servilismo político humillante que corroe las entrañas de la misma institución a la que pertenecen. Ojalá estén persuadidos de que los ascensos que han recibido no son el regalo del Presidente de la República y de nadie sino el reconocimiento a sus méritos personales acumulados en años de sacrificio y que, finalmente, tengan la fortaleza y capacidad moral de no convertir sus elevadas funciones en una mercancía.