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jueves, 24 de abril de 2008

De nuevo Centa Reck está acertado cuando se refiere a "los mandamientos de evo", nos habla aquí del séptimo.

En su reciente visita a los EEUU para participar de la VII sesión del Foro Permanente para Asuntos Indígenas de la o­nU, el presidente de Bolivia planteó diez mandamientos que supuestamente salvarán al planeta y a la humanidad.
Abrió el decálogo lo que Morales resaltó como la obligación de "acabar con el sistema capitalista", pero sin aclarar que sería suplantado por un "capitalismo de estado", para reconcentrar las riquezas en manos de los que de aquí en más se ocultarán en la máscara estatal.
El segundo mandamiento, fue el más farisaico, porque planteó "renunciar a la guerra", sin aclarar que esto implica que los demás renuncien a defenderse mientras el MAS arremete con su plan de dominio global. Tampoco dijo que este mandamiento (de apremio) sigue siendo una campaña en procura de obtener el tan ansiado premio Nobel, al que el presidente Morales se niega a renunciar incluso después de que su gobierno ha provocado cerca de 40 muertes en hechos violentos perpetrados por las FFAA y las milicias sociales contra la sociedad civil opuesta a sus políticas.
Pero entre todos el séptimo mandamiento es el que con seguridad llama más la atención porque resume la política estatista y concentradora que intenta revestirse de supuestas acciones benefactoras: "los servicios básicos, como el agua, luz, educación, salud, comunicación y transportes, deben ser tomados en cuenta como un derecho humano, no pueden ser de negocio privado, sino de servicio público".
Exactamente lo que proponía el proyecto de constitución masista, que la directiva de la asamblea y la "comisión de estilo", camufló luego, por temor al revuelo que causó entre los ciudadanos bolivianos la noticia de que destinaban al país a una era de estatización in crescendo. El ejecutivo hizo rápidos cálculos y optó por maquillar el proyecto de constitución, para no seguir ahuyentando el voto ciudadano (esta es una prueba de que el MAS quiere imponer a punta de mañas y fuerza su proyecto).
Por supuesto que sabían que borraban sólo momentáneamente los artículos claves en el tema de las estatizaciones, que en sus planes deben ser repuestos o re redactados luego de la posible aprobación de la constitución manchada con sangre y luto.
Saben que han dejado todas las puertas abiertas para hacer los cambios que deseen en la medida que el proyecto constitucional masista se reserva muchas llaves para cambiar la constitución cuantas veces le dé la gana después de su aprobación. Uno de los mecanismos está en las llamadas cláusulas transitorias, que facultan a la Asamblea plurinacional, verdadero cuarto y supremo poder, a hacer los cambios por mayoría simple.
Si el séptimo mandamiento es controvertido, el octavo mueve a risa, pues habla de "consumir lo necesario", y esto ya parece una tomadura de pelo mayúscula, porque "lo necesario" es algo tremendamente subjetivo, pues para algunos lo necesario puede ser 80 catos de coca o 20 panes, o 30 autos, o 2 pares de zapatos, o las casas en barrios residenciales que se han comenzado a comprar los ministros, y así indefinidamente pueden haber "n" variaciones en cuanto a lo que se interprete como "lo necesario".
El décimo mandamiento es el remate, o está de remate, porque reza: "vivir bien no es vivir mejor a costa del otro. Construir un socialismo comunitario y en armonía con la madre Tierra", y entonces nos preguntamos los bolivianos que hará Evo Morales con los colonos chaqueadores que quieren vivir bien talando las reservas naturales sin ningún cargo de conciencia, que hará con la cada vez mayor población de asaltantes que viven bien del robo, de matar, sin que su gobierno resuelva el problema de seguridad ciudadana ni se le mueva un pelo por hacerlo.
Que hará con los que viven bien de quitarles sus bienes a los demás con leyes hechas a propósito para apropiarse de lo ajeno. Qué hará el mandatario con su filosofía cuando descubra que sus ministros viven bien haciendo negociados, distribuyendo a sus familiares en cargos públicos, cuando ya no pueda ocultar que la corrupción se ha incrementado en su gobierno y que vivir bien se ha convertido en una falacia en un país hiperinflaccionado, con una economía ficticia.
¿Acaso vivir bien es vivir amenazados, no gozar de la libertad de llevar a cabo un Referendum a pesar de que este es un mecanismo y un derecho constitucional?
¡Qué deleznable es la hipocresía y la mentira! Qué lástima y que vergüenza sentimos los bolivianos cuando vemos a Evo Morales dando las quejas a Chávez: Es que no me quieren por indio, no me quieren porque son racistas, es que han insultado al macaco mayor por tanto yo soy el macaco menor.Nos lastima su servilismo frente al mandatario venezolando, porque su baja autoestima lo lleva a mostrarse servil con los grandotes y a patear a las mujeres, a los hijos y a los que son cercanos.
En su reciente visita a Venezuela, sólo faltó que anuncie que al que no acepte "esclavizarse por su bien", se lo fusilará para que muera bien en manos de las milicias o las FF.AA que amenazan y hostigan permanentemente a los ciudadanos bolivianos que no se rinden, que no admiten perder sus derechos y su libertad.
La única condición para "Vivir bien" se reduce a respetar a los demás y tener un poco de conciencia: Este debería ser el primer mandamiento de un gobernante. (HoyBolivia.com)