Quién se iba a imaginar que cuatro años y siete meses después de octubre de 2003 el MAS iba a sentarse en la mesa con el MNR al lado. Y que el propio García Linera lo convocara como “fuerza política” para encontrar soluciones que demanda la Nación. ¿Qué es lo que ha pasado para que esto ocurra?
La coyuntura política ha tomado un giro inesperado. De aquel diciembre de 2005 donde el MAS obtuvo el 54 por ciento del voto ciudadano a la fecha hay un cuadro de situación dramático que muestra a un gobierno que no gobierna en al menos seis de los nueve departamentos de la república, que no atina a liderizar la Agenda Nacional y que ha perdido el rumbo de su propio cambio o revolución cultural y democrática con el que se empeñaron en a fondo.
Ya no es el MAS esperanza de todos. Ha perdido base social de sustento. Ha quedado reducido a las huestes cocaleras, al sector minero estatizado y los regantes de Cochabamba. Está sostenido por una cúpula de dirigentes políticos y sindicales que ahora miran sus intereses personales por encima de los sectores que dicen representar.
No pudo vencer la resistencia de las regiones autonómicas. Y este error le ha minado la amplia base de sustento social con la que empezó a gobernar. Pero además ha logrado el milagro de revivir a quienes consideraba “cadáveres políticos” del fondo del barro donde los colocaba García Linera, el ideólogo del proceso actual.
Ya no hay desprecio en su mirada y en su palabra, ahora le extiende la mano al MNR y lo convoca. Firma junto a él una convocatoria que resuelva el callejón sin salida en que ha colocado a Evo Morales. Y espera que “juntos” (MAS y MNR) puedan persuadir a “las regiones” de la necesidad de salvar al gobierno en su inminente caída.
Vuelve a levantarse el coloso derrotado. Renace cada vez que quieren acabarlo. Y convierte a sus errores en la tabla desde la cual construye la respuesta nacional. Es a pesar de todo el único partido que tiene una estructura partidaria seria. Por tanto es el único con el que se puede pensar en recomponer el cuadro nacional quebrado por el MAS.
El MAS comenzó en Octubre exactamente donde terminó el MNR: Con la convocatoria a la Asamblea Constituyente, con la revisión de la ley de hidrocarburos, con la integración vial de norte a sur, con las conexiones domiciliarias de gas, con el plan nacional de vivienda popular. Todo eso que estaba en “Sí se puede” y que abortó al grito de gas ni a Chile ni por Chile; pero que ahora se convierte en el abrazo de Evo Morales y Michelle Bachelet para “encontrar formulas de soluciones mutuas”
Se gira para regresar al punto de partida, pero en el camino se han destrozado muchas cosas. Se afectó la imagen nacional, se perdió la oportunidad de potenciar nuestra economía, se ahondaron las diferencias étnicas y se cavó una fosa muy honda entre el occidente y el oriente. ¿Todo para qué? Para que al final se den cuenta de que no se puede ir contra el reloj de la historia presente y de que es necesario proseguir con el programa que truncaron por fundamentalismos antiimperialistas vacios de contenido.
Gran tarea la de reconstruir la unidad nacional y claro en esta obra de dimensiones gigantes no puede estar ausente el único partido que supo hacer historia y cambiar las estructuras nacionales en función a la realidad objetiva en la que nos toca vivir.