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martes, 23 de septiembre de 2008

desde bolivia se elevan supremas mentiras a nombre de la verdad, afirma roberto navia periodista laureado

Los mortales de este mundo estamos descaradamente desinformados. Es de Bolivia de la que ahora se elevan supremas mentiras a nombre de la verdad y la democracia. La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), a cargo de la ‘protectora’ Michelle Bachelet, brindó con anticipación su apoyo a Evo, satanizó las protestas internas de Bolivia y no se molestó en escuchar a los que no comulgan con el resentimiento de Morales. ¿Con qué moral Unasur investigará las muertes de Pando si ya demostró su parcialidad en este entuerto? Como era de esperar, las declaraciones de los presidentes sudamericanos saltaron a la primera plana de las noticias y la opinión pública del exterior, ésa que no sabe qué carajo pasa en este país, porque muchas voces no fueron escuchadas, tienen metido en el coco que alguien malo quiere sacar al pobre Evito de su silla presidencial. Qué daño que le hicieron a Bolivia los presidentes de la región. Soberbio como es, a Evo Morales se le subirá al copete el apoyo que éstos le acaban de dar y los hechos han demostrado que el Presidente, cuando amasa más poder, busca avanzar a pasos agigantados en busca de más poder. Con este último precedente, no quedan dudas de que el enamoramiento del periodismo por las fuentes oficiales lo empuja a desinformar y hacer que la repetida doctrina de decir la verdad sea pura paja. La ‘verdad’ la tienen los que manejan el poder. Quizá sea por eso que el poderoso Gobierno ‘ya sabe’ quiénes son los culpables de la matanza de Porvenir y se olvidó que en la Carta Magna está establecido que en este país todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. ¿Quién investigará por las muertes en el aeropuerto de Cobija, ésas que se produjeron a punta de bala militar?Bolivia ha dado de beber nuevamente su sangre a la tierra. Se trata de un rito no estipulado en la Constitución de 1825 –ésa a la que ahora el Gobierno le quiere dar sepultura–, sino de un acuerdo que se ejecuta a rajatabla casi por inercia cuando el débil hilo que une y a la vez divide al poder político y a su notoria oposición, se rompe y entonces el caos, la furia y la barbarie corretean por las calles y se meten en las casas de sus habitantes, y algunos de éstos se mueren de un ataque al corazón, pero otros de un balazo en la cabeza. Pero, por ahora, estas historias no pesan y lo que más relevancia tiene son las declaraciones de las fuentes oficiales, declaraciones que, como decía Riszard Capuscinski, siempre mienten (eso está comprobado), a no ser que se demuestre lo contrario. Es por eso que los mortales de este mundo estamos descaradamente desinformados.
* Periodista