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jueves, 25 de septiembre de 2008

no firmar el documento trampa. centa reck nos plantea la historia de los diez indiecitos

Los diez indiecitos
Agatha Christie, en una de sus más fascinantes novelas de misterio, relata una historia en la que diez personas reciben una enigmática invitación a pasar un fin de semana en un remoto castillo, sin saber que cada uno ha sido invitado a su propio asesinato, pero el asunto es descubrir quien está detrás de tan siniestra maquinación.
Cada que uno de los huéspedes muere, desaparece una de las estatuillas de diez indiecitos colocados sobre una bandeja en el castillo. No queda duda que el asesino está dejando una señal: que uno ya ha sido eliminado y que todavía faltan nueve. ¿Quién será el siguiente? Esa es la pregunta que hoy nos hacemos.
El argumento de Agatha Christie, se adapta perfectamente al plan establecido por Evo Morales y su equipo de asesores, a fin de conseguir implementar en Bolivia su proyecto totalitario que necesita la aprobación de su cuestionado texto constitucional.
Sabemos que Evo ha ido armando su plan desde que las cosas no le resultaron como planeaba en la elección de constituyentes, al no conseguir dos tercios de representantes masistas; resultado con el que el pueblo expresó que daba via a un debate constituyente pero que este debía sacar un texto equilibrado y que represente al pueblo boliviano en su conjunto. Desoyendo esta demanda Evo ejerció una franca injerencia en la Asamblea, mandando elaborar un texto a su medida. Pactó además un alargue con la oposición, con la finalidad de hacer cambios en la Ley Marco, los que luego le permitieron llevar a cabo cambios arbitrarios como el de evitar los dos tercios planteando el referéndum dirimidor.
Luego del sangriento desenlace que produjo la aprobación de este texto, donde la valiente ciudad de Sucre resistió, puso los muertos, Evo sin reparar en la lucha del pueblo, prosiguió sus planes empeñado en implantar "constitucionalmente" una dictadura. El siguiente paso, fue el de lograr con el apoyo de miembros del partido opositor Podemos, la aprobación del Referéndum Revocatorio, que tuvo como principal objetivo el seguir erosionando la democracia con mecanismos aparentemente democráticos.
Tal como antes había descabezado el Tribunal Constitucional, el Revocatorio le permitió al Ejecutivo sacar del escenario el Congreso, quedando este relegado a un segundo plano, bajo el cálculo del gobierno de recurrir a esta instancia sólo para usarla en caso de necesitar aprobar bajo cerco la Ley Constituyente.
El revocatorio cumplió también el objetivo de tratar de reemplazar la Asamblea Constituyente por un espacio de "dialogo", situación por la que bajo este mecanismo el Gobierno redujo los espacios de decisiones a una menor cantidad de interlocutores políticos, los prefectos y el Ejecutivo.
Pero quienes aceptaron el convite Revocatorio, no sabían que estaban firmando su propia sentencia de muerte ya que luego serían rehenes de un "diálogo" resuelto el cual corren el riesgo de ir siendo eliminados según el rol que ha establecido su anfitrión.
Si hacemos un recuento, vemos que el Revocatorio eliminó dos prefectos afines al Conalde y a la causa de la democracia, pero como esto no fue suficiente para Evo Morales, urdió la militarización de Pando, encarcelando al prefecto Leopoldo Fernandez, con lo que redujo la cantidad de interlocutores a prácticamente tres prefectos, con el objetivo de negociar el texto constitucional con una representación disminuida al tiempo de romper la estructura de oposición en bloque que iba adquiriendo el Conalde.
De esta manera el Gobierno sigue erosionando las instituciones democráticas, planteándoles a los bolivianos que el texto constitucional que regirá sus destinos sea "readecuado" por una comisión de prefectos hostigados y bajo presión del Ejecutivo y las milicias sociales.
Se siguen eliminando instituciones a la par que se está conminando a los prefectos a que en calidad de rehenes carguen sobre sus espaldas la representación y la función que debe cumplir una Asamblea Constituyente.
Esta es una de las razones por la que los prefectos no deben firmar el "pacto de muerte" que está proponiendo el Gobierno, debiendo más bien exigir que el texto constitucional retome un debate dentro del instituto pertinente: una nueva Asamblea Constituyente, con independencia y sin injerencia alguna.
Cabe recalcar que a pesar de la amenaza de invasión y el cerco que le tendieron las milicias del MAS, el pueblo cruceño se mostró valiente, digno, decidido a enfrentar todas las consecuencias antes que entregarse. La población se ha mostrado consciente de que la libertad no se negocia y que un pueblo digno y responsable no se rinde, no claudica frente al injusto deseo de dominación y la amenaza de la violencia genocida.
Evo ya ha sacado del escenario a varios "indiecitos". No dejemos que caiga asesinado el indiecito que representa al pueblo demócrata.