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lunes, 29 de septiembre de 2008

se va perfilando como autocrático y avasallador. se desdibuja e.m. según el deber

De espaldas a toda prudencia y a la más elemental racionalidad, el presidente Evo Morales y los hombres de su Gobierno incurren en actitudes y acciones que les astilla la imagen en el exterior. Sobre todo, sus índices de aceptación y popularidad fuera de nuestras fronteras, bajan progresivamente, a raíz del cerco al cual sometiera a Santa Cruz, utilizando para ello a grupos campesinos de choque que dirige y estipendia desde un Viceministerio, con el fin de imponer por la presión y el terror el tipo de acuerdo que postula el MAS como fin a la actual crisis política nacional. Los principales canales internacionales de televisión difundieron imágenes indicativas del talante neofascista del movimiento neopopulista que hoy quiere imponerse en Bolivia. En América Latina, Estados Unidos y Europa la gente vio como los ‘MS’ del MAS, agredían a fiscales que trataban de inducirles a que ingresaran a nuestra capital en forma pacífica, sin palos, fusiles y dinamita en las manos. Nos imaginamos la consternación de los extranjeros ante las escenas de cobarde agresión física a periodistas a cargo de la cobertura informativa de los hechos. Sin duda que tal desazón fue mayor todavía cuando el propio jefe del Estado, Evo Morales, emitió desventurados juicios justificativos de semejantes abusos. Sin duda que de la sorpresa pasaron a la ira cuando de la retórica presidencial dedujeron que se aplicaba el método del chantaje (“Si aceptan el acuerdo, los movimientos sindicales no entran a Santa Cruz”) para obligar a los opositores regionales a someterse al Gobierno y a sus representantes en el diálogo de Cochabamba a firmar sin chistar la propuesta gubernamental de acuerdo final. ¿Qué quiere el Gobierno que se le acepte? Pues, simples e intrascendentes maquillajes de tipo gramatical y conceptual en su texto de Carta Magna de la Glorieta, sin concesiones de fondo de jaez alguna.Hasta ahora, por la total falta de información que se tiene en el exterior de una casi imperceptible Bolivia en el escenario político mundial, la imagen de Evo Morales y su Gobierno era más o menos buena en el mundo exterior. Factores de tipo emocional, como la simpatía (europea, sobre todo) por lo autóctono e indígena en nuestros lares, tan alentada por ONG y Fundaciones de mucho fuste financiero (la de cierto multimillonario yanqui, especialmente) tan ligadas a una corriente ecológico-ambiental (‘verdes’) teñida de ultranativismo, reforzaron a grado tan extremo el entusiasmo por la emergencia neopopulista en Bolivia, que abundaron los panegíricos para Morales y su régimen, inclusive en gente de varios organismos internacionales, como la OEA y la propia ONU. Pero ahora, a raíz de los violentos sucesos que tenemos que lamentar en Bolivia, día que pasa asciende el número de enviados de la prensa internacional a cubrir los sucesos y proporcionar a sus medios las claves que permitan no sólo establecer su origen real, sino la verdadera naturaleza del régimen que nos gobierna. Y desde los sucesos de Pando, continuando con la marcha hacia Santa Cruz de grupos paramilitares (‘MS’ del MAS), que a los viejos alemanes harán recordar a las SS de Hitler, las páginas de los diarios de América y Europa empiezan a inundarse con comentarios que en nada favorecen al régimen del MAS. La imagen del Gobierno se desdibuja en el exterior en forma progresiva. La gente empieza allí a catalogarlo de autocrático y avasallador.