La comisión de DD.HH de Unasur ha ido dosificando su informe, quizás por temor a causar las reacciones lógicas que deberían darse ante la tergiversación de los hechos tal como ocurrieron en Pando el 11 de septiembre.
Después de las críticas que levantó la designación de Rodolfo Mattarollo, como jefe de la comisión de investigación, quien se puede identificar ahora como un ex perseguido convertido en perseguidor de ciudadanos caídos en desgracia por acción de las trampas tendidas por poderes arcaicos y totalitarios, sean de derecha o de izquierda, pretende por segunda vez golpear a los bolivianos, con una investigación que tiene claros y probados fines ideológicos y que responde a la camarilla de presidentes del Foro de Sao Paulo, cuyas gestiones presidenciales vulneran los dechos humanos, atropellan libertades y acaparan poder por medios violentos.
Si algo ha hecho la comisión de DDHH de Unasur, ha sido esforzarse por definir la confrontación desencadenada en Pando como "Masacre y Genocidio".
Cabe recordar que el genocidio es una acción premeditada, organizada, definida con antelación contra una masa de población. Cualquier neófito con mediano nivel de inteligencia y apreciación lógica que le permite realizar inferencias de los hechos, se da cuenta que si en Pando alguien preparó y provocó los hechos fue el Gobierno al mando de Juan Ramón Quintana y Chiquitín Becerra.
Existen pruebas y el mismo informe ha adelantado que marcaron la fecha para que los campesinos asistan a un ampliado, se podría decir que en este sentido había una decisión, una determinación de parte de quienes concibieron el "ampliado" para que coincida con las condiciones de confrontación.
Un enfrentamiento tiene detonantes, tiene autores intelectuales, también se les dio armas a los "campesinos", hubo diálogos entre los bandos en confrontación, acciones de parte de los cívicos en los que trataron de disuadir a los reclutados por el MAS a que retrocedan, que no ingresen a Cobija. Cabe recordar también que los primeros muertos fueron un cívico y un funcionario de la prefectura. Esto dice mucho, así como el hecho de que a los "campesinos" les dieron armas en la estancia de chiquitín Becerra, desde donde según testigos presenciales salieron a tiros enfrentándose con los cívicos que los seguían para cerciorarse de que no retornen.
Los campesinos habían sido concentrados con dos días de antelación, durmieron en un galpón consumiendo alcohol y acullico de coca, luego les dieron armas y por supuesto que se armó el incidente que terminó en confrontación.
Los cívicos y empleados prefecturales no fueron a buscar a los "campesinos" contratados a sus comunidades. Estos más bien fueron reclutados con el pretexto de que debían asistir a un "ampliado"; algunos familiares declararon que fueron sin saber bien de que se trataba ese "ampliado", recibieron pago por día y se les entregaron víveres: aceite y arroz para que les dejen a sus mujeres e hijos. Algunas mujeres relataron que no querían que sus maridos o hermanos fueran porque sabían que había la posibilidad de un enfrentamiento, pero relataron que los reclutadores del Gobierno les habrían insistido y exigido su participación como dirigentes.
Después vino el episodio en el que el Ejercito tomó el aeropuerto y sin que mediara ningún justificativo se abrió fuego sobre un pastor evangélico asesinándolo, situación en la que se dice que también murió un soldado sin que esto haya quedado plenamente esclarecido.
Esa muerte-masacre estuvo en manos del Ejército quienes eran los únicos que portaban armas de grueso calibre. El episodio además sirvió como justificativo par que el gobierno dicte el estado de sitio y tome preso al prefecto Leopoldo Fernandez y secuestre personas en calidad de confinados y se dedique a toda suerte de persecusiones.
El oráculo UNASUR tenía ya el informe cantado y la famosa comisión oráculo no ha hecho más que seguir el guión, diciendo que hizo una investigación que sigue soltando en cápsulas hasta entregarla a la presidenta pro tempore de la organisación, la chilena Bachelet.
Claro que como ocurre en estos casos, todo lo que les había salido mal, lo malcompusieron al final y a fines previos de la credibilidad del informe y de que se ajuste al libreto de la versión de Unasur, al video del rio tahuamanu, que fue declarada trucha por estudios serios, le encontraron un supuesto autor, que no dio la cara, dizque por miedo. ¿De quien?, nos preguntamos, pues los cívicos están perseguidos, huyendo, presos, confinados, sus casas allanadas, quemadas, etc.
El periodista sin cara y sin nombre figuró dando la noticia, pero afirmando que el video era real que correspondía a "la realidad" y esta fue una de las mayores perforaciones de la prensa por el oráculo, donde un diario local tal vez creyendo a sus reporteros sacó en titulares y grandes páginas algo que no es confiable y que tiene serias dudas de credibilidad.
Lo mismo había ocurrido meses antes cuando se planteó la supuesta "esclavitud" en el chaco a fines de realizar tomas de tierra, lo que estuvo precedido por reportajes y noticias con meses de anticipación como preparación del escenario, arte escénico plenamente ajustado a los guiones de las operaciones: Esclavitud y Masacre, Tahuamanu, etc.
El informe de Unasur sólo tenía como cometido darle a la confrontación de Pando el nombre de masacre, y condenar a las autoridades prefecturales, eximiendo de toda culpabilidad a sus amigos y socios del Gobierno.
Ya tuvimos las dosis del cerco a Cochabamba, el sangriento episodio de Sucre, con muertes que han quedado como "casos archivados por falta de pruebas", y que son parte del libreto que está armando la superproducción estelar de la violencia de Estado con directores gubernamentales y socios de Unasur.
No sabemos como pueden dormir estos supuestos investigadores, así como los verdaderos promotores de esta fábrica de hacer masacres, genocidios, confinados, perseguidos, y los presidentes de los "gobiernos amigos" que se prestan a estas fábrica de hacer masacres y no precisamente pájaros.