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domingo, 21 de diciembre de 2008

los besitos de la chilena no resuelven el tema marítimo, ni siquiera el problema de 20 mil puestos de trabajo por la chatarra afirma ernesto david LT.

La política boliviana en relación a Chile, desde la guerra del Pacífico, ha sido reivindicatoria en todos los gobiernos que precedieron al actual, con matices más o menos radicales entre unos y otros. De esa línea no se desvió ningún gobierno de los llamados de izquierda o de derecha, incluyendo a aquéllos a los que se los identifica como dictatoriales. Por su parte, Chile, tampoco cambió en nada su línea contraria a ese anhelo boliviano, puesto que mantuvo incólume su postura de negación a cualquier intento de tratativa para el reconocimiento de una salida al mar. Esta historia se repitió con los ascensos de la señora Bachelet en Chile y de Evo Morales en Bolivia. Este último, eufórico por la acogida internacional que recibió por su apariencia indígena y la novedad que significó, sobre todo, para los gringos, hizo una lectura ingenua del comportamiento que tendría su homóloga chilena en el problema marítimo boliviano y creyó que, al día siguiente de asumir el mando presidencial, en bandeja de plata recibiría el puerto para Bolivia, dada –decían sus acólitos– la afinidad política que habría entre ambos mandatarios, que no se medían en los besitos de amistad en todo encuentro oficial. La candidez del mandatario boliviano no le permitió advertir que en materia económica, hablando en criollo, ¨no hay tata ni mama¨, y como lo han dicho muchos, ningún país hace beneficencia a favor de otro. Si el Gobierno chileno, a través de la señora Bachelet, o del inefable Insulza que controla la OEA, lo reciben con besitos a Evo o lo protegen con informes de comisiones internacionales amañadas, como lo hace Insulza, es: a) porque no quiere perder este mercado para sus productos agrícolas e industriales que, aunque pequeño (más o menos 250 millones de dólares) ayuda a potenciar su desarrollo económico mientras la economía nacional languidece por la ineficiencia de nuestra administración gubernamental incapaz y, b) porque ha logrado que Bolivia, con Evo Morales, deje de hacer oír su voz de reclamo por su enclaustramiento y ha logrado callar su grito de reivindicación marítima, con la complacencia de las FF.AA., que se dicen ser las abanderadas del retorno al mar boliviano. La confirmación de que los besitos de la señora Bachelet están condicionados a que no se toque el bolsillo chileno está en la actitud de ésta que surge del decreto supremo boliviano que prohíbe la importación de vehículos chatarra al país; pero, además, con el aditamento de que ahora ella exige que Bolivia proteja las fuentes de trabajo de los chilenos en Chile, puesto que, al decir de la información, en la zona portuaria quedarían sin recursos, por falta de trabajo, más de 20 mil familias chilenas. ¿Qué obligación tiene Bolivia de cuidar las fuentes de trabajo de los chilenos en su patria mientras en la nuestra la miseria deambula por las calles? La señora Bachelet, dentro del ambiente mimoso con que trata al Presidente boliviano —que no es ajeno a la vanidad y, menos, al ego— pretendió persuadir a éste para que deje sin efecto esa medida, ocultando su interés en la necesidad de solucionar un problema social boliviano surgido de los efectos del decreto en cuestión. Menos mal que, al parecer, prevaleció el interés nacional, aunque, la medida adoptada no haya estado inspirada en el bienestar social sino en su necesidad de buscar un algo de oxígeno en medio de la asfixia en que se encuentra por su mal manejo de la economía, que será más critica si aprobamos el proyecto constitucional que nos quiere imponer el MAS. Por ello, mi voto será por el NO a la aprobación de dicho proyecto, si me dejan votar.