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domingo, 8 de marzo de 2009

refranes de moda: "mal de muchos consuelo de tontos", "lo escrito escrito está", "boludo no es" para terminar , sí él "es un boludo" de D.Pino

Mil disculpas

En el artículo “Nada que Ver” afirmé: “Antonio Peredo puede ser un izquierdista ortodoxo y terco en muchas cosas, pero boludo no es y menos un incauto que se dejaría engañar en el contenido anti estatal de una resolución” Lamento tener que reconocer mi error. Es un boludo. Ya que a reconocimiento de parte, yo no puedo insistir en otra cosa.
Pero me queda en el tintero algo. Y es la manera, la forma, con la cual el senador Peredo decide “retirar su firma”, como si con ello podría borrarse todas las declaraciones recibidas de los protagonistas del acto delincuencial y que los documentos probatorios de esa conducta dejaran de ser tales.
El no dice que los actuados hubieran sido fruto del engaño y que las pruebas que demuestran, no las “posibles responsabilidades”, sino los serios indicios de responsabilidad administrativa y penal en los que cayeron Santos Ramírez y toda la compañía gubernamental, no sean verídicos. Lo que nos viene a relatar es el acto de contrición tardío que se comprometió hacerlo público, luego de que el señor vicepresidente García, echara el grito al cielo ante la anestesiada Resolución senatorial que para él no es otra cosa que el instrumento de la desestabilización de Evo Morales y por supuesto la suya.
“No acepto que Walter Guiteras diga que el documento acusa a ministros y es la base para entablar el juicio de responsabilidades contra el Presidente. No acepto a Oscar Ortiz decir que el informe no menciona al Presidente Evo Morales, pero tampoco lo excluye"
¡Hay señor Peredo! Pueden decir todo lo que quieran y lo que se les venga en gana, eso no cambia el contenido de la Resolución del Senado Nacional, que sólo contiene “recomendaciones” y “posibles responsabilidades” llegando inclusive a extrañar la Ley de Investigación de Fortunas a la que le temen tanto ellos como ustedes.
Así que su acto de contrición política es un error que tira abajo su imagen y lo coloca en la línea de los “boludos”. Una verdadera pena, pues tenía, hasta ahora, una dimensión distinta a sus congéneres masistas. Lo que ha llevado al extremo de calificarlo como un “carajo” por Gustavo Torrico, un elemento de una indiscutida calidad humana.
Lo cierto es que Álvaro García Linera sabe que si los Ministros señalados como “posibles responsables” renuncian, cantarán mejor que en Festival de Viña del Mar y descubrirán toda la red de corrupción en la que se asienta el gobierno de los cambios profundos. Y eso le apunta a él directamente como el cerebro gris de este tejido que ha venido trabajando con los palillos de Evo Morales.
No es para menos, por tanto, el pánico en el que ha caído. Pero los arrepentimientos tardíos no sirven para nada, sólo para desnudar las debilidades de un gobierno que ya no puede, ni con la presencia de sus Senadores ocultar la podredumbre que se ha destapado. Y no hay manera de aplicar eso de que “culpa de todos, consuelo de tontos”.
El Señor Evo Morales nos viene a decir que los “otros” hicieron lo que yo hago. Pues bien, si es así, ¿dónde está el cambio que predica? A confesión de parte relevo de prueba. Nos aclara que él es igual a los “otros”. Se les ha caído el discurso de la honestidad, de la santidad masista y del indio “sagrado”.