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viernes, 10 de abril de 2009

es viernes santo y nada puede hacer cambiar la fe, sostiene La Patria de Oruro día de reconciliación. Nuestro Señor Jesucristo es fundamento de vida.

Nada puede cambiar la fe

Este día es particular y especial para los bolivianos, la mayoría católicos y cristianos, enfrentados por el poder de los hombres, por la política que cambia el sentido humanitario y solidario en mezquino interés que sólo busca posicionamiento del autoritarismo en pos de dominio y fuerza.
Este es un Viernes Santo que los bolivianos con fe en el Ser Supremo lo convierten en día de reconciliación, instando a los pocos que se apartan de la fe, a profundas reflexiones para que puedan encontrar nuevamente el camino de la paz y el amor, del perdón y el acercamiento sin odio ni rencor.
El contexto de Semana Santa que se expresa en la TRIADE fundamental de la existencia de nuestra Iglesia Católica, Apostólica y Romana que son la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo es alimento fundamental para la vida misma de todo humano, razón suficiente para mantener sostenidamente el sentido y compromiso con la Ley Divina.
El corto período de la Semana Santa no es un evento cualquiera, es posible que para algunos no tenga el significado pleno de recogimiento, oración y penitencia sin embargo son días y uno en especial, como el presente, que sirve para recordarnos el deber de asumir el rol que nos corresponde como miembros comprometidos de la Iglesia, esa que busca de manera permanente la paz, pero con justicia y libertad.
Estamos para recordar la Pasión de Jesucristo, para reconocer en la Cruz, el símbolo inconfundible del generoso y supremo amor por la humanidad. El sacrificio del Redentor no ha sido vano, se llevó nuestras faltas en su cuerpo lacerado sobre el madero permitiendo la redención de los hombres a través de la nueva alianza que devuelve al Ser la comunión con Dios y abre la reconciliación entre hermanos como un atributo de ese acto de entrega de su vida por salvar la humanidad.
Estamos viviendo un tiempo de confrontación entre hermanos de una nación, tal parece que todavía no comprendemos el objeto mismo de la reconciliación, seguimos perdidos detrás de los bienes materiales y la codicia mundana, los menos están en pos de comodidad y vanagloria sin importarles la crueldad de un sistema que castiga y lastima a la mayoría.
Que no importen los arrebatos mundanos de los que tienen el poder en sus manos, ese poder que no cambia en absoluto la Fe en Dios y su Hijo que dio su vida por nosotros para enmendar errores, para inducirnos a perdonar y ser perdonados alcanzando el objetivo de la convivencia pacífica que implica además vivir con dignidad, con justicia y con la verdad por delante.
Hagamos nuestro este tiempo de reconciliación, pidiendo que Dios ilumine a nuestros gobernantes para que administren el país con humildad, con honestidad, pero sobre todo con sentido de hermandad y solidaridad. Que no continúen sus actos de inmadura rebeldía. Ya tienen el perdón de Dios a pedido de Jesucristo que dijo, “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. Dios salve nuestra amada Bolivia.