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miércoles, 22 de abril de 2009

las circunstancias tan especiales que está viviendo la Patria, están probando que los medios privados, independientes, responden al reto con la verdad


El ineludible deber de informar
Mauricio Aira

A raíz del triple asesinato cometido en un hotel de Santa Cruz por un grupo de élite de la Policía se ha desatado un mar de reacciones que no termina, más al contrario va en aumento cual ondas expansivas cuyo origen material es conocido, como desconocidos son los límites del mismo. No vamos a repetir lugares comunes con que los medios aturden día y noche al ciudadano común, aunque sí intentaremos incidir en algunos aspectos vitales.

Informar con la verdad debería ser la prioridad en primer lugar de los responsables. El gobierno y las autoridades, los medios y la oposición. El ministro Rada ha hecho referencia al terrorismo de ETA en España y al hecho de haberse puesto de acuerdo gobierno y oposición en ciertas líneas maestras para enfrentarlo. ¡Qué diferencia sin embargo! Rodríguez Zapatero cometió varios yerros en el manejo del tema hasta que obligado por la opinión pública tuvo que compartir primero la información y luego las políticas anti-terroristas. Trazada la ruta los dos líderes de los partidos mayoritarios actúan en un frente común contra ETA, aunque se mantenga el desacuerdo en los detalles de llevar adelante las acciones.

Cuándo en los más de tres años de gobierno de Evo Morales se ha sabido de alguna reunión con líderes de la oposición para tratar en forma clara, profunda, honesta y responsable alguno de los muchos problemas nacionales? En algún momento y merced a la presión del sector pensante de la ciudadanía se obligó a unos y otros sentarse en una mesa de negociación, el gobierno usó de la circunstancia a su favor, reduciendo el diálogo a la foto, a la pose, a la propaganda, exactamente como lo hacen sociedades menos civilizadas y caóticas.

En el presente caso, como cuando el Ché Guevara invadió Bolivia y pretendió someter con su guerrilla al Estado, la reacción fue de condena total al intento y el Ejército penetró en la selva hasta poner término a la aventura que no tuvo la respuesta que sus ideólogos esperaban de parte del pueblo. Es decir, nadie puede estar de acuerdo con el método terrorista para cambiar el curso de los acontecimientos de hoy, a la par que nadie está de acuerdo con el uso indiscriminado y feroz de las armas en contra de seres indefensos que fueron vilmente acribillados y sus cadáveres expuestos ante el colectivo como fruto sangriento de un ajusticiamiento cruel y bárbaro y manipulados sin el mínimo respeto humano, lo cual provocó náuseas y verguenza dentro y fuera de Bolivia.

Han pasado varios días y el oficialismo en lugar de mostrar las evidencias de los delitos denunciados, ha utilizado, lo está haciendo todavía de las dramáticas circunstancias para promover la lástima y conmiseración hacia su gobierno, como ocurrió en Cumaná y Trinidad o cuando García Linera instrumentaliza políticamente la información que va soltando de a poquito, en un proceso de sembrar el odio, envenenar la mente del colectivo y promover repulsión hacia los opositores mostrándolos, sin exhibir pruebas como culpables del terrorismo. Es decir abusando del omnímodo poder circunstancial para sus fines sectarios.

Se está dando lugar a la reclamación de los gobierno de Hungría, Irlanda y Croacia cada vez más enérgica que quisieran tener una explicación real y verdadera de parte de la Cancillería boliviana acerca de la suerte corrida por sus ciudadanos en la matanza que encabeza esta crónica. De persistir el rechazo nada diplomático del Presidente Morales, los países recurrirán a la Unión Europea, a las Naciones y hasta los tribunales internacionales en demanda de sus derechos, de modo que se equivoca el nuevo el régimen, así también cuando para impresionar exhibe fotografías burdamente trucadas y otros elementos como armas y explosivos cuya posesión en poder de los irregulares no está fehacientemente probada.

No extrañe por tanto la airada reacción a nivel mundial en contra de todo éste accionar de la Administración Masista que desdibuja la imagen de Bolivia hacia el exterior y se constiuye en un factor político de efecto boomerang que terminará por golpear en el centro de su lanzamiento. Digna tarea de los medios que están contribuyendo a informar con la verdad, en el cumplimiento de su misión ética y esclarecedora.