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martes, 26 de mayo de 2009

si Melgarejo cedió el acre por un caballo blanco, morales podría ceder el mar, por unas moneditas de oro. Sitio de www.ernestojustiniano.org

El mar por moneditas de oro por Zoe 

La diplomacia chilena es muy hábil y perspicaz y sabe que el gobernante “indígena” es débil ante los halagos y La Moneda procede en consecuencia.

imageLos dictadorcillos que han matizado de forma poco enaltecedora la historia de nuestro país y de buena parte del continente coincidían en aficiones que se repiten hoy en el actual presidente. El deseo de dejar rastros visibles eimperecederos de su paso por este mundo es una de ellas.

Ante la falta de un legado político, moral e intelectual que los haga trascender hacia la historia acuden a métodos algo más prosaicos y se dan a la tarea de erigirse monumentos, nombrar calles y hasta ciudades enteras con sus nombres. Algunos, como Evo Morales hasta introducen su efigie en medallitas conmemorativas de un hecho histórico, del cual, lo ha demostrado conoce muy poco o nada.

Ver su imagen en una moneda de oro, seguramente es para él la materialización de todos sus deseos de consagrarse como un referente histórico y ahora “Libertador”, según el nuevo título que le otorgaron las huestes de campesinos masistas, a propósito del Bicentenario. Es que el presidente Morales no tiene entre sus virtudes la modestia y es muy frecuente que diga a sus allegados que está en el gobierno para cambiar el rumbo de la historia, aunque sus propios cortesanos lo miren con cierta incredulidad por ese su deseo que, ciertamente, esta muy por encima de sus capacidades.

imageMorales recibe Moneda de oro del Director de La Casa de la Moneda de Chile, Gregorio Iñiguez, en Palacio de Gobierno (foto Abi)

La medalla de referencia fue acuñada en la Casa de la Moneda de Chile y desde ese país vino una frondosa delegación para entregársela al presidente boliviano. En una de sus caras tiene la efigie de un Evo regordete y feliz y se lo presenta como “presidente del Estado Plurinacional Democrático de Bolivia”.

Como es de suponer, Evo quedó más que encantado ante la gentileza chilena que de un tiempo a esta parte, siguiendo una vieja tradición de la escuela diplomática portaliana, no cesa de halagarlo, como lo hizo antes con otros mandatarios bolivianos, cuando existen algunos problemas en la región como el diferendo sobre limites marítimos con el Perú o el tema de las aguas del Silala que, dicho sea de paso, seguirán usufructuando a precio de gallina muerta. 

Vale la pena recordar también que, en los hechos, Evo ha postergado de manera indefinida la reivindicación marítima y cuando ha debido tocar el tema en una reunión internacional, lo ha hecho de manera muy tangencial que se parece al olvido.

No cabe duda que la diplomacia chilena es muy hábil y perspicaz y sabe que el gobernante “indígena” es débil ante los halagos y La Moneda procede en consecuencia. 

No se debe olvidar que en el siglo XIX, Chile dio a Mariano Melgarejo el grado de “general” de su ejército, le obsequió un caballo y lo nombró como el “capitán del siglo”. Como retribución logró que el feroz y atrabiliario caudillo se hiciera de la vista gorda ante la penetración de las empresas chilenas e inglesas en el desierto de Atacama, lo que a la postre desembocó en la pérdida de ese territorio.

Ahora, a fuerza de medallas conmemorativas está logrando que la reivindicación marítima sea archivada y no sea sacada a la luz en un año electoral cuando la coalición de la actual presidenta, Michelle Bachelet, tiene muy pocas opciones de ganar y si lo hace, es seguro que Eduardo Frei no se mostrara tan condescendiente ante las veleidades de Evo, a menos que el auto proclamado “libertador de los pueblos indígenas” siga manteniendo en el olvido la demanda histórica que tanto malestar causa en los chilenos.