Vistas de página en total

lunes, 17 de agosto de 2009

el Cardenal Terrazas, primado de la Iglesia en Bolivia pidió cesar los abusos de poder, humildad para aceptar al prójimo, capacidad para integrarnos!


El cardenal Julio Terrazas condenó enérgicamente el abuso de poder y la falta de humildad para aceptar al prójimo, y la falta de capacidad para formar una nación con integración real, ante una multitud de fieles que se dieron cita ayer en el cerro del Calvario para, como se acostumbra cada año en estas fechas, renovar sus promesas de fe ante la Virgen de Urkupiña.

“No estamos de acuerdo con gente que está en su trono pisoteando a los demás. Tenemos que decir con María que se van a caer de sus tronos los orgullosos, porque es el trono de Dios que ha hecho grandes maravillas con sencillez y humildad de aceptar al otro”, manifestó el Cardenal, que ofició la eucaristía del Calvario.

Miles de devotos llegaron hasta el templo del Calvario, muchos de ellos tras una peregrinación de varias horas, y otros muchos cargados de piedras que suelen extraer en el cerro de Cota, donde la fe católica asegura que apareció la imagen de la Virgen María, tras un encuentro con una niña pastora.

Además de la carga simbólica que implican las piedras, tanto para los devotos, como para la Iglesia, tienen una carga histórica, pues algunos entendidos señalan que se constituian en un elemento para juntar dinero para la construcción del Santuario.

El devoto que dejaba su donativo recibía a cambio una piedra del Cerro de Cota. El tamaño de la piedra tenía relación con la cantidad de dinero donado.

El atrio gigante se instaló en las afueras del templo, donde la imagen de la Virgen de Urkupiña ocupó un lugar preponderante delante del altar sagrado, dentro de una urna de cobre, sobre una carroza de flores, donadas por sus fervorosos devotos de Santa Cruz y de Quillacollo, y ataviada con un sombrero y un elegante traje con hilos dorados.

La Virgen de Urkupiña estrenó trajes cada día desde el pasado 13 de agosto, que le llegan como regalos de sus creyentes desde diversas partes del mundo.

Los sacerdotes del Templo de San Ildefonso explicaron que el traje de la Virgen es el de una reina española, debido a la influencia que ejerece ese país en la religión del Continente.

No solo bienes materiales La ceremonia fue dirigida por el Cardenal que estuvo acompañado del arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, y el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba, Luis Sainz.

Hasta allí llegaron miles de devotos, los más sacrificados al llegar al altar recorrieron varios metros de rodillas, con lágrimas en los ojos y pronunciando oraciones de agradecimiento por el milagro recibido.

Terrazas recordó que la fiesta de Urkupiña, una de las más importantes del calendario católico y la más grande del país, no es una festividad en la que sólo se realizan pedidos de objetos, ya que se debe comprender que la vida no son sólo bienes materiales, sino que debe ser puesta al servicio de los demás.

Apoyado en una de las frases que acompaña a esta fiesta, como “integración nacional”, el Cardenal dijo que la situación se torna preocupante cuando no existe hermandad, cuando se necesitan palabras de vida para comunicarse con Dios.

“Tenemos que ofrecer eso al que está afligido, al que está maniatado por sus errores, vicios y drogas, una vida centrada únicamente en la libertad y la paz. Debemos sentir que somos capaces de formar una Nación que nos llene de orgullo”, dijo y desdeñó a los supuestos seguidores de Jesús que querían que les multiplique el pan para ahorrarles esfuerzo y trabajo.

Reflexionó para que esta vida se la viva entendiendo que es el sueño de Dios, que todos vivan en abundancia y no con violencia que cada vez se multiplica de manera más sofisticada.

Pidió vivir la vida en la sencillez y la hermandad de aceptar al otro como es y sentirse en familia para vivir como hermanos en una Patria, como bolivianos para ver el proyecto de Dios realizado.

Desde la mañana Las eucaristías de la jornada se iniciaron a las 6 de la mañana, ante los feligreses que llegaron en peregrinación hasta el cerro de Urkupiña; desde diferentes partes de Cochabamba, Bolivia y el mundo.

En la ocasión, un grupo de adolescentes estuvieron presentes con trajes típicos de todo el país, presentando diversos símbolos en el momento del ofertorio. Terminada la ofrenda acompañaron la celebración poniéndose al frente del Altar hasta el momento del “Padre Nuestro”.

A su llegada, muchos compraron velas para encenderlas y de esa manera poder entablar conversación con la Virgen. Familias completas estaban en el santuario compartiendo un espacio común frente a su imagen.

Son muchas las razones de los creyentes para la llegada al Santuario, algunas alejadas del sentido religioso; pero el espacio sirvió para que más de un grupo de personas compartan un lugar común.

En la avenida Blanco Galindo, alrededor de las 23:00 del día sábado, aparecieron las primeras caravanas masivas de peregrinos rumbo a la localidad de Quillacollo. La mayoría de los asistentes llegaron desde la ciudad de Cochabamba.