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viernes, 11 de diciembre de 2009

el atropello se llama Asalto a la propiedad. los pretextos son conocidos. en el fondo es la apropiación indebida. es ésto apego al Derecho?

Vienen por tierra
Editorial

El MAS ha lanzado su campaña electoral rumbo a las elecciones del 4 de abril en la zona de Guarayos, donde el viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, vestido de guerrillero, ha invadido una propiedad ganadera de la familia Marinkovic (el gran trofeo) y ha procedido a entregársela a un grupo de indígenas que fueron acarreados al lugar sin saber a qué estaban yendo.

Según Almaraz existe un fallo del Tribunal Agrario que ordena el desalojo de esas tierras porque supuestamente forman parte de las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) de la etnia guaraya. Sin embargo, la intervención a la hacienda Yasminka se produjo sin respetar las normas del debido proceso, que exigen la obligatoria notificación de las partes involucradas. El funcionario, fiel a su estilo que también aplicó en varias haciendas del Chaco, apeló al atropello y a la montonera para avasallar la propiedad donde hizo gala de sus dotes demagógicas.
Más allá de que el Gobierno actúa llevado por una motivación personal de persecución hacia Branko Marinkovic y su familia (ya lo dijo el vicepresidente García Linera: “después del 6 nos ocuparemos de ellos”) el episodio reciente nos devuelve a la realidad en relación a las verdaderas intenciones que tiene el MAS con Santa Cruz y a los métodos que pretende emplear para conseguir sus objetivos.
Es posible que la máquina de acumulación de poder en la que se ha constituido el MAS haya cautivado a muchos que antes se resistían, ya sea por la vía de la intimidación o el factor de la conveniencia (la comunidad ideológica está completamente descartada), pero el aparato sigue funcionando como siempre en una dirección que no puede variar, porque de lo contrario corre el riesgo de banalizar la “revolución”, hacerla inocua y eso sería fatal para los fines oficialistas.
La tierra es un factor fundamental para la “revolución” del MAS, desde todo punto de vista. La repartija es excelente en época electoral; es efectiva como método para intimidar a los que buscan la adhesión como forma de salvación y, desde el punto de vista económico, constituye el último frente que el régimen comandado por Evo Morales debe atacar para enseñorear su socialismo a través de la destrucción del aparato productivo de una región que aún tiene resto para ofrecer resistencia.
En el caso particular de Branko Marinkovic, lo de estos días es un capítulo más de la infame persecución que ha estado perpetrando el Gobierno contra el ex presidente del Comité Cívico, a quien intentó con métodos insanos ligar con el terrorismo. Este ensañamiento convierte al Gobierno de Evo Morales en un régimen vengativo y de avería, que atropella las leyes y las instituciones con tal de conseguir un trofeo político. De cualquier forma, Branko Marinkovic es apenas un símbolo, porque el verdadero trofeo del MAS es Santa Cruz y es por medio la usurpación de las tierras –el más grande patrimonio regional-, que el oficialismo pretende conseguir la hegemonía en el oriente boliviano.

Sin tierras, el socialismo del MAS no puede dominar Santa Cruz. El despojo contra Marinkovic es un símbolo de lo que se viene.