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miércoles, 4 de agosto de 2010

brillante título de ED "la borrachera del poder" que podría ser también el poder de los borrachos refiriéndose al incidente de Fidel Surco en El Alto

En el lapso de muy pocos días, el país ha observado con asombro cómo dos prominentes miembros del Gobierno mostraron que los valores morales no son cuidados con la responsabilidad que deberían tener quienes se han propuesto ‘cambiar’ Bolivia.
El caso del amauta Valentín Mejillones sorprendido en una organización de narcotraficantes ha circulado por el mundo entero y ha hecho que millones de extranjeros se rían de las jerarquías de los ‘sacerdotes’ de los pueblos originarios del altiplano.
Cuando no se había agotado el tema del amauta, surge el caso del senador masista Fidel Surco, que manejaba en estado de ebriedad, a las 10:30 de la mañana, un poderoso 4x4 que terminó impactando a un vehículo de un oficial de las FFAA.
El prodigioso sistema de los “reporteros ciudadanos”, efecto de la tecnología moderna, captó testimonios del momento de la colisión, la salida del senador del asiento del conductor y su intento de darse a la fuga.
Hasta ese momento la historia es clara, porque fue registrada por los ciudadanos que fotografiaron y filmaron el hecho.
Es cuando el senador Surco y su ayudante son conducidos a la Policía que comienzan las irregularidades. Es alojado en la oficina de Tránsito, para que duerma la borrachera, y no se le hace el test de alcoholemia “por respeto a sus derechos humanos”.
En este caso, como debería saberlo cualquier autoridad, los derechos humanos que deben ser protegidos son los de la gente que podía ser dañada por la irresponsabilidad del senador oficialista. La autoridad tiene que actuar en defensa de la colectividad, sancionando a quienes la pongan en riesgo.
De todos modos, después de cerca de diez horas de espera, cuando se habían respetado los “derechos humanos” del conductor ebrio, se le tomó la prueba para medir el contenido de alcohol en la sangre. Y el test dio como resultado que Surco tenía todavía 1.5 de alcohol, cuando lo máximo permitido es de 0.7.
Se vio a los policías actuar con temor ante el personaje. Algunos miembros de la institución tuvieron que ayudar al operativo por el cual Surco fue transportado de un lugar a otro de la Policía en El Alto con todas las precauciones para que no se le mire el rostro.
Luego, las autoridades del Gobierno y del partido del presidente Evo Morales dijeron que no protegerían a Surco. De todos modos, ya se estaba armando la treta para sacarlo del aprieto, diciendo que él no iba al volante. Aquí deberían servir los registros electrónicos hechos por los ciudadanos que presenciaron el hecho.
Unas horas antes de este lamentable hecho, los vecinos de Caranavi habían decidido expulsar a Surco y a su familia de esa población paceña. Los acontecimientos que provocaron muertos y heridos en aquella población son atribuidos a Surco.
Este personaje, que es mencionado como el eventual sucesor del presidente Morales en el liderazgo del MAS, tiene antecedentes de conducir en estado de ebriedad, que ahora la Policía tendría que exhibir.
Para que los bolivianos tengan confianza, o por lo menos no tengan temor a lo que resulte de este proceso de cambio, los personajes que manejan el Gobierno deberían proponerse actuar con responsabilidad.

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