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sábado, 5 de febrero de 2011

los aventureros que idearon un complot para culpar a los cambas la están pasando mal. por pedazos se cae el montaje y al fin llegará la verdad (ElDía)

El enredo en el que se han metido los que armaron el “caso Rózsa” tiende a alcanzar proporciones épicas y de a poco, entre ellos mismos van jalando los hilos que ayudan a entender los pormenores de un grotesco y escabroso complot.

Las andanzas del misterioso “testigo clave”, Ignacio Villa Vargas, quien se pasea muy campante por las calles de la ciudad, pese a que la Fiscalía dijo en segunda instancia que se trataba de un “prófugo de la justicia” y en tercer lugar ha afirmado que no se lo detiene porque no hay orden de captura contra él, han descolocado por completo a los aventureros que idearon aquella trama siniestra que acabó con tres ciudadanos europeos acribillados en el hotel Las Américas, el 16 de abril de 2009.

La Fiscalía ha tratado durante las últimas semanas de hacerle el quite al famoso “video-soborno”, que muestra cómo agentes del Ministerio de Gobierno le pagaron 31.500 dólares a Villa Vargas para que implique a una serie de ciudadanos en un supuesto complot terrorista. El objetivo era lógicamente evitar que esta nueva evidencia se tome en cuenta en el proceso judicial contra 39 imputados. La última estrategia ha sido asumida por un juez de La Paz, que decidió declarar en reserva la investigación del video, medida que adoptó luego de conocerse que “El Viejo” se encuentra en Bolivia, obviamente con protección oficial. Paralelamente se han difundido nuevas imágenes que proporcionan más detalles sobre el “sembrado de pruebas” que habrían realizado los agentes que participaron en el asalto al hotel Las Américas y los operativos posteriores.

A estas alturas todo ha quedado claro. Un ex viceministro de Gobierno ha salido en defensa del funcionario que le pagó el soborno a Villa Vargas y no sólo lo ha justificado sino que ha dicho que lo hizo por órdenes superiores. Un senador que luego intentó aclarar las cosas, ha admitido indirectamente, que se cometieron ilegalidades en la investigación del caso Rózsa y finalmente, para evitar que su nombre y el de la institución sigan embarrándose, el Defensor del Pueblo incurre en un despropósito al afirmar que un video no representa una prueba fehaciente en un juicio. ¿A qué viene eso? ¿A qué viene el pronunciamiento de las Fuerzas Armadas que alabaron la actuación del Gobierno en este caso? Se trata de avales innecesarios en un hecho netamente judicial (como se intenta hacer creer) y que en todo caso siguen echando sombras y sospechas sobre la intriga gubernamental. En este enredo también se producen hechos cómicos, como el de la ministra de Justicia, Nilda Copa, quien ha dicho que sean los vecinos o los periodistas los que detengan a “El Viejo”.

Las últimas novedades, entre ellas declaraciones de prensa de Villa Vargas confirman la tesis del complot y, por supuesto, enredan aún más a sus perpetradores. Mientras que el fiscal Marcelo Soza rectifica versiones anteriores e indica que sí hay orden de aprehensión contra “El Viejo”, otros miembros del Gobierno tratan de descalificar sus afirmaciones, pese que siempre lo calificaron como “testigo clave”. Los pocos integrantes del Gobierno que todavía se preocupan por la imagen del presidente Morales deberían recomendarle que ya no hable de este tema, porque con sus palabras no hacen más que complicar su situación jurídica. No olvidemos que él ha sido el único que confesó públicamente que dio la orden de meter bala en el hotel Las Américas y sobre este punto, ya están en marcha sendos procesos ante instancias internacionales.

Las andanzas del misterioso “testigo clave”, Ignacio Villa Vargas, han descolocado por completo a los aventureros que idearon aquella trama siniestra que acabó con tres ciudadanos europeos acribillados en el hotel Las Américas, el 2009.

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