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martes, 28 de febrero de 2012

brasil he empujado a suscribir un acuerdo con Bolivia y EEUU destinado al control de las plantaciones de coca, la verdadera madre del cordero en un trámite que Evo rubrica "para la extradición de GSL", Emilio Martínez lo explica así:

El desembarco de una misión diplomática norteamericana en la ciudad de La Pazmarca un nuevo paso en el proceso abierto con la firma de un convenio tripartito entre Bolivia, Estados Unidos y Brasil, así como de un “acuerdo marco” entre los dos primeros países. ¿Qué hay detrás de todo esto?
Dos elementos parecen claves para entender este acercamiento que se produce tras varios años de tensión, luego de que el presidente Morales decidiera expulsar al embajador Phillip Goldberg y a la DEA bajo dudosas acusaciones de “golpismo”.
Por una parte, tenemos la detención del general René Sanabria en Panamá, actualmente encarcelado en una prisión del estado de Florida. El affaire Sanabria representó un duro golpe para la administración evista, toda vez que el apodado “narco-general” se desempeñaba nada menos que como director del centro de inteligencia del Ministerio de Gobierno.
Su captura, en medio de un millonario negocio de embarques de cocaína hacia los Estados Unidos, se constituye en un claro síntoma de la penetración del narcotráfico en altas esferas del poder en Bolivia.
Es evidente que este suceso le confirió al gobierno norteamericano una importante carta para doblegar intransigencias en el régimen cocalero de Evo Morales.
El segundo elemento a tener en cuenta es la postura asumida por Brasil, que parece apostar a la tolerancia cero hacia el tráfico de cocaína boliviana que inunda las favelas. En efecto, se estima que más del 80% de la droga producida en Bolivia tiene ese destino.
De manera que el gobierno de Dilma Rousseff se ha empleado a fondo en presionar a La Paz para impulsar una verdadera lucha contra el narcotráfico, esto es, retomando las tareas de erradicación de cocales ilegales.
He ahí el meollo del asunto: la permanente expansión de la frontera cocalera durante el gobierno de Evo Morales, era en la cual los cultivos han crecido como mínimo un 22%, según cifras de Naciones Unidas.
A la erradicación apunta, precisamente, el convenio tripartito firmado poco tiempo atrás, por el cual Brasil realizará trabajos de monitoreo. Lo que equivale a decir que habrá un reingreso implícito de la DEA, dada la estrecha coordinación de ese organismo con la agencia antidroga brasileña.
La problemática del narcotráfico es también el verdadero trasfondo de los acuerdos en marcha entre Bolivia y Estados Unidos, por más que la administración Morales se empeñe en condimentar el asunto con otros temas, como la discusión sobre una eventual extradición del ex presidente Sánchez de Lozada.
Parafraseando a Bill Clinton podríamos decir: ¡es la cocaína, estúpido!

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