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martes, 5 de junio de 2012

la OEA no puede ignorar el justo reclamo de Bolivia por una salida al MAR. en horas más se tocará el asunto en Tiquipaya. LTD


Lo más importante es lo que nuestro Gobierno plantee y no tanto lo que la Asamblea decida, porque esta decisión dependerá de lo que el país diga y pida
Está previsto que en esta jornada de la 42 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) se trate el tema del enclaustramiento del país.
Para entender la dinámica, corresponde recordar que este tema se incluye en la agenda no sólo porque el Gobierno boliviano lo solicita, sino porque desde 1979 está vigente la Resolución 426, en cuyos considerandos se declara de “interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa por la cual Bolivia obtenga acceso soberano y útil al Océano Pacífico” y que es necesario alcanzar ese objetivo con “espíritu de fraternidad e integración americana” y de esa manera “consolidar una paz estable, que estimule el progreso económico y social en el área (...) directamente afectada por las consecuencias del enclaustramiento de Bolivia”.
En consonancia con lo anterior, se resuelve, primero,  recomendar “a los Estados a los que este problema concierne directamente, que inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el Océano Pacífico”; que estas negociones tengan “en cuenta los derechos e intereses de las Partes involucradas y podrían considerar, entre otros elementos, la inclusión de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado y, asimismo, tener en cuenta el planteamiento boliviano de no incluir compensaciones territoriales”. Segundo, continuar “la consideración del tema Informe sobre el problema marítimo de Bolivia en el próximo período de sesiones de la Asamblea General”.
Es criterio generalizado que esta Resolución marcó hito y, pese a las reticencias de los otros estados “a los que este problema concierne”, que son Chile y Perú, es uno de los fundamentos más importantes que el país tiene para seguir planteando el tema en este foro mientras el problema no sea resuelto, que los países miembros de la OEA tengan la obligación de escucharnos y que Chile se avenga a establecer espacios de negociación. Y esto es lo que ocurrirá en la jornada de hoy, en la que Bolivia deberá presentar un informe de situación al que seguramente Chile responderá (debate en el que hábilmente Perú nunca participa).
Lo importante, en todo caso, es que el planteamiento que el Gobierno presente en esta jornada haya sido preparado profesional y meticulosamente porque, en este tipo de eventos, las palabras tienen importancia y no se da el caso —como sucede lamentablemente en nuestra vida política y social— de que se puede decir una cosa en un lugar y otra en otro escenario.
Desde otro enfoque, se debe tomar en cuenta que si el tema de la negociación con Chile (y con Perú, ateniéndonos a la Resolución 426) no avanza, no se debe tanto a la OEA sino a la complejidad del problema y la serie de aristas que tiene tanto en el plano interno como externo de estos países. Sí corresponde a la OEA adoptar una política de permanente incentivo al diálogo y la negociación, actividad que, lamentablemente, no la ha asumido.
Por lo señalado, lo más importante es lo que nuestro Gobierno plantee en este evento y no tanto lo que la Asamblea decida el respecto, porque esta decisión dependerá, en mucho, de lo que el país diga y pida.

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