El impacto del doble aguinaldo se diluyó y ha quedado expuesta la improvisación y la desesperación del Gobierno: ¿ganó o perdió? ¿Cuál es su evaluación y su proyección sobre esta medida?
De un régimen que ya ha demostrado con creces sus alcances populistas, demagogos y continuistas, se puede esperar cualquier improvisación. Con el ‘aguinaldazo’, como ya se le dice, solo ganan quienes lo recibirán, que son solo un 30% de la Población Económicamente Activa (PEA). Tendrá un efecto multiplicador en los gastos familiares y en el comercio, es cierto, pero su ingreso en la esfera de la circulación no garantiza que se traduzca en votos pues generará inflación, mal que les pese a los masistas. Podrá ser una inflación moderada, pero igual afectará el poder adquisitivo del salario que, en ese caso, ni con el aguinaldo “plus” podrán compensar. El meollo político del tema es que los hombres del régimen están muy nerviosos pues las últimas encuestas privadas le dan al ilegal candidato por tercera vez, Evo Morales, solo 32% de votos. Es decir cada vez menos. Hay un desencanto creciente que esperan revertir con el doble aguinaldo, que tampoco garantiza que suba en la intención de voto. Pero se juegan el todo por el todo.
¿Ese deterioro induciría a un adelanto de las elecciones, como se comenta?
Si las encuestas propias del régimen dan esos números, es probable que quieran adelantarlas para no sufrir mayores desgates, en un año electoral que se pinta diverso por las opciones políticas que se presentarán, aunque la dispersión podría ayudar al oficialismo. De ahí que es tan determinante la madurez política de la oposición democrática. Ahora, los hombres del régimen invitan a disidentes y opositores a sumarse al proceso de cambio. Cuál cambio habrá que preguntar, porque esa invitación no significa un cambio de timón. Se trata sencillamente de sumar adeptos, sobre todo de la clase media, tanto de la que paga impuestos, como de la que no, es decir, los informales pobres desde siempre, hasta los hoy acaudalados por vías ilegales.
La base electoral del binomio Morales-García Linera se achica por las promesas incumplidas, por la corrupción sin freno, por las injusticias de una justicia perversa y extorsionadora que trafica con el tiempo de los procesos y los retarda sine die. Es el caso, entre otros, del complot “terrorista-separatista”, montado por el régimen, llamado también “caso Rózsa”, contra 39 ciudadanos de Santa Cruz, Beni y Pando, que pronto cumplirá 5 años, cuando el límite legal son tres, máximo. No en vano la Comunidad Europea señala que hay “debilidades en la justicia boliviana” y ya reclama (más vale tarde que nunca) por los tres extranjeros -un irlandés, un húngaro y un húngaro-boliviano- asesinados violentamente en el hotel Las Américas la madrugada del 16 de abril de 2009, en esta ciudad. Esa ejecución extrajudicial fue consumada por esbirros del régimen, pero sobrevivieron un ciudadano croata boliviano y un húngaro que ya empiezan a tener cobertura de sus gobiernos, a través del parlamento europeo.
Pero el gobierno puede argumentar a su favor “la bonanza económica” y la buena gestión pública de su gobierno.
Los desaciertos de una gestión pública sin rendir cuentas, las obras mal realizadas o las no ejecutadas a pesar de los desembolsos del plan “Evo cumple” son el mejor argumento para invalidar las supuestas bondades de su gestión pública. Hablan de “cambios” sin dejar de ser corruptos, pues con tanto dinero acumulado por la “bonanza económica" de los precios del gas y los minerales, Bolivia sigue en los últimos puestos de cualquier estudio de desarrollo humano en salud, educación, investigación, infraestructura básica y bienestar de la población. Se podrían decir sin riesgo de equivocación que en estos 8 años de gobierno de Morales, “a mayores ingresos, mayores índices de corrupción”. El antropólogo y periodista Winston Estremadoiro, dice que “la corrupción es una hidra”, y la cuantifica “en autopistas inexistentes, caminos sin pavimentar, industrias inviables, escuelas sin pupitres ni libros. Es el desperdicio de 100 mil niños aprendiendo a ser rateros o ‘cleferos’”. Esa es la cruda realidad que atestigua, una vez más, la compra de otro avión en 7 millones de dólares para el Vice y los ministros. Como todas las compras sin licitación, a título de que son mayoría y pueden hacerlo, como en efecto lo hacen.
Pero nadie dice nada, es como si la gente estuviera adormecida…
Cierto, nadie protesta por estas y otras malandanzas del régimen, pero aquí vale el pensamiento de Confucio, autor primigenio de la frase, “no importa el color del gato, lo que importa es que cace ratones”. Y aquí lo que importa es que Morales baje en las encuestas, no solo por la corrupción y otras ilegalidades de su gestión, sino porque la oposición política presente a la ciudadanía otra forma de gobernar en democracia.
Si es así, ¿cómo y con qué cree usted que el gobierno va a maquillar en el tiempo electoral que se avecina?
Pues con más mentiras e imposturas, al punto de desfigurar valores de la democracia como alternabilidad en el poder, respeto a la independencia de poderes para terminar con la subordinación del Poder Judicial al poder político; respeto a los Derechos Humanos y a la representación de las minorías políticas y étnicas, valores hoy desfigurados por el continuismo del autócrata ‘jefazo’ Evo Morales y compañía.
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