Con la llegada de las fiestas de fin de año, el señor presidente ha considerado que los bolivianos tenemos muchos motivos para festejar. Y entre esos motivos ha mencionado aquellos que señala como los mayores logros de su gestión en el año que se va: el ingreso de Bolivia a la era espacial con el lanzamiento del satélite comunicacional Túpac Katari, el acceso a la era industrial con el procesamiento de los recursos naturales y, asimismo, conseguir que por una ruta del país se dispute esa importante competencia internacional, que es el rally Dakar.
Casi al mismo tiempo de conocerse la declaración presidencial, quedaba nuevamente en suspenso, porque “tocó la hora del almuerzo”, la audiencia judicial número 85 que debía definir la extinción del proceso iniciado por el Ministerio Público y YPFB contra el ex dirigente cívico de Villa Montes, Felipe Moza, que con tal motivo pasó su sexta Navidad consecutiva tras las rejas en el penal de San Pedro. Moza, acusado de haber participado en el atentado a un gasoducto en 2008, ha cumplido cinco años de ‘detención preventiva’ cuando el ordenamiento jurídico nacional prevé que tal condición no puede extenderse por más de tres años mientras se tiene informado que el fiscal que atiende el caso lleva nueve meses sin concurrir a las audiencias.
Por obvias razones, Moza es un ciudadano boliviano que no tiene ningún motivo para festejar, como tampoco los encarcelados y perseguidos por el burdo y enmarañado ‘caso terrorismo’, ni la familia del ingeniero José María Bakovic, que falleció en octubre por causa de un infarto cuando hacía frente a uno de los más de 70 procesos judiciales abiertos en su contra por el Gobierno.
Igualmente, la congoja impide cualquier celebración a los familiares de los 33 reclusos, casi todos sin recibir sentencia, que perdieron la vida en la espantosa matanza ocurrida en Palmasola. O a los de aquellos infortunados pasajeros que murieron calcinados en el aeropuerto de Riberalta, donde la carencia de equipamiento mínimo impidió rescatarlos del avión que estalló en llamas durante una accidentada operación de aterrizaje.
Del mismo modo, ¿cómo pueden festejar por estas fechas allegados a las víctimas de los horrorosos linchamientos ejecutados a nombre de la ‘justicia comunitaria?
Cuando en el país pasan también, entre otras, cosas tan dramáticas y dolorosas como las descritas, son muchos los bolivianos que tienen motivos para llorar por sus desventuras y sufrimiento que demandan al menos una pizca de pena y solidaridad
Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero
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